Sybilla, 2,5 millones para el resurgir de una histórica de la moda
22 ene 2016 - 04:40
De la época de la Movida Madrileña, cuando España creyó en la modernidad y quiso hacer borrón y cuenta nueva con el Franquismo, uno de los nombres que más sobresalió fue el de Sybilla. La diseñadora de origen neoyorkino y afincada en Madrid fue la que alcanzó las cotas más altas en el ámbito de la moda, recibiendo alabanzas por parte de la crítica extranjera, que llegó a encumbrarla como el primer aire fresco de la moda española desde Balenciaga.
Otros diseñadores que destacaron en aquella época, como Agatha Ruiz de la Prada, Adolfo Domínguez o Jesús del Pozo, siguieron trazando sus sendas empresariales, pero de Sybilla hubo un momento en el que se dejó de hablar. La diseñadora emprendió en los noventa un retiro en Mallorca y cedió la gestión de su negocio. Hasta 2014. La diseñadora rompió entonces con sus antiguos socios, Martín Varsavsky y Miguel Salís, para retomar el control de sus marcas, Sybilla y Jocomomola, e inició una nueva etapa.
Con una inversión inicial de 2,5 millones de euros, la marca retoma ahora el rumbo bajo la misma sociedad de siempre, Programas Exteriores, en concurso desde 2009. En 2013, el 62% de los acreedores aprobaron el convenio en un acuerdo que más tarde obtuvo el visto bueno del juez.
“He tardado años en recuperar el control de la empresa”, asegura Sybilla Sorondo. “Arrancamos la compañía con un agujero importante del concurso y eso hizo que tuviéramos que medir muy bien nuestras fuerzas y empezar a facturar cuanto antes”, explica. La diseñadora se ha aliado ahora con nuevos socios, entre los que se encuentran Cibrán Vázquez, con quien retomó las riendas de sus enseñas de moda e impulsó la fundación Fabrics for Freedom.
Tras ser aclamada en los ochenta, la diseñadora emprendió en los noventa un retiro en Mallorca y cedió la gestión de su negocio
A cierre de 2014, el capital de Programas Exteriores estaba en manos de Maida (37,2%), Son Rullán Inversiones (37,5%), Hispaconsult (2%), Cibrán Vázquez (2%), Sybilla (4,31%) y Maite Arango (2%).
Programas Exteriores cerró 2014 con una cifra de negocio de 1,3 millones de euros, un 13% más que en el año anterior, cuando situó sus ventas en 1,15 millones de euros, según consta en el Registro Mercantil. La empresa concluyó el ejercicio con un resultado neto de 115.481,5 euros, frente a las ganancias netas de 31.292,1 euros de un año atrás.
Sybilla obtiene el 60% de sus ingresos de Japón, que continúa siendo su principal mercado. La empresa lleva años trabajando con su socio local Itokin, con el que recientemente ha renovado su acuerdo para cinco años más. La diseñadora ha recibido el Premio Nacional al Diseño de Moda 2015, dotado con 30.000 euros, que ha asegurado que destinará “a pagar sueldos”.
La empresa contempla concluir su plan de negocio en los próximos meses. En la nueva estrategia, la compañía prevé un crecimiento anual de en torno al 40%. Por ahora, Sybilla cuenta con una plantilla de 37 personas y ha empezado a desarrollar su actividad a través de las licencias. La diseñadora ha creado ya una colección con Nani Marquina y estudia nuevas colaboraciones para la elaboración de velas, joyas o baldosas.
Los ‘pop-up store’ en el eje de la estrategia
El regreso de Sybilla no ha sido por la pasarela, como cuando empezó, sino a través de pop-up stores. La diseñadora explica que desde que se planteó su retorno soñó en hacerlo a través de esta fórmula. “Es el formato que más me gusta, aparecer y desaparecer, ir de ciudad en ciudad como un circo o un músico de gira”, asegura.
A lo largo de este primer año, la compañía ha abierto establecimientos efímeros en Madrid, Palma de Mallorca, Barcelona y Nueva York. La empresa mantendrá el sistema de los pop-up stores en 2016 ampliando su radio de actuación hacia Estados Unidos (Los Ángeles), Asia, Europa y Latinoamérica.
La diseñadora ha recibido el Premio Nacional al Diseño de Moda 2015, dotado con 30.000 euros, que destinará “a pagar sueldos”
Por el momento, Sybilla no planea poner en marcha un establecimiento permanente, aunque no lo descarta para más adelante. “La tienda de Nueva York funcionó muy bien y puede que sea donde más me gustaría, pero quizás elegiremos una ciudad de provincias española para empezar, fuera del circuito internacional”, explica.
En paralelo a la estrategia de retail, la compañía ha empezado a comercializar sus colecciones a través del canal multimarca. Por el momento, las prendas de Sybilla se distribuyen en puntos de venta en Estados Unidos, Italia y Alemania, además de en Shanghái y Tokio, mientras ultima la entrada en Taiwán de la mano de su socio japonés.
Búsqueda de nuevos socios y accionistas
Tras arrancar el negocio, Sybilla busca un nuevo director general y nuevos accionistas para reforzar la estructura y la continuidad del proyecto. Vázquez abandonó la gestión diaria de la empresa el pasado septiembre para incorporarse a Zara y le sucedió en el cargo Rafael Abitbol, ex director de Hoss Intropia. No obstante, la compañía sigue inmersa en la búsqueda de un nuevo gestor porque Abitbol pasará a ser consejero.
El regreso de Sybilla no ha sido por la pasarela, como cuando empezó, sino a través de ‘pop-up stores’
Por otro lado, la empresa también ultima la apertura de su capital para dar entrada a nuevos accionistas durante los próximos meses, el primero de los cuales será Abitbol, que ha firmado una opción de compra sobre parte del capital.
Un salto adelante sin red
Sybilla valora este primer año de vuelta al negocio de la moda como “un salto adelante y sin red”. “Todos me advirtieron que el mundo de la moda había cambiado, que no había ninguna oportunidad si no se tenía financiación detrás, que la prensa hoy estaba comprada, las clientas empachadas y los multimarca en crisis”, explica.
“No me lo pintaron muy bien, pero aun así decidimos intentarlo”. En plena era del fast fashion, la diseñadora considera que el trabajo del autor tiene más relevancia que nunca. La creadora asegura que “la democratización de la moda” ha sido positiva para los diseñadores, por los desafíos que les ha planteado.
“La moda hoy es un gran negocio, no es bueno ni es malo, es distinto; el juego es otro, y la creatividad hay que usarla en muchas otras cosas, además de en formas y colores”, subraya.