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Revista Modaes número 54

Camper, del ‘walk’ al ‘run’ con la moda como liebre

Uno de los gigantes de calzado en España cumple en 2025 cincuenta años. La empresa, que nació de la mano de Miguel Fluxà Rosselló, está inmersa en un nuevo intento de crecer y ganar volumen a pesar de su público de nichos. 

Camper, del ‘walk’ al ‘run’ con la moda como liebre
Camper, del ‘walk’ al ‘run’ con la moda como liebre
Camper quiere crecer de nuevo con la moda y Archilles Ion Gabriel.

Pilar Riaño

A Antonio Fluxà le llamaban Mestre (maestro, en mallorquín), quizás porque llegó a saber de zapatos más que nadie en España. En 1877 se trajo de un viaje a Inglaterra los nuevos métodos de producción de calzado y abrió en Inca la primera fábrica de zapatos de Mallorca. De aquel maestro desciende Lorenzo Miquel Fluxà Rosselló, creador de Camper, uno de los gigantes del calzado en España y que cumple en 2025 cincuenta años de historia.

 

 

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Los Fluxà, cuya influencia empresarial se extiende a industrias como el turismo (con Iberostar), representan una de las grandes sagas del calzado en España. Lorenzo Miquel Fluxà Rosselló quería ser arquitecto, pero su padre le convenció para estudiar Ciencias Empresariales y jamás pisó una facultad de arquitectura. Con tan solo 23 años, entró a trabajar en Lottusse, la empresa familiar. Pocos años después, y con el apoyo de sus hermanos, Fluxà se lanzó al desarrollo de Camper en 1975.

 

Camper, cuyo nombre procede de la palabra campesino en catalán, siempre ha vinculado tanto sus productos como su identidad con elementos como la naturaleza, con orígenes mediterráneos basados en la innovación y el contacto con la tierra. Con la comodidad y la informalidad en el vestir como banderas, Camper nació en plena transición, cuando vestir zapatillas deportivas para ir a una reunión era algo impensable.

 

En 1981, Camper abrió su primera tienda en Barcelona y, diez años después, en 1992, inició su expansión internacional, con la apertura de filiales en las principales capitales europeas de la moda, como Londres, París y Milán.

 

La marca estuvo durante años alejada de los vaivenes de la moda, con un grupo de clientes fieles que encajaban con los valores fundacionales de la marca y al estilo de vida que reflejaba, llegando a abrir incluso hoteles.

 

A mediados del 2000, Camper introdujo cuatro categorías de clientes, que coinciden con algunos de sus modelos más icónicos.

 

 

 

 

El modelo Peu representaba a su cliente más fiel, amante de la naturaleza y ecologista, mientras el modelo Twins, en cambio, corresponde a personas que usan la marca para ocasiones formales, pero desenfadas, con una vida urbana y de oficina. El modelo Pelotas, el más icónico de la marca, vio a luz en los noventa y corresponde a personas con una vida relacionada con el deporte, pero que no siempre quieren o pueden utilizar unas zapatillas de una marca deportiva. La última categoría fue la que despertó más dudas: el modelo Wabi coincide con un cliente estiloso, que sigue la tendencia, y que, por tanto, rompe con los valores más firmes de Camper.

 

El producto, que ha hecho tan diferente a Camper, también le ha impedido crecer. La apuesta por la diferenciación mediante la innovación ha tenido como contrapartida que, pese a que Camper se ha convertido en uno de los mayores grupos del sector en España (con permiso de Tempe, la filial de calzado de Inditex), su público corresponde todavía a nichos. Este hecho le ha impedido, históricamente, alcanzar volúmenes de negocio más allá de alrededor de 200 millones de euros, aunque en su punto de mira estaban los 500 millones.

 

Camper intentó a abrirse a nuevos públicos primero lanzando con otras marcas. En 2014, la empresa absorbió Medwinds, que había empezado su trayectoria en 2011 como un pure player de moda pero terminó abriendo tiendas físicas en Londres, Amberes, Palma, Madrid o Atenas para su ropa, accesorios y calzado premium. También en 2014, Camper lanzó Cartujano, con el lujo en su punto de mira abriendo una tienda en Rue du Faubourg Saint-Honoré, en París.

 

La apuesta no funcionó. En 2016, Camper paró la expansión de ambas marcas y comenzó a recular para, dos años después, liquidar sus dos marcas. Camper tiró de refranero popular y, zapatero a tus zapatos, se centró en su marca insignia para acercarse a la moda. En junio de 2014, la empresa, que hasta entonces trabajaba con un equipo de diseñadores, nombró al primer director creativo de su historia, Romain Kremer (procedente de Mugler), que se puso al frente de las colecciones de hombre y mujer. La llegada de Kremer, que supuso una renovación de la imagen de marca, coincidió con un nuevo impulso a las Camper Lab, los flagships de la marca.

 

 

 

 

En 2014, coincidiendo con la incorporación de Kremer, la empresa también apuntaló el desarrollo de su negocio internacional con la puesta en marcha de filiales en Estados Unidos y China. Camper contaba entonces con subsidiarias en países como Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, Holanda, Irlanda, Grecia, Dinamarca, Bélgica, Turquía, Portugal, Austria, Canadá, Rusia, Brasil o México.

 

Pero el giro de Kremer fue demasiado radical y, con él, Camper se alejó del consumidor de Walk don’t run (su lema fundacional) pero tampoco dio con el filón de los nuevos fashionistas, llevando a las ventas a perder la barrera de los 200 millones de euros en 2016.

 

En 2019, Camper prescindió de Kremer e incorporó a Achilles Ion Gabriel (con trayectoria en marcas como Marni) como director creativo de CamperLab (la línea en la que Camper incorpora sus diseños más avanzados), aunque un año más tarde le ascendió a director creativo global. De la mano de su nuevo creativo (que se trasladó de París a Mallorca), Camper no sólo ha renovado su marca y la ha acercado a los códigos de la moda, sino que también ha incorporado nuevos modelos a sus filas, como las botas Traktori (inspiradas en los campesinos mallorquines) o las sandalias Kobarah. El punto culmen del reposicionamiento de Camper llegó hace un año, cuando la empresa lanzó su primera colección de prêt-à-porter a través de CamperLab.

 

Ahora llega la prueba de fuego para Camper: demostrar si con un nuevo posicionamiento logra disparar su tamaño. La compañía balear cerró el ejercicio 2024 alcanzado una facturación de 240 millones de euros, lo que supuso un incremento del 14,28% repecto a 2023. A cierre de 2024 contaba con una red de 350 tiendas propias en treinta países. Las previsiones de Camper para 2025 pasan por cerrar el ejercicio con 375 establecimientos, con un total de 25 aperturas netas.