Nylstar activa la búsqueda de un inversor con una deuda de 25 millones de euros
La textil requiere una inversión inicial de entre 4,5 millones y 5 millones de euros sólo para volver a poner en marcha la empresa.
5 sep 2016 - 04:45
Nylstar intenta salir de otro callejón sin salida. La compañía textil catalana, una de las históricas del sector, ha activado este mes la búsqueda de un socio inversor con el apoyo de la Generalitat de Cataluña. Los dos grandes escollos a los que se enfrenta esta operación son la necesidad de entre 4,5 millones y 5 millones de euros sólo para reactivar la fábrica y una deuda de 25 millones de euros.
El grupo gerundense de hilatura, uno de los históricos de la industria textil en España, estuvo a un paso de echar el cierre a mediados de julio, después de que su propietario, el grupo Praedium, anunciara un expediente de regulación de empleo (ERE) sobre la práctica totalidad de la plantilla justo después de que concluyera un ERE temporal (Erte) que afectó a todos los trabajadores.
Finalmente, los representantes sindicales buscaron la intermediación del Gobierno catalán para forzar a la empresa a acogerse a un preconcurso de acreedores y para reconvertir el expediente de extinción en otro temporal. Con este movimiento, se ha logrado ganar tiempo para dar con un inversor.
No obstante, el propietario de Praedium, Alfonso Cirera, aseguró entonces su voluntad de dar continuidad a la empresa y de proseguir en la búsqueda de capital para garantizar su futuro. Tras establecerse el principio de acuerdo para el Erte, Cirera aseguró que estaba “en un proceso de desinversión de otros activos de nuestra cartera para invertir en Nylstar”.
Los próximos meses
La Generalitat de Cataluña, que se involucró en este proceso para desencallar el conflicto laboral, ha empezado a colaborar para buscar un inversor industrial que garantice la continuidad de la compañía. Los representantes de los trabajadores dan apoyo a esta opción mientras se muestran desconfiados a una posible inyección de capital por parte de Praedium.
La próxima fecha límite será el 31 de octubre. Dirección y trabajadores acordaron este día en el calendario como límite para aportar el capital. En caso de que no se lograra, el 2 de noviembre se instaría abrir el proceso concursal. Los responsables sindicales exigieron esta medida para que los trabajadores tengan un mayor margen de maniobra y de decisión antes de agotarse el Erte, que concluye el 31 de diciembre.
Un proyecto fallido
Praedium rescató en 2010 a Nylstar de los juzgados, donde se encontraba en concurso de acreedores desde 2008. Cuando el grupo inversor tomó el control de la compañía, esta facturaba 54,2 millones de euros. En 2014, la compañía cerró el ejercicio con una cifra de negocio de 40,4 millones de euros y pérdidas de seis millones de euros, según los últimos datos disponibles en el Registro Mercantil.
Al frente de Nylstar, Cirera quiso dar un giro al negocio de la compañía. El empuje final para este cambio se lo dio la recuperación de la marca Meryl, que compró en 2012 por dos millones de euros. Los planes de los nuevos propietarios pasaban por convertir la popular marca de hilo de nylon en una enseña ingrediente (como Lycra para el elastómero o Goretex para las membranas impermeables) y crear valor suficiente para elevar precios y competir con los grandes productores chinos e italianos.
El proyecto miraba incluso más allá e involucraba toda la fase de la cadena de aprovisionamiento del textil, desde el hilo hasta el diseño y la confección de prenda. Entre 2014 y 2015, Nylstar llenó sus instalaciones con nuevos equipos comerciales, de márketing y de diseño para encarar esta nueva etapa, que tenía como último fin hacer de Meryl una marca de moda y alcanzar incluso la distribución.
Nylstar era la punta de lanza del proyecto Nylstar Fashion Group, que Praedium construyó a base de rescatar empresas de los juzgados
Nylstar era además el punto de apoyo de un proyecto aún más ambicioso: Nylstar Fashion Group, que Praedium construía a base de rescatar empresas de los juzgados. Otras dos adquisiciones fueron la empresa catalana de marroquinería Lupo y la de hilatura Montefibre Hispania, con sede en Miranda de Ebro (Burgos).
Sin embargo, a finales de 2015 el proyecto empezó a desmoronarse. La empresa rompió su alianza con Puntiblond para realizar tejidos y dejó hueco uno de los eslabones de la cadena de valor. Antes de finalizar el año, la compañía cambió las condiciones laborales a la plantilla, poniéndola en alerta. Pocas semanas después, el grupo paró la producción y presentó el ERE temporal, que concluyó a mediados de julio. En este periodo, salió de Nylstar su director general, Zigor Kortázar, y la compañía realizó una reducción de capital por 21,5 millones de euros.
En cuanto a Lupo, la compañía trasladó sus oficinas de la sede de Nylstar a Barcelona. En paralelo a la salida de Kortázar, abandonó también la compañía Mireia Armengol, un año después de tomar las riendas de la compañía de piel.
En el caso de Montefibre, Praedium ha ido encadenando EREs temporales desde que adquirió la compañía. Los planes del grupo inversor pasaban por replicar el modelo de negocio de Nylstar pero con su marca de acrílico, Leacril. Sin embargo, los planes para reabrir la fábrica se fueron posponiendo por la persistencia de Endesa, su principal deudor, de no acogerse al convenio de acreedores e insistir en cobrar lo adeudado.
La caída de Nylstar dio la estocada final al proyecto de Montefibre. La fábrica burgalesa de hilo lleva ya más de tres años parada y en ella continúan trabajando una treinta de trabajadores, que realizan labores de mantenimiento.