Cierres, eres y concursos: el negocio de la moda vive un ‘dejà vu’ de 2013
Cuando la economía española inicia una recuperación, una oleada de cierres y crisis ha vuelto a sacudir el sector de la moda en el arranque de 2017.
16 jun 2017 - 05:00
La moda vuelve a mirarse en el espejo de uno de los años más negros de la historia reciente del sector. Cuando la crisis parecía ya haberse quedado en el pasado, 2017 ha arrancado con una oleada de liquidaciones y concursos como no se recordaba desde 2013. A Viriato, Caramelo y Blanco se suman otras como Hakei o Lavand.
En el plano internacional, el avance del ecommerce ha dejado atrás a gigantes del brick que ahora se reconvierten a marchas forzadas, al tiempo que la inestabilidad global y el descenso del consumo han impactado en compañías de todos los tamaños.
En España, a este complejo contexto internacional se suma una nueva caída de las ventas, la aparición de nuevos competidores, como Primark, y el fin de un cambio de paradigma en la distribución que ha cogido a muchas compañías con el pie cambiado.
El año comenzó todavía con la resaca de la crisis de Blanco, que presentó a finales del año pasado su liquidación después de entrar en los juzgados por segunda vez en su historia. El cierre definitivo de la cadena madrileña culminó en marzo, después de bajar la persiana de la última de las noventa tiendas que mantenía abiertas y despedir a toda su plantilla.
También Caramelo dio sus últimos coletazos en el arranque de 2017, después de presentar la liquidación el pasado octubre. La empresa, controlada por el empresario Manuel Jove, se encuentra actualmente en la última fase del proceso de subasta para encontrar un nuevo propietario que de otra vida a la compañía gallega.
Tanto para Blanco como Caramelo, el descenso de las ventas de 2016 supuso la estocada final. Ambas tocaron fondo en 2013, cuando las dos entraron en los juzgados, cambiaron de manos en plena crisis y terminaron sucumbiendo el año pasado.
Los datos macroeconómicos también apoyan esta evolución. El año pasado fue el peor desde 2013, según datos del Indicador del Comercio de Moda, elaborado con datos de la Asociación de Comercio Textil y Complementos (Acotex). Tras dos años al alza, el sector cerró 2016 con una caída del 2,2%. Aunque, una vez recopilados todos los datos de los asociados de Acotex, el balance final del año sí fue positivo, el aumento fue de sólo el 1,5%, muy por debajo de los dos años anteriores.
Otra compañía gallega que vivió un dejà vu en el comienzo de 2017 fue Viriato. La empresa, que entró en liquidación a finales del año pasado, inició en marzo el proceso de venta de sus marca y activos productivos.
Peor suerte corrió Hakei, que ya había superado un concurso de acreedores y que estuvo a punto, en varias ocasiones, de incorporar a un socio a su accionariado, entró en liquidación a principios de este año. Finalmente y tras fracasar en la búsqueda de un comprador la empresa bajó definitivamente la persiana en abril.
También Victorio&Lucchino, que ya había atravesado la crisis de 2013, sucumbió finalmente a la liquidación después de cuatro años en los juzgados. Lo mismo le ocurrió a Loco Time, propietario de Lavand, y a Jota+Ge, que presentó su liquidación a finales del año pasado.
Pero la oleada de crisis y cierres arrasó también con compañías de nueva generación. Fue el caso de Eshop, que llegó a ser definido como el Amazon español y que terminó entrando en concurso el pasado abril tras no lograr levantar capital que le garantizara su viabilidad. La empresa, fundada en 2012, se desprendió de dos de sus plataformas, Mimub y Mamuky, pero eso tampoco fue suficiente para reemprender el vuelo y esquivar los juzgados.
‘Dejà vu’ de 2013
Para encontrar semejante oleada de crisis hay que remontarse a 2013. Igual que ha ocurrido este año, la moda española parecía entonces recuperada de la crisis que había impactado durantemente en 2006 y 2007, ocasionando entonces una primera oleada de cierres.
Sin embargo, en 2013 la crisis embistió de nuevo con fuerza, dejando por el camino a las empresas que habían logrado superar los años anteriores sólo a duras penas. Ese año, entraron en los juzgados compañías como Farrutx, Skunkfunk, Aninoto, Charanga, Victorio y Lucchino, Sita Murt, Puntiblond, Torras, Montefibre, Puig Janer (propietario de Canada House), Lupo o Caramelo.
Recortes y despidos en el plano internacional
En el plano internacional, los grandes grupos de la moda también se han visto afectados por la crisis en el arranque de año. De concursos a reestructuraciones para evitarlos, empresas como los grandes almacenes Macy’s o Payless Shoesource, han sacudido sus organizaciones para sobrevivir en el desafiante contexto del retail actual.
Compañías como Agent Provocateur o BCBG Max Azria han salido a la venta durante el último semestre tras largos periodos de reestructuración. En el caso de la cadena británica de lencería, el fondo 3i, empezó a trabajar con AlixPartners para reorganizar la empresa antes de su salida al mercado.
Finalmente, Mike Ashley, propietario de Sports Direct, se hizo con la empresa por 31 millones de dólares. En el último año, la compañía sufrió la pérdida de su consejero delegado y cerró el 30% de su red comercial.
En el caso de BCBG, la empresa ha sido comprada esta semana por Global Brands y Marquee Brands por 129 millones de dólares después de entrar en concurso de acreedores el pasado marzo.
Abercrombie&Fitch, por su parte, fue otro de los grandes grupos de moda en ponerse en venta. La estadounidense confirmó en mayo su salida al mercado, después de años de pérdidas. En el ejercicio anterior, la compañía bajó la persiana a medio centenar de establecimientos en Estados Unidos.
Pero si hay un sector que se ha visto especialmente impactado por la crisis, son los grandes almacenes. Los grandes grupos estadounidenses, en particular, ha cerrado centros y recortado plantilla a marchas forzadas para aligerar su estructura y plantar cara a Amazon.
Macy’s es de los casos más evidentes de esta nueva etapa de reorganización del negocio, ya que puso en marcha en 2017 su mayor recorte desde la crisis del 29. El gigante estadounidense de los grandes almacenes anunció a principios de año un plan de reestructuración que contemplaba 10.000 despidos, alrededor del 7% de su plantilla, la mayoría de los cuales son puestos directivos. Además, planeó el cierre de 65 establecimientos. Para pilotar esta nueva etapa, la compañía sustituyó a su entonces presidente por Jeff Gennette, que se incorporó en marzo.
En el caso de la canadiense Hudson’s Bay Company (HBC), propietaria, entre otros, de Saks Fifth Avenue, está en negociaciones con un socio chino para hacerse con la compañía estadounidense desde inicios de año. Hasta entonces, la empresa prepara el despido de 2.000 trabajadores de la compañía de grandes almacenes y un plan de reajuste del grupo. Por otro lado, el grupo intentó hacerse con Macy’s en febrero, aunque la operación no se llevó a cabo.
Otro de los focos de reestructuración son los cierres. Sears, por ejemplo, prevé bajar la persiana a medio centenar de tiendas como medida de ahorro de 2.500 millones de dólares para refinanciar su deuda. A comienzos de este año, la compañía soltó lastre con la venta de la marca de bricolaje Craftsman por 900 millones de dólares y de varios activos inmobiliarios. El pasado junio, además, el grupo programó treinta cierres más y el despido de cuatrocientos trabajadores.
En el primer trimestre del año, la moda no ha estado exenta de su entrada en los juzgados. Además de BCBG, Gymboree, uno de los mayores grupos de moda infantil, entró en concurso de acreedores con una deuda de novecientos millones de dólares y no ganar beneficios desde 2011.
De un gigante a otro, pero esta vez del calzado. La estadounidense Payless Shoesource entró en el equivalente estadounidense del concurso de acreedores para reestructurar su deuda. Después de esta acción, el grupo consiguió reducir el dinero que debía a sus acreedores a la mitad. Además de su entrada en los juzgados, la compañía también programa 400 cierres.
La británica Burberry también se encuentra reorganizando su negocio para ahorrar costes. La compañía ha trasladado parte de su plantilla a unas nuevas oficinas en Leeds, a unos 250 kilómetros de Londres. Al mismo tiempo, la empresa prevé el traslado de su sede en la capital británica, que actualmente tiene un alto coste de alquiler.
Nike, por su parte, recortará un 2% su número de empleados en todo el mundo, que asciende a 70.700 personas. Además, la compañía ha modificado la forma en que divide su negocio internacional, recortado su surtido de artículos e introducido una nueva estrategia para crecer, denominada Direct Customer Offense.