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Paul Marchant, hacer de la crisis virtud

Marchant tomó las riendas de Primark como consejero delegado en septiembre de 2009 y al frente de la compañía ha vivido grandes crisis con diferentes resultados: la Gran Recesión y la pandemia.

Paul Marchant, hacer de la crisis virtud
Paul Marchant, hacer de la crisis virtud
Marchant tomó las riendas de Primark como consejero delegado en septiembre de 2009.

Iria P. Gestal

18 oct 2022 - 05:00

Tomó el relevo del fundador de Primark, Arthur Ryan, justo un año después de la quiebra de Lehman Brothers, y aprovechó la crisis para colar la marca en los armarios de los consumidores de media Europa.

 

 

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Paul Marchant nació en Reino Unido en 1968, aunque hace más de una década que vive en la vecina Irlanda. El directivo comenzó su carrera en compras en una compañía de moda masculina antes de incorporarse en 1996 a Debenhams. Tras pasar por otros dos pesos pesados del retail británico, River Island y Topshop (donde trabajó para la marca de moda masculina, Topman), regresó al grupo de grandes almacenes, donde con sólo 29 años logró el cargo de director de compras. Su siguiente gran salto llegó en 2005 de la mano de New Look, donde fue director de operaciones.

 

En New Look vivió en primera persona el avance imparable de Primark, que arrebataba cuota a pasos agigantados a los retailers tradicionales de Reino Unido, entonces su único mercado internacional. Entonces llegó una llamada inesperada: era Arthur Ryan, quien había lideradoel gigante del low cost desde que este tenía sólo una tienda en Dublín. El empresario tenía en aquel momento 74 años y estaba preparando su relevo.

 

Ryan y Marchant comparten unos orígenes comunes: sin formación reglada en el sector y trabajando como compradores, siempre cercanos al producto. El reto del recién llegado pasaba por ampliar la oferta de Primark (si perder su apuesta por su bestseller, los básicos) e impulsar la expansión de un retailer que entonces sumaba sólo 187 tiendas y que apenas daba su primeros pasos en el continente europeo. Aunque su mayor obsesión era darle personalidad a una compañía que era ya exitosa, pero que muchos percibían como un supermercado de ropa a precios bajos. El reto era crear una marca de moda.

 

 

 

 

Tras un breve periodo de transición como director de operaciones, Marchant tomó las riendas de Primark como consejero delegado en septiembre de 2009. Con el permiso de Fast Retailing y Bestseller, pilotados ambos por sus propietarios, Marchant es el único primer ejecutivo de los grandes grupos de distribución de moda que se mantiene en el cargo desde entonces.

 

Pocos han logrado además darle un salto comparable al negocio. En 2009, Primark acababa de superar la barrera de los 2.000 millones de libras en ventas y estaba abriendo sus primeras tiendas en Países Bajos, Alemania y Portugal (en España había entrado dos años antes). En 2019, diez años más tarde, la empresa facturaba 7.792 millones de libras y tenía 373 establecimientos en doce países.

 

En Primark ha vivido dos grandes crisis con diferentes resultados: la Gran Recesión, que fue un catalizador para el negocio gracias a su modelo de precios bajos, y la pandemia, a la que la cadena fue especialmente vulnerable porque no tiene canal online. En las escasísimas entrevistas a lo largo de su carrera, si hay algo en lo que Marchant siempre ha sido contundente es en su resistencia al ecommerce, que, defiende, no permitiría mantener los amazing prices de los que presume Primark en su lema. Por el camino, Marchant también ha hecho frente al Brexit, que puso en jaque el que continúa siendo el mayor mercado para la empresa.

 

 

 

 

De trato afable y cercano (dicen que en las oficinas de Primark dejaron de usarse los tratamientos de cortesía “mister” y “misses” a su llegada), Marchant está casado y tiene dos hijos: Riley, de 21 años, y Amelie, de 17. En una entrevista al diario irlandés The Independent, una de las pocas ocasiones en las que habló de su vida privada, confesó que su mayor hobbie era ir de compras (“me pasaría cada minuto de cada día paseando en las tiendas”, aseguró), aunque también es fan del fútbol y siente los colores del histórico equipo Charlton Athletic, que milita en la tercera división de la liga inglesa.

 

A las puertas de una nueva crisis de poder adquisitivo que podría suponer, igual que en 2009, un empujón para la cadena, Marchant se enfrenta también a una gran disyuntiva que podría definir los próximos años de la empresa: cómo convencer al público, los accionistas y las instituciones de que el rey de los precios bajos puede emprender la transición sostenible al tiempo que compite con Shein, un nuevo operador que, por primera vez, amenaza con comerle el terreno desde abajo y que, al menos por el momento, no parece tan interesado en la sostenibilidad.