René Lacoste y el mito del cocodrilo
5 ene 2011 - 00:00
C. Pareja.- Antes de que Cruyff lanzase una línea de zapatillas, mucho antes de que Victoria Adams adquiriese el apellido de su marido, David Beckahm, y se introdujera en el diseño, mucho antes de todo esto, René Lacoste, un conocido tenista, usó su fama para dar rienda suelta a su espíritu emprendedor.
El famoso cocodrilo de Lacoste viene del apodo que le pusieron a René. Todo empezó con una apuesta en las calles de París. René jugaba esa tarde un partido en la capital gala y antes del encuentro, eél y su equipo decidieron pasear por las calles de París.
En una tienda de la ciudad, René observó una maleta hecha de piel de cocodrilo, algo que le fascinó, y apostó con el artesano que si ganaba el partido de la tarde le regalaría la maleta. René perdió, pero la anécdota llegó a los oídos de los periodistas y empezaron a llamarlo cocodrilo.
Crocodile, el apodo de René, hizo bordar en toda la ropa con la que jugaba a tenis unos cocodrilos en la solapa. Así nació Lacoste. Los polos, la prenda más popular de la firma, empezaron a convertirse en un artículo que se podía usar, además de para practicar deporte, para combinar con unos pantalones de pinzas o unos vaqueros.
Bernard Lacoste, hijo del fundador, tomó las riendas de la empresa de su padre e intentó modernizar Lacoste con polos de colores muy vivos, añadiéndoles estampados y rayas. Los polos de Lacoste, que fueron muy populares en los 80 y en los 90, se dirigían a un público de nivel adquisitivo alto.
El último movimiento de la compañía ha sido cambiar el eslogan de toda la vida, Un Peu d'Air sur Terre, por el Unconventional Chic, invirtiendo 50 millones de euros para esta campaña en la que sus rostros son modelos tan famosos como Jon Kortajarena o Anja Rubik. La meta de la empresa con esta iniciativa es volver a atraer a un público joven como el que invertía en la marca en los años noventa.