
J. Tugores (UB): “No podemos estar más preparados, nunca hay dos crisis que sean iguales”
El catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona analiza la vertiente más económica de la pandemia, una crisis sanitaria que también trajo consigo shocks financieros en las economías globales.Las crisis nunca son iguales.


3 mar 2025 - 05:00
Ciudades desiertas y tiendas llenas de ropa. Es el escenario que dejó en marzo de 2020 el Covid-19, una pandemia que supuso una disrupción sin precedentes para la economía mundial y que golpeó con particular dureza a la moda. ¿Cómo se ven, con la perspectiva del paso del tiempo, los meses en los que el mundo vio limitados sus movimientos y el contacto social como nunca antes para hacer frente al contagio del virus? Modaes aborda en este especial cómo se ha transformado el sector y qué lecciones dejó la pandemia del Covid-19.
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¿Qué tuvieron en común la crisis financiera de 2008 y la de la pandemia del Covid-19? ¿Y cómo cambió la respuesta europea en cada momento? ¿Qué define una guerra comercial y es intrínsicamente diferente a las dos anteriores crisis? Juan Tugores, economista y catedrático por la Universidad de Barcelona, analiza las consecuencias económicas de la pandemia, rememora algunos errores que se cometieron en 2008 y lanza alguna previsión para la próxima crisis que vendrá y que, asegura, es radicalmente diferente a las anteriores.
Pregunta: ¿El Covid dejó cambios duraderos en la economía o fue todo coyuntural?
Respuesta: Lamentablemente algunas de las lecciones más importantes las estamos olvidando rápidamente, en parte, por todo lo que ha pasado desde entonces, desde el conflicto en Ucrania, las disrupciones en el Mar Rojo o las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China y Rusia y la Unión Europea. Hace cinco años parecía que se acabaría el mundo y habría una nueva era después del Covid, pero ya no es así. Realmente la gran lección del Covid es que no podemos dar nada por supuesto, de alguna forma nos hizo ponernos de rodillas y reflexionar, pero a medida que se ha ido superando y han ido surgiendo otros problemas, todo ha quedado atrás. No hemos hecho una reflexión suficientemente profunda ni aprendido a generar mecanismos de resiliencia por si volviera a ocurrir.
P.: ¿Y no ha permanecido ningún cambio?
R.: Algunos legados sí que todavía quedan. La mayor parte de los países incurrieron en grandes endeudamientos, y es una tendencia que seguimos aumentando. Pero la otra gran lección, que debería haber sido aprender que los virus no piden permiso para cruzar fronteras, tampoco la hemos aprendido, ya que ahora más que nunca estamos debatiendo sobre la imposición de aranceles. Aunque en cierta manera, el principio de la distribución de vacunas o el entendimiento de la salud pública como un bien global, parece que sí que se ha quedado anclado en el imaginario. Pero igual sólo lo parece…
“Hace cinco años parecía que se acabaría el mundo y habría una nueva era después del Covid, pero ya no es así”
P.: ¿Se perdieron oportunidades de crecimiento?
R.: La pandemia fue un shock que hizo que nos lanzáramos a tomar medidas conjuntas que antes nos hubieran parecido impensables. Por ejemplo, que la Unión Europea emitiera deuda pública confederal respaldada por todos los países de forma conjunta, y no únicamente por algunos miembros, o que la respuesta financiera fuera de carácter expansivo, no cómo durante la crisis financiera de 2008 y 2009. Al final, la Unión Europea quería evitar las críticas que recibió entonces, y sí que contestó a la crisis de una manera más europeísta y unitaria. Como europeos, hemos avanzado, de forma tímida e incompleta, pero sí que hemos avanzado.
P.: En su momento, el país más crítico con este tipo de medidas fue Alemania…
R.: La respuesta de Alemania ha sido radicalmente diferente, pero también la de otros países. En 2010 se criticó que desde la Unión Europea se obligara a implementar políticas de austeridad tan pronto, lo que complicó la salida definitiva de la crisis. Tras la pandemia, sin embargo, la respuesta ha sido diferente, y Bruselas ha permitido cosas que no habría aprobado en 2008 o 2009. Pero ahora nos enfrentamos al caso contrario, ya que con toda la deuda el problema pasa ahora por deshacer el camino y necesitamos de nuevas reglas fiscales que nos permitan recuperar la estabilidad presupuestaria.
P.: ¿Estamos ahora más preparados para afrontar una crisis similar?
R.: No podemos estar más preparados, porque nunca hay dos crisis que sean iguales. Una guerra comercial es conceptualmente diferente a una crisis sanitaria o financiera. Lo que sí estamos notando es que, tanto en 2008 como durante la pandemia, la idea de base era que, a problemas globales, soluciones globales. Pero en la crisis que estamos viviendo ahora, esta idea no sirve, cada país hace la guerra por su cuenta.
“Con toda la deuda el problema pasa ahora por deshacer el camino y necesitamos de nuevas reglas fiscales”
P.: ¿El entorno actual presenta oportunidades de crecimiento para Europa?
R.: El crecimiento europeo depende única y exclusivamente de nosotros mismos. Es verdad que el entorno puede ayudar o no, pero ya lo explicó Draghi en su informe, el principal problema de la Unión Europea somos nosotros mismos, es el hecho de que no estamos aprovechando el mercado único ni la integración europea. Estamos ocupados, en su lugar, intentando resolver nuestra dependencia crónica con el exterior, nos hicimos demasiado dependientes de otros países, y hemos visto las fragilidades de todo este sistema. Pero luego también están los problemas internos, tenemos un déficit de productividad y de innovación respecto a Estados Unidos y China, que es la razón por la que nos estamos quedando relegados. La Unión Europea ha prometido menos burocracia y más flexibilidad, pero todavía no se ve en medidas concretas, y esta parte depende sólo de nosotros y de que hagamos los deberes.
P.: ¿Estamos dejando atrás un sistema unipolar en favor de uno multipolar?
R.: Si hablamos de que estamos dejando atrás un mundo policéntrico, en el que Estados Unidos ya no es la única potencia hegemónica, y cada vez otros países como China o incluso Rusia, quizás no en términos económicos, pero sí militares, tienen más peso, sí. Vamos hacia un mundo en el que la pugna por la hegemonía es cada vez más descarnada. Pero la diferencia es que China está tejiendo una red de alianzas, principalmente con los bricks, de forma silenciosa, mientras que entre las economías tradicionales la tendencia predominante es enfrentarnos cada vez más entre nosotros. El bloque occidental lo estamos debilitando los propios occidentales.
“Vamos hacia un mundo en el que la pugna por la hegemonía es cada vez más descarnada”
P.: ¿Hubo una tendencia a la concentración empresarial durante la pandemia?
R.: Los momentos difíciles suelen servir para que las grandes empresas absorban los restos de las pequeñas, es una tendencia que se ha dado a nivel internacional. Pero es cierto que en algunos países ha habido más apoyo a las pymes, que no dejan de ser una fuente de innovación y creatividad, para evitar que esto ocurriera.
P.: ¿Por qué la concentración se produjo en el mundo y no en España?
R.: En España aún queda mucho por hacer, no tenemos la misma concentración empresarial que en otros países, es cierto, pero también debemos plantearnos si hemos glorificado el concepto de dimensión empresarial. No podemos poner en un altar el tamaño de las empresas, a expensas de maltratar a las pymes con burocracia e impagos. Es importante tener empresas con músculo, pero también hay que aprender a sacar partido a las pequeñas y medianas empresas, y esta es una asignatura en la que seguimos suspendiendo.