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Texlimca, ante el reto de la nueva Ley de Residuos para avanzar en reciclaje textil

La empresa, especializada en la recogida, clasificación y reciclaje de productos textiles, opera con contenedores en varias localidades españolas y portuguesas.

C. Juárez

27 may 2022 - 04:51

Texlimca, ante el reto de la nueva Ley de Residuos para avanzar en reciclaje textil

 

 

Texlimca, en busca de la circularidad. En España se recoge anualmente cerca de 120.000 toneladas al año de residuos textiles. Texlimca es una de las compañías especializadas en su recogida, clasificación y, en última instancia, reciclaje. La empresa se encuentra ahora en un punto de inflexión después de que la nueva Ley de Residuos incluyera un anexo que obliga a que, como mínimo, el 50% de la recogida de residuos deberá ser objeto de contratación reservada a Empresas de Inserción y Centros Especiales de Empleo de iniciativa social autorizados.

 

La empresa dio sus primeros pasos tras la Guerra Civil Española de la mano del matrimonio formado por Pedro Martínez Cano y Dolores Motilla Blasco. La actividad de la compañía entonces consistía ir casa por casa e intercambiar productos textiles a cambio de menaje como vasos, platos o cubiertos.

 

“Como los tejidos textiles de la época eran monomateriales, era más fácil su reciclaje”, explica Pedro Andrés Oliver, director general de la empresa. Con estos residuos, la compañía fabricaba papel reciclado. “Se picaba el cáñamo y el yute de las alpargatas para reforzar la pasta de papel”, asegura Andrés.

 

En 1963, la empresa comenzó a producir trapos de limpieza utilizando como materia prima los excedentes de la ropa usada en los países nórdicos y, en 1973, la segunda generación de la familia fundadora constituyó la sociedad Textiles Limpieza y Cabos de Algodón (Texlimca).

 

 

 

 

La empresa empezó a clasificar los residuos textiles en los años sesenta, “cuando comenzó el prêt-à-porter”, detalla Andrés. “Antes no había tanta ropa en las casas, sólo la del trabajo para el día a día la de los domingos”, apunta.

 

“El concepto de reciclaje siempre ha sido tabú, porque se consideraba un subproducto de la industria textil y ni a los confeccionistas ni hiladores les interesaba eso”, argumenta Andrés, que también es presidente de la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (Asirtex). El directivo también cuenta con parte del capital de la empresa después de que en 1992 se incorporara al accionariado parte de la cúpula.

 

Actualmente, Texlimca cuenta con cuatro líneas de negocio: la recogida, clasificación y venta de ropa a terceros; la producción de tejidos nuevos; la fabricación de trapos y el reciclaje de stocks y uniformes de empresas.

 

La empresa, que tiene su sede en la localidad valenciana de Alzira, instaló en 2002 los primeros contenedores de recogida de residuos textiles, y en 2007 dio el salto a Portugal. En 2013, la empresa abrió delegación en Galicia y puso en marcha un centro de clasificación en Lugo. Textilmca es proveedor de empresas como Ford, Opel o Iberia.

 

 

 

 

Actualmente, la empresa cuenta con acuerdos con varios municipios españoles para instalar contenedores para la recogida de textiles. Tras la implantación, que se otorga mediante concurso público, Texlimca recoge los residuos tres veces por semana. “Algo que cuesta dinero”, puntualiza Andrés.

 

El directivo, de hecho, se muestra crítico con la nueva Ley de Residuos, ya que incluye un anexo que indica que, como mínimo, el 50% de las recogidas textiles las tiene que realizar empresas de iniciativa social, como Aeres o Moda Re, lo que provoca que muchas localidades les otorguen la exclusividad de la recogida. “Que luego vende en sus establecimientos”, añade Andrés, “No es justo porque Texlimca vende el kilo de ropa clasificada a dos euros y este tipo de empresa una camisa a tres euros”, apunta. El directivo estima que el 60% de los residuos textiles acaban en manos de empresas como Aeres o Moda Re.

 

Para el futuro, Andrés pide que la legislación mire también por las empresas mercantiles de recogida y clasificación de residuos. “Legislar es algo más que estar sentado”, apunta. La facturación global de la empresa asciende a cerca de 4,5 millones de euros al año. “Nosotros sólo somos los intermediarios, nos pasa como a los agricultores, lamentablemente el que gana dinero es el que viene después en la cadena”, se lamenta Andrés.

 

El reto del sector también pasa por desarrollar aún más el reciclaje, “porque por mucho que se hable, no está extendido”, declara Andrés. “Todas las grandes empresas se han subido al carro del reciclaje en los últimos años, y están en busca de la creación de un Scrap que gestione, trace y de seguimiento a los residuos en España”, asegura.