15 dic 2024
Después de más de veinte años de trayectoria profesional tengo la suerte de decir que he podido conocer a Isak Andic, que ayer nos dejó de forma repentina. Durante años, como periodista, seguí su trayectoria como mera espectadora de una figura que nunca se dejó conocer demasiado por la prensa. Sin embargo, durante dos años tuve la suerte de trabajar en la empresa que él fundó y de compartir con él reuniones serias y conversaciones informales.
Se le puede describir con palabras sencillas: como un persona brillante, trabajadora y humilde. Él mismo decía que lo más importante es el trabajo duro, cada día. Pero Isak Andic también fue un visionario y un luchador obstinado. Tuvo claro dónde quería llegar cuando fundó su empresa, tuvo claro que quería una tienda Mango en cada ciudad del mundo, tuvo claro que Mango debía diferenciarse, sobre todo, por la imagen, distanciándose de sus competidores. No es extraño que tantas personas relevantes mostraran ayer su admiración por este hombre hecho a sí mismo.
De trato cercano y amable, Isak Andic era un hombre acogedor y abierto, acostumbrado a recibir a amigos y al equipo de Mango en su propia casa y a invitar a diferentes personas a su despacho en la empresa. Buscaba a personas que le aportasen, que le hiciesen aprender, porque la mejora constante fue uno de los ejes de su vida. Otro factor por el que admirarle.
Como empresario, Isak Andic te daba carta blanca, aunque controlaba los movimientos. Quizás por eso nunca había llegado a separarse del todo de Mango, aunque decía estar felizmente jubilado. Ahora que Mango está en un momento dulce, él también lo estaba y había vuelto a ponerse encima de dos proyectos de crecimiento de la empresa, Teen y Home, animando a los equipos a acelerar las aperturas y a mejorar el producto.
Isak Andic te daba carta blanca, aunque controlaba los movimientos
Hace ya muchos años, un día recibí un Whatsapp suyo: me daba las gracias por el enfoque de un reportaje. Como buena periodista, guardé su número. Al cabo de los años, mientras tomaba un café en una cafetería cualquiera de Madrid, sonó mi teléfono y era él. Aquella conversación terminó cuando le dije que quería seguir remando con mi empresa, Modaes, y él me replicó con una frase suya que me ha acompañado desde entonces: “busca un buen equipo, ponle unas buenas velas a tu barco”.
Las velas eran para este hombre apasionado por el mar el equipo que le rodeaba, del que siempre buscaba la excelencia, pero al que siempre le daba estímulos para querer llegar más lejos. Sólo con esta visión, esta fortaleza y este ejemplo pudo construirse el gigante que hoy es Mango y que tantas personas admiramos desde dentro o fuera del sector. Es un legado enorme para el sector español de la moda.
Con Isak Andic se va una parte de la historia de la moda de España y un empresario que, de la nada, creó un referente internacional. Pero también se va lo que me gustaría definir con unas palabras aún más llanas que las del principio: una buena persona.
Desde una tristeza indescriptible con palabras, me quedo para mí los detalles que justifican esta última afirmación: les aseguro que no es exagerada, ni una forma habitual de vanagloriar a alguien que acaba de fallecer. Si preguntan, no será difícil que muchos más lo corroboren.
Gracias, Isak, por tu ejemplo.
Pilar Riaño
Pilar Riaño es la fundadora de Modaes. Lienciada en Periodismo por la Universidad Ramon Llull y MBA por Isem Fashion Business School-Universidad de Navarra, inició su carrera profesional en el diario Expasnión. En 2009 recibió el Premio de Periodismo Textil Pedro Morillo y en 2014 fue reconocida con el Premio Nacional de la Moda en la primera edición de los premios impulsados por el Ministerio de Industria. Forma parte del cuerpo docente de varias universidades españolas.
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