10 oct 2024
Las prendas que hoy compramos con ilusión terminarán siendo residuos. La industria de la moda debe hacer frente a la urgente necesidad de gestionar los millones de toneladas de ropa y calzado desechados que se recogerán en los próximos años, tras la entrada en vigor de las normativas europeas. Los sistemas de responsabilidad ampliada del productor (como el que se presentó ayer en Madrid, Re-viste) se perfilan como la solución, pero su éxito dependerá de superar una serie de obstáculos nada menores.
Uno de los mayores retos para estos sistemas es desarrollar la capacidad necesaria para clasificar y reciclar todo lo que se recoja. Aunque si se diseñan adecuadamente tienen el potencial de mejorar considerablemente los índices de recogida separada, clasificación, reutilización y reciclaje de textiles, la gran pregunta es si realmente lograrán cumplir con lo que se espera de ellos. Las opiniones están divididas, con apuestas tanto a favor como en contra.
Lo que es innegable es que, en los próximos años, el sector necesitará una mayor cohesión para afrontar este desafío, que es cada vez más urgente. La gestión de los residuos textiles presenta dificultades operativas y de financiación significativas, y la falta de infraestructura adecuada para su tratamiento es un problema que ya se ha identificado en varios países europeos.
En el norte de Europa, por ejemplo, se ha evidenciado la falta de capacidad para clasificar y reciclar textiles al ritmo que marcan los volúmenes recogidos: Reino Unido y los Países Bajos han advertido que la cantidad de residuos textiles generados anualmente superará la capacidad de clasificación disponible si no se realizan inversiones sustanciales en los próximos años. Francia, que actualmente cuenta con Refashion, el sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (scrap) más maduro en la gestión de residuos textiles, ha revelado que cerca del 28% de los residuos que recoge cada año no llegan a ser clasificados.
“Se ha evidenciado la falta de capacidad para clasificar y reciclar textiles al ritmo que marcan los volúmenes recogidos”
Estos datos evidencian la urgencia de aumentar considerablemente la capacidad de clasificación y reciclaje en Europa. Sin avances en este sentido, los scraps corren el riesgo de no cumplir con los objetivos de reutilización, reciclaje y valorización, o incluso, de colapsar. Pero, para alcanzar la infraestructura necesaria, el primer paso es asegurar la financiación, un aspecto que hasta el momento parece ser insuficiente.
Para que los scraps se conviertan en motores de transformación en el sector textil y del calzado, el desafío más urgente es atraer inversiones que permitan desarrollar infraestructuras de reciclaje y reutilización a gran escala. España, en este ámbito, empieza a destacar como un destino atractivo para inversores internacionales. Proyectos de gran calado ya están en marcha: desde la planta de gestión de residuos textiles posconsumo prevista en Galicia por la Xunta, hasta iniciativas privadas como la planta de reciclaje mecánico de ThePostFiber en Sabadell. Empresas extranjeras, como la suiza Gr3n, también han apostado por España con una inversión de 200 millones de euros.
“Es crucial que las empresas adopten estrategias de ecodiseño que permitan diseñar prendas que sean reutilizables o reciclables a gran escala”
El reto para los Scraps es convertir este interés en una apuesta a largo plazo que permita desarrollar una infraestructura robusta y competitiva en España. No obstante, estas entidades, concebidas como los vehículos clave para atraer capital y fomentar el desarrollo de soluciones de reciclaje, aún están en una fase temprana, buscando financiación y socios para poner en marcha sus primeras pruebas piloto.
Por otro lado, para que los scraps puedan lograr que la gestión de los residuos textiles sea rentable y escalable, no basta con mejorar la tecnología de reciclaje e incrementar las inversiones en infraestructura. Es crucial que las empresas adopten estrategias de ecodiseño que permitan diseñar prendas que sean reutilizables o reciclables a gran escala.
En la actualidad, gran parte del reciclaje textil sigue orientado hacia productos de bajo valor añadido, como materiales aislantes y trapos. El reciclaje de prenda a prenda, por otro lado, sigue siendo casi inexistente, ya que la composición de la mayoría de las prendas no es adecuada para este proceso.
“¿Cómo se puede educar al consumidor para que entienda que una prenda que compró con ilusión, y que quizás sigue luciendo como nueva, es en realidad un residuo, sin que esto haga que la moda pierda su encanto?”
Sólo monocomposiciones de fibras como el algodón o el poliéster tienen, hoy en día, un potencial significativo para ser recicladas. Esta limitación técnica hace que gran parte de la ropa desechada termine sin posibilidades de ser reutilizada como materia prima para nuevas prendas. Aquí es donde los scraps pueden jugar un papel transformador a través de un sistema de tarifas modulado, que permita ajustar las tarifas que las empresas deben pagar de acuerdo con las características de los productos que ponen en el mercado.
Sin embargo, el desafío no es sólo técnico o de infraestructura, sino profundamente emocional. El consumidor valora la moda por el placer que esta le genera, y hay una desconexión entre esa experiencia positiva y la realidad de que, eventualmente, esas mismas prendas se convertirán en residuos. Ante esta realidad, ¿cómo se puede educar al consumidor para que entienda que una prenda que compró con ilusión, y que quizás sigue luciendo como nueva, es en realidad un residuo, sin que esto haga que la moda pierda su encanto?
Al final, el desafío es doble: hacer que el consumidor entienda que su ropa llegará a convertirse en residuo, y a la vez mantener viva la ilusión que genera la moda. El éxito de los sistemas de responsabilidad ampliada dependerá de cómo se logre equilibrar estas dos perspectivas.
Ana Anfruns
Ana Anfruns (Barcelona, 1994) es graduada en Derecho y Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Navarra. Inició su carrera profesional en Mango, donde ocupó roles como responsable de comunicación de sostenibilidad y responsable de proyectos de circularidad. Desde septiembre de 2023, es directora de la plataforma Move! Moda en Movimiento, impulsada por Modaes.
Move! Moda en Movimiento es una plataforma impulsada por Modaes que nace con el objetivo de caminar junto a la industria de la moda en España hacia un futuro más sostenible, a través de la generación de contenido especializado, la creación de espacios de encuentro para profesionales del sector y la divulgación.
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