A.Caro (Bbfw): “En la industria nupcial no nos dedicamos sólo a las bodas, sino a la moda"
Barcelona Bridal Fashion Week regresará entre el 23 y el 27 de abril con un amplio programa de desfiles y expositores en su salón. La directora analiza la situación de la industria, que acusa la incertidumbre arancelaria de Trump.


Barcelona Bridal Fashion Week ultima los detalles de su próxima edición, que se celebrará entre los próximos 23 y 27 de abril en el recinto de Montjuïc de Fira de Barcelona. La cita, que acoge tanto salón profesional como desfiles de pasarela, apuesta por la internacionalización en una edición que contará con la participación de un 82% de firmas y empresas extranjeras, entre las que destaca el primer desfile nupcial de la diseñadora británica Vivienne Westwood. Dos grandes ausencias locales se anuncian, no obstante, en el calendario, que encaja la salida de las barcelonesas Rosa Clará y Pronovias. Además, el evento, que cuenta con amplia representación estadounidense, hará frente a la incertidumbre provocada por el anuncio de aranceles del presidente Donald Trump. A escasos días de que Barcelona Bridal Fashion Week suba de nuevo el telón, su directora, Albasarí Caro, hace balance de la situación del sector y descifra las claves de su visión. Para la directiva, “la novia es moda y la moda es novia”, dos conceptos que no se pueden (ni deben) entender por separado.
Pregunta: ¿Qué fotografía hace de la industria nupcial en el contexto actual?
Respuesta: Estamos en una montaña rusa motivada por el impacto de los anuncios de aranceles de Donald Trump. En general, hay una gran sensación de incertidumbre que siempre genera miedos, teorías, diferentes puntos de vista o predicciones. Todo va a reposicionarse como el movimiento de una placa tectónica. Hasta entonces, la incertidumbre acecha especialmente a marcas que venden a Estados Unidos y no saben lo que va a pasar con la colaboración. Pero también puede ser un momento de oportunidad para otras marcas, por ejemplo. Algunas empresas van a sufrir y otras encontrarán su hueco. Concretamente, las empresas y compradores estadounidenses con los que trabajamos tienen muchos recursos para manejar la situación. Cada uno encontrará su camino dentro de las restricciones y dentro del nuevo panorama.
P.: Las crisis se aceleran y cada vez hay que reaccionar más rápido. Para el sector, ¿será este un nuevo vuelco como la pandemia o la guerra de Ucrania?
R.: La situación es impredecible. Por ahora, todo son teorías. Esto seguirá así durante los próximos cuatro años de Trump. Es el new normal. Y vivir con incertidumbre forma parte de la existencia del ser humano. Afectará a las empresas y cada una lo afrontará de forma diferente.
P.: Y en el caso de Barcelona Bridal Fashion Week, ¿cómo puede afectar?
R.: Como salón tenemos una capilaridad bastante extensa, puesto que tenemos participación de muchísimos países de todos los continentes de muchísimos países, alrededor de cuarenta. Esa fluctuación que afecta a todo el mundo también puede suponer una oportunidad de buscar nuevos caminos para un salón como el nuestro. Trabajaremos en soluciones temporales o nos aliaremos con países que igual no tendrán aranceles tan altos, por ejemplo. Pero las alianzas con mercados históricos continuarán, aunque sea de forma más limitada durante un tiempo. Los compradores serán prudentes y cuidadosos por los riesgos de que los aranceles impliquen subidas de precios y bajadas de margen. Se trata de abordar un reposicionamiento. Nuestro sector, como cualquier otro, va a verse afectado.
“Los compradores serán prudentes y cuidadosos por los riesgos de que los aranceles impliquen subidas de precios y bajadas de margen”
P.:¿Los desafíos son aún más grandes en el caso de los sectores posicionados en nichos muy concretos?
R.: Siempre va a ser el caso. Por eso, aunque siempre hablamos de novia, el sector es realmente ceremonia, algo que abre muchas más opciones. En mi experiencia, muchas veces, algunas tiendas encuentran el verdadero margen con los diseños de fiesta o la venta cruzada y los accesorios. Tenemos que contemplar esa línea de negocio como posibilidad de apertura, tanto el salón como las empresas, que podrán abrir su abanico más allá de lo que trabajan de novia o invitada. Hablamos de red carpet u ocasiones especiales, por ejemplo. Es el mecanismo de diversificación más interesante que puede tener el bridal.
P.: La industria de la moda nupcial estadounidense ha exigido a Donald Trump que revise su propuesta de aranceles, ¿cómo valora esta unión histórica?
R.: El gran problema es la incertidumbre. Todo cambia cada pocas horas o días y hay miedo generalizado. La moda va a verse afectada de forma directa por el impacto de China y Vietnam. En Estados Unidos hay lobbies para todo, por lo que es normal que haya uniones para ejercer presiones. El sector bridal se está movilizando para hacer push, al igual que lo hacen otras industrias como la alimentación. Por el momento, navegaremos la situación y estudiaremos hacia dónde va.
P.: En el caso de los eventos, ¿estas novedades van a contribuir a la polarización de Nueva York y Barcelona como capitales de la moda nupcial?
R: Ahora mismo vemos un tándem que se mantiene. Tenemos marcas que muestran en Nueva York en octubre y en Barcelona en abril. Cualquier predicción que pueda hacer para el año que viene puede cambiar mucho de aquí a entonces. Para esta edición, todas las marcas confirmadas vendrán, no hay cambios de planes. El pescado ya está vendido. De cara a las ediciones de 2026, ni mis homólogas en Nueva York ni yo tenemos realmente una percepción real de lo que podrá ocurrir. En todo caso, tenemos afianzados muchísimos mercados y Barcelona siempre está en el punto de mira. Si llega a ocurrir la polarización, Barcelona tendrá unas cartas muy buenas para poder mantenerse y luchar por su vínculo con Estados Unidos u otros países. El mercado marcará las reglas del juego por sí mismo y expositores y compradores definirán las necesidades ante las que tenemos que responder.
“El sector bridal se está movilizando para hacer push, al igual que lo hacen otras industrias como la alimentación”
P.: ¿En qué punto de madurez están las relaciones con otros mercados?
R.: La suerte que tenemos es que somos un salón que se celebra desde hace treinta años y tenemos un network muy amplio en todos los países, tanto de marcas como de compradores. Tenemos vínculos en todos los mercados. Y si hay un mercado que nos falta por explorar, como era Australia, hemos trabajado para poder extender nuestros tentáculos y llegar a todo el mundo. Nuestro sector es muy nicho y los players nos conocemos mutuamente. Las cosas son tan fáciles como levantar el teléfono y tener una conversación. En mi rol de directora, actúo como vehículo para conectar a las dos partes, escuchando y haciendo matches entre la necesidad y la oportunidad.
P.: Con el consumo general a la baja, ¿qué impacto sufre la industria nupcial?
R.: En Europa la tasa de matrimonio ha bajado. En Asia y Oriente Próximo, en cambio, va muy bien. Es difícil generalizar la situación del consumo porque, según los mercados, siempre contemplamos ganadores y perdedores. Al final, todo fluctúa. En nuestra industria, tenemos que defender que la gente se sigue casando, aunque sea en formatos más civiles. La novia busca ahora vestidos que se transformen, que puedan aprovechar en otras ocasiones. Los diseños también amplían sus horizontes, con otros colores, siluetas de pantalón o más desenfadadas. La gente se sigue enamorando y celebrando, esto nunca para, incluso en tiempos de guerra. Las novias vendrán como tengan que venir en función de los tiempos que corren y nosotros, como salón, estaremos ahí para responder para las necesidades de cada momento. Hay que abrazar el cambio, todo es cíclico. Tenemos que escuchar a compradores y clientas finales. Aunque las bodas religiosas bajen, hay ahí otra novia que tenemos que identificar y acercarnos a ella.
P.: ¿Cómo se quita la etiqueta nicho y sectorial a la industria bridal para que sea reconocida como moda propiamente?
R.: Una de las claves de nuestra estrategia ha consistido en elevar el posicionamiento del salón con la participación de firmas de Alta Costura en una zona de showroom dedicada. Son marcas como Zuhair Murad, Elie Saab o Giambattista Valli, que en su origen no son prêt-à-porter sino Alta Costura. Este año, Ines Di Santo desfilará por primera vez, como marca de costura, en la pasarela del recinto. Isabel Sanchís, muy posicionada en fiesta y evento, también repetirá, al igual que Yolancris. En la Alta Costura de París, los desfiles siempre cierran con un gran diseño de novia, es el más importante y apreciado del show. Estas firmas buscan a la novia que está dispuesta a pagar lo que sea por vestirse en su boda de esa marca. Y otras firmas completan sus propuestas de novia con evento y alfombra roja. Son equilibrios a través de los que elevamos nuestra oferta de calidad, que no tiene que tratar únicamente la novia clásica. A veces, parece que el bridal y la moda están desligados, pero no son cosas distintas y esa es una de las misiones principales de este salón, presentar propuestas que se explayen en género, materiales, apliques, layering, contrates… Nuestro core business es el bridal, pero queremos hacer soñar. Y hay todo un mundo alrededor de la madrina y el eveningwear que potenciaremos en futuras ediciones porque nos está muy vinculado.
“Lo que hacemos en la industria nupcial es una parte fundamental de la moda y es un negocio que mueve mucho dinero”
P.: ¿Qué significa que las marcas de costura, que habitualmente no salen de París, presenten en Barcelona?
R.: Vienen, venden y ven muchas posibilidades de negocio y de imagen. Tenemos una relación muy cercana y no vendrían sin confianza ni sin resultados tan positivos. El mensaje que enviamos es que la novia es moda y la moda es novia. No estamos separados. Que estas maisons confíen en nosotros, nos da el sello para que se nos vea con esos ojos, es una realidad.
P.: Pero esta no es la imagen que muchos tienen desde fuera. ¿Cómo se cambia la percepción?
R.: Tienen que venir, ver desfiles y entender este negocio. Lo que hacemos en la industria nupcial es una parte fundamental de la moda y es un negocio que mueve mucho dinero. No nos dedicamos a las bodas, sino a la moda. Somos un salón que se centra específicamente en la moda, es lo que nos piden tanto marcas como compradores. En Barcelona se respira moda y se nos demanda una fashion week de este posicionamiento. El vestido de novia es el look de moda más elevado que llevan las mujeres en el momento más importante de sus vidas. Tenemos que romper la percepción histórica del bridal como nicho únicamente. Es un logro de Fira y de la ciudad de Barcelona, además, el haber conseguido que las firmas de costura que presentan una vez vuelvan con nosotros. Hemos logrado elevar el posicionamiento del salón.
P.: En este sentido, ¿ha sido fundamental apostar por una nueva ubicación exterior para los desfiles?
R.: Hemos apostado por arriesgar. Después de un gran debate, hemos decidido sacar por primera vez los desfiles de la caja negra para sorprender y hacer algo diferente, con luz natural y vistas al entorno privilegiado que tenemos. Lo hemos estudiado a fondo y saldrá muy bien, gracias a los fotógrafos y al equipo de iluminación.
P.: ¿En qué momento se encuentra la moda nupcial de caballero?
R.: Las marcas se están reposicionando. Las mujeres somos clientas especiales que buscamos la experiencia en tienda. Los hombres, en función del mercado, son menos coquetos. Los italianos pueden apostar por la sastrería, pero los españoles pueden responder al target de Massimo Dutti, por ejemplo. Nosotros seguimos apostando por el novio, pero es cierto que, dado el reposicionamiento general de esta parte del sector, contaremos con una oferta más limitada. Queremos seguir trabajando este eje para que los compradores vengan mentalizados para ver y apostar por firmas masculinas, porque la feria está muy orientada al segmento femenino en este momento.
P.: En esta edición, habrá dos grandes ausencias: Rosa Clará y Pronovias. ¿Cómo afecta esto al salón y cuáles son las perspectivas de futuro para las marcas nacionales?
R.: Estamos muy contentos con el salón que lanzamos este año. Hemos crecido y nuestro proyecto es dar la oportunidad a todas las marcas de aquí. Hay algunas marcas que, por su evolución estratégica, por su plan de negocio, deciden estar o no estar, pero las puertas siempre están abiertas. Siempre estamos en constante conversación, con ganas de que ellos tomen la decisión más adecuada para su momento y para su estrategia, sea estar dentro del salón o no. Por nuestra parte, nuestro ecosistema nos funciona muy bien y tenemos una oferta que podemos trabajar paralelamente a las marcas que ya están aquí. Para mí, lo importante es que Barcelona sigue siendo el epicentro de la moda bridal. Las ausencias también suponen una oportunidad para reinventar, evolucionar o incluir otras marcas, fomentando un efecto de incubadora para firmas pequeñas.