Opinión

1.67, se me quedará grabado

1.67, se me quedará grabado

Lluís Miracle

14 ene 2025

1.67, desde mis tiempos de estudiante de bachillerato no sacaba una nota tan baja (malditas las disoluciones acuosas de las aminas). 1.67 en una prueba de uso y adopción de Inteligencia Artificial en mi día a día personal y profesional.

 

Y eso que he dedicado semanas, días, horas y horas en los últimos meses a descubrir, conocer, aprender y practicar con las diferentes herramientas que van apareciendo. Ni siquiera el comparativo con la media, que apenas superaba el 2 logró aliviar ese “vaya desastre” que resonaba en mi neurona del conocimiento.

 

Como profesional senior en retail y en moda, me enfrento día sí y día también a diferentes desafíos, no solo con los aspectos habituales del negocio de consultoría y formación. Hoy, para mí y para muchos profesionales del sector, el aprendizaje continuo no es una opción, es una necesidad vital viendo el ritmo acelerado que exigen consumidores, mercados y marcas.

 

En este momento, el gran desafío tanto personal como profesional es la necesidad de mantenerse actualizado en múltiples campos y tecnologías que evolucionan a velocidad vertiginosa, entre ellos la Inteligencia Artificial. Por eso ese 1.67 dolió.

 

 

 

 

El ritmo del cambio tecnológico (como hemos señalado desde los primeros posts de este blog) puede ser abrumador, y con el desarrollo de la Inteligencia Artificial aún más. Apenas terminamos de implementar algo transformador, y ya aparecen tres nuevas tecnologías prometiendo revolucionar el sector. Lo que hoy es innovador y rompedor, la próxima semana podría quedar obsoleto.

 

Entiendo que la clave para sobrevivir a este ritmo frenético no es adoptar cada nueva tecnología que aparece, sino desarrollar un marco de evaluación que nos permita identificar qué innovaciones realmente aportarán valor a nuestros negocios. Y pensar, pensar mucho para elegir el camino adecuado.

 

Hoy ya no basta con dominar las técnicas tradicionales de gestión de retail y sus múltiples áreas de aplicación y procesos; ahora necesitamos entender cómo el machine learning puede predecir qué prendas rotarán mejor en cada tienda, cómo el procesamiento de lenguaje natural puede revolucionar la atención al cliente en nuestros canales digitales, o cómo el análisis predictivo puede ayudarnos a optimizar los niveles de stock por talla y color en cada punto de venta.

 

La Inteligencia Artificial está transformando desde el diseño de colecciones hasta la logística de última milla, y debemos ser capaces de identificar dónde y cómo aplicarla para crear valor real. A nuestras tareas habituales ahora se suma la necesidad de alimentar algoritmos, entrenar modelos, calibrar resultados, implementar soluciones y gestionar todo este ciclo de manera constante y eficaz.

 

 

 

 

No hay vuelta atrás: o aprendemos a integrar estas herramientas en nuestra operativa diaria, o corremos el riesgo de quedarnos obsoletos en un sector que ya opera a velocidad vertiginosa. Y de nuevo pensar, pensar mucho. Hace unos días leí un artículo en Business Insider que estimaba que “en 2025, la Inteligencia Artificial tendrá un impacto aún más profundo en la sociedad y las industrias”.

 

Sin embargo, según un estudio reciente de Randstad, “su adopción ni es masiva ni acelerada en las empresas”. ¿Cómo puede ser que, en un mundo donde la Inteligencia Artificial promete revolucionar cada aspecto de nuestro trabajo, estemos  avanzando tan lentamente en su adopción? La respuesta, como suele ocurrir, no es sencilla.

 

Por un lado, nos enfrentamos a una avalancha de promesas estandarizadas que leemos y vemos en los múltiples canales de contenido generado: personalización de la experiencia del cliente, automatización de procesos rutinarios, análisis predictivo de tendencias, eficiencia, productividad y sobre todo ahorro de tiempo (un tema del que hablaremos más adelante). 

 

Por otro lado, al intentar comprender y formarme en cómo se podría aplicar la Inteligencia Artificial al retail o a nuestro sector me aparecieron la anticipación de la demanda integrando variables que antes procesábamos por separado: desde previsiones meteorológicas que afectan la rotación de la colección, hasta el impacto de campañas en redes sociales o eventos locales que modifican el tráfico en tienda, patrones de comportamiento en tiempo real, redistribuciones de stock entre tiendas basadas en la demanda actual y futura.

 

 

 

 

Podemos desarrollar algoritmos de pricing que ajusten márgenes en tiempo real según la demanda, sistemas de visual merchandising que recomienden cambios en el diseño de la tienda basándose en el análisis del recorrido del cliente. Y los chatbots especializados en moda, que resolverían dudas sobre tallas y disponibilidad, permitiendo que los equipos se concentren en ofrecer una experiencia de compra más personalizada y emocional.

 

Por no hablar de operativas diarias más simples y tareas diarias y recurrentes. Hay tal cantidad de opciones y variables que existe una sensación de “Fomo” (miedo a estar ausente por sus siglas en inglés) y de sobrecarga constante y obsolescencia diaria de herramientas, soluciones y tecnologías, lo que genera dudas razonables sobre qué camino elegir. 

 

Hasta aquí las teóricas y efímeras maravillas de los algoritmos y sus herramientas, pero como ya hemos comentado en posts anteriores, cada vez que hablamos de tecnología siento que falta algo crucial: el factor humano. Es lo que nos hace especiales en muchos aspectos, lo que nos da poder y marca la diferencia en la toma de decisiones.

 

 

 

 

La Inteligencia Artificial debería ser una herramienta que potencie nuestra capacidad de toma de decisiones estratégicas, no reemplazarla. Siempre ha sido y seguirá siendo fundamental utilizar las mejores herramientas de recopilación y análisis de datos como base para el crecimiento y la sostenibilidad de nuestro negocio, pero no deben convertirse en un fin en sí mismas.

 

Esto cobra aún más relevancia en nuestro sector, donde los datos clave para una empresa de moda abarcan patrones de compra, opiniones de los clientes, tendencias de mercado, datos demográficos, historial de ventas y comportamiento en redes sociales, entre muchos otros aspectos del retail.

 

 

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Sin embargo, existe un riesgo real de que un exceso de análisis nos conduzca a un negocio cada vez más deshumanizado, donde los números eclipsen la esencia creativa y emocional que caracteriza a la moda.

 

La Inteligencia Artificial puede analizar millones de datos para identificar tendencias, pero ¿puede capturar la esencia de lo que hace que una prenda sea especial? ¿puede entender verdaderamente el componente emocional de la moda?

 

Por más avanzada que sea, la tecnología aún tiene limitaciones para interpretar aquello que va más allá de los números: la creatividad, la intuición y la emoción que hacen que una prenda no solo sea ropa, sino una expresión personal y cultural.

 

 

 

 

Aquí es donde surge la verdadera paradoja del tiempo: si la Inteligencia Artificial puede automatizar tantas tareas, ¿qué hacemos realmente con las horas”liberadas”? Diversos estudios indican que la Inteligencia Artificial podría liberar entre un 20% y un 30% de nuestro tiempo laboral. Pero seamos honestos: ¿cuántas organizaciones tienen un plan concreto para aprovechar ese tiempo extra?

 

La mayoría de los directivos hemos sido formados para gestionar operaciones, resolver problemas del día a día y optimizar procesos. Sin embargo, ¿cuántos estamos preparados para transformar ese tiempo ganado en pensamiento estratégico de calidad?

 

Aparecen recurrentemente noticias sobre reducciones de costes y plantillas gracias a la implantación de la Inteligencia Artificial, pero rara vez se habla de cómo revertir ese ahorro de tiempo de coste a verdadero valor estratégico para la empresa y no sólo a coste.

 

La realidad es que existe un riesgo muy concreto: ese tiempo que supuestamente liberamos con la automatización podría terminar consumido por más procesos, más informes y más métricas, simplemente porque es lo que conocemos y nos resulta cómodo.

 

La verdadera paradoja es que podríamos acabar usando la Inteligencia Artificial para hacer más de lo mismo, en lugar de aprovecharla para generar un cambio real y transformador.

 

 

 

 

El verdadero desafío no solo radica en implementar tecnología, sino en transformar y evolucionar nuestras habilidades como líderes. Lo mencionaba recientemente Franz Heukamp, decano del Iese, en un podcast sobre Inteligencia Artificial: “Los nuevos líderes deben ser adaptables, estratégicos, capaces de integrar tecnologías emergentes y desarrollar habilidades diferentes”.

 

Esto implica un cambio de mentalidad profundo, tanto a nivel individual como organizacional. No se trata solo de liberar tiempo, sino de estar preparados para utilizarlo de forma estratégica y con verdadero propósito.

 

Mi 1.67 en adopción de Inteligencia Artificial fue un buen palo, lo reconozco, pero también una oportunidad de reflexionar. No se trata de incorporar tecnología por impulso o por seguir tendencias, sino de hacerlo de manera inteligente y gradual. El futuro del retail y la moda no consiste en ser un negocio gobernado solo por datos, sino en utilizar la tecnología para potenciar aquello que siempre ha hecho grande a esta industria: la creatividad, la emoción y la conexión humana. Debemos garantizar que la tecnología esté al servicio de nuestros objetivos empresariales y humanos, y no que estos se adapten a ella.

 

Finalmente comprendí el 1.67. Aunque estoy decidido a aprender, conocer, dominar, formar y aplicar estas herramientas para su aplicación al Retail, sé que no puedo (y en ocasiones no quiero) dejar que la tecnología me controle por completo. Como en todo en la vida, el equilibrio es clave. Eso sí, en la próxima… ¡saco mejor nota!

 

 

Lluís Miracle

Lluís Miracle

Lluís Miracle es un apasionado del retail y de todas las disciplinas que engloba. El directivo desarrolló su carrera profesional en el mundo del deporte, la moda, la publicidad y la consultoría, trabajando para marcas con Decathlon, Intersport, Nike Swim, VF Corporation o BBVA. Formador en estrategias omnicanal e internacionalización, actualmente colabora con diversas consultoras de estrategia y transformación digital para marcas de moda y retail.