2016, el año en que Hawkers sedujo al capital a golpe de ‘hype’
Con sólo tres años de trayectoria, Saldum Ventures, propietaria de Hawkers, Northweek, Miss Hamptons y Wolfnoir, cerró en 2016 una ronda de financiación de cincuenta millones de euros con la que dio entrada a los fundadores de Tuenti y al venezolano Alejandro Betancourt a su capital.
19 dic 2016 - 04:54
Cinco emprendedores ilicitanos nativos digitales, gafas de sol de bajo precio y mucho hype. Estos son los ingredientes con los que Saldum Ventures, propietario de Hawkers, Northweek, Miss Hamptons y Wolfnoir, logró captar en 2016 cincuenta millones de euros en una ronda de financiación liderada por los fundadores de Tuenti y O’Hara Financial, el fondo del venezolano Alejandro Betancourt. La operación fue la guinda a tres años de crecimiento orgánico, en los que Saldum, con Hawkers a la cabeza, se convirtió en una de las start ups de mayor crecimiento de España.
El grupo cerró 2015 con una facturación de cuarenta millones de euros y las previsiones para 2016 pasan por alcanzar una cifra de negocio de setenta millones de euros. Tras la entrada de capital, Saldum se ha marcado el objetivo de facturar 300 millones de euros en 2018, continuar ampliando su cartera de marcas y dar el salto al offline, para lo que incorporó a Carlos Maíz, ex ejecutivo de Desigual, como nuevo responsable de retail.
Los inicios de este funky business están en 2013, cuando nació de la mano de Pablo Sánchez, David Moreno, Iñaki Soriano y Álex Moreno, con una inversión de 300 euros, revendiendo gafas de la estadounidense Knockaround y comprando bonos en China para anunciarse en Facebook Ads.
La empresa ha protagonizado una de las principales operaciones corporativas del año al captar 50 millones de euros
Con los ingresos de Knockaround, Saldum lanzó su primer proyecto, Miss Hamptons, especializada en alpargatas, aprovechando los contactos que los cinco emprendedores tenían en su Elche (Alicante) natal. Para aquel entonces, el grupo había incorporado ya al también ilicitano Francisco Pérez al equipo y se preparaba para lanzar Hawkers, que llegó para romper las normas de un sector, el de la óptica, dominado desde hace años por tres gigantes italianos: De Rigo, Marcolin y Luxottica, propietario de Ray Ban y líder imbatible del sector.
“Al final, Hawkers es una empresa de data -explica Francisco Pérez-; En Hawkers el producto no es la marca, la marca es el producto”. “Tomamos las decisiones de la misma manera que al principio, con el mismo riesgo”, dice. “Nuestras decisiones se basan en las matemáticas”, asegura el emprendedor.
Evitando a las ópticas y con la gestión de los datos que reciben de sus clientes a través de la Red, Hawkers ajusta al máximo su producción a la demanda. Crea cien modelos, hace tests A/B con varias landing pages y, según el tráfico que tienen, produce unos u otros modelos. El fenómeno creció como la espuma, y el grupo continúo engrosando su negocio con la compra de otros pure players especializados en el sector de la óptica, como Northweek y el desarrollo de nuevas marcas, como Wolfnoir. El pasado julio, Saldum dio un nuevo salto adelante con la puesta en marcha de unas nuevas oficinas en Barcelona, ubicadas en la misma calle que acogió la antigua sede de Desigual. Las nuevas instalaciones están dedicadas principalmente al área creativa, mientras que la gestión de las operaciones se mantiene en Elche y otras en Hong Kong, desde donde la compañía gestiona su aprovisionamiento y prepara su asalto al mercado asiático. Para hacer frente a su crecimiento, además, Saldum amplió su cuartel general en la localidad alicantina hasta 3.000 metros cuadrados.
Saldum se ha marcado el objetivo de facturar 300 millones de euros en 2018, continuar ampliando su cartera de marcas y dar el salto al offline
En el marco de este plan de crecimiento, la compañía abrió su capital por primera vez a finales del pasado verano. Aunque Saldum no reveló más detalles de la operación, aseguró que la valoración estuvo “muy por encima de las expectativas”, en línea con rondas internacionales como la de Warby Parker, otro pure player especializado en óptica, que fue valorado en doce veces su facturación pese a estar en pérdidas.
Tras la incorporación de sus nuevos socios, Saldum ha profesionalizado su estructura, incorporando a Maíz, nombrando a Alejandro Betancourt nuevo presidente del consejo y a Hugo Arévalo, uno de los fundadores de Tuenti, consejero y vicepresidente.
Saldum se ha marcado el objetivo de alcanzar mil millones de dólares de valoración en cinco años, lo que lo convertiría en el primer unicornio español. El término hace referencia a las compañías que alcanzan una valoración superior a esa cifra en alguna de las etapas de su proceso de capitalización, aunque ofrezcan flujos de caja negativos.
Ahora, su reto es trasladar ese hype que genera en la Red al mundo físico, con la apertura de sus primeras tiendas. En el objetivo de Saldum está también consolidar su presencia en los países en los que opera, especialmente en Estados Unidos, Australia y Latinoamérica y desembarcar en nuevos mercados.
¿Quién es Alejandro Betancourt?
El nuevo presidente e inversor de Saldum es Alejandro Betancourt, un desconocido para el gran público español, pero con una larga trayectoria en su Venezuela natal. Hawkers es la primera start up tecnológica en la que participa Betancourt, que hizo su fortuna en el sector de la energía.
Tras incorporar nuevos socios a su capital, Saldum nombró como nuevo presidente de consejo a Alejandro Betancourt, un empresario venezolano que hizo fortuna trabajando en el sector de la energía en la Venezuela chavista y que hoy preside O’Hara Capital, el fondo que lideró la ronda de financiación de la compañía ilicitana.
Betancourt, bisnieto del ex presidente de Venezuela Hermógenes López, se licenció en Economía Internacional y Empresariales en la Suffolk University de Boston. Tras graduarse, el empresario entró en contacto en el sector de la energía al fichar por una compañía especializada en la producción de petróleo, para la que acabó trabajando como responsable comercial para Latinoamérica.
Poco después dio el salto a BGB Energy, la empresa que representaba, en joint venture con la antigua Gesca Gas en Venezuela, a la corporación internacional Kawasaki Heavy Industries. Como consejero delegado de BGB Energy, Betancourt participó en el Proyecto de Interconexión Centro Occidente (IC), desarrollado por Pdvsa, la petrolera pública venezolana.
En 2003, Betancourt decidió emprender su camino en solitario con la puesta en marcha de Derwick Associates Group, que consiguió once contratos públicos para la construcción de plantas termoeléctricas en Venezuela.
La Justicia de Estados Unidos le siguió la pista en un caso de posibles violaciones a las leyes bancarias del Estado y el pago de sobornos, pero un tribunal desestimó las acusaciones. En España, Betancourt opera con varias sociedades, entre ellas Ganaba Real State y Compañía de Inversiones Agrícolas Trieste, anteriormente denominada Derwick Associates, que concluyó 2015 con una facturación de 135.000 euros y unas pérdidas de 1,6 millones de euros. Entre sus escasas inversiones en España se encuentra la compra de la finca el Alamín, subastada tras el concurso de Viajes Marsans.