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2024: El año en que la regulación (casi) asustó a la moda

2024: Recoger, reciclar, pagar: año 0 del Scrap de la moda

Tras varios años de intensa preparación interna, los gigantes de la industria de la moda presentaron en octubre la imagen pública y el nombre de Re-viste, el que ha pasado a ser el nuevo Ecoembes del sector de la moda en España.

2024: Recoger, reciclar, pagar: año 0 del Scrap de la moda
2024: Recoger, reciclar, pagar: año 0 del Scrap de la moda
Los miembros de la Asociación para la Gestión de Residuos Textil y el Calzado (Inditex, Decathlon, H&M, Ikea, Kiabi, Mango, Tendam, Primark, Sprinter y El Corte Inglés) presentaron en público en octubre la marca con la que llegarán a consumidor: Re-viste.

Celia Oliveras/ Pilar Riaño

20 dic 2024 - 05:00

Ya tiene socios, director y nombre. La principal entidad para dar respuesta a la responsabilidad ampliada del productor (RAP) de la moda en España echa a andar. Tras más de un año de preparación entre bambalinas, 2024 ha sido el del lanzamiento de Re-viste, la entidad con la que los gigantes de la industria de la moda harán frente a su obligación de gestionar los residuos textiles que generan, llamada a convertirse en el Ecoembes de la moda. Con otros iguales llegando al mercado como Gerescal (el scrap del calzado) y candidatos a hacerlo como Modacc, a Re-viste sólo le falta una cosa: la publicación del Real Decreto que debe trasponer la directiva europea sobre responsabilidad ampliada del productor.

 

 

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El año en que la regulación (casi) asustó a la moda

 

 

El pasado 10 de octubre, la Asociación para la Gestión del Residuo Textil (entidad creada por Inditex, Decathlon, H&M, Ikea, Kiabi, Mango y Tendam, y a la que más tarde se sumaron Primark, Sprinter o El Corte Inglés) se vistió de largo. La alianza de gigantes presentó en público la nueva marca Re-viste, en un acto liderado por el flamante nuevo director general de la entidad, Juan Ramón Meléndez.

 

El primer ejecutivo de Re-viste se incorporó en julio a la entidad tras una larga trayectoria profesional en otros scraps, como el del vidrio, el de los envases o el de las latas. Meléndez formó parte de Ecoembes desde 2013 y hasta 2018, cuando ejerció como gerente de relaciones institucionales de la entidad de gestión de los envases. Desde entonces, el directivo ha estado al frente de la Asociación de Latas de Bebidas, un cargo que dejó para pasar a la moda.

 

Re-viste es la respuesta a la responsabilidad ampliada del producto que contempla la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular, aprobada en 2022 y que es, a su vez, la transposición de la directiva marco de residuos de la Unión Europea.

 

La normativa establece la recogida separada de los residuos textiles por parte de las entidades locales antes del 1 de enero de 2025. Abril de 2025 es la fecha límite para que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico desarrolle un regimen para desarrollar la RAP, si bien se da por descontado que el decreto se postergará. Así, las marcas pasarán a ser responsables de la gestión de los residuos también una vez los productos dejen sus tiendas, que deberá realizarse de manera separada del resto de residuos municipales.

 

 

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¿Cómo funcionará el Ecoembes de la moda? A la espera de la publicación del Real Decreto (prevista para el próximo abril pero con un más que posible retraso), la sociedad está comenzando a definir su operativa.

 

 

Contenerización, recogida, preselección, clasificación y reciclaje son las cinco fases del proceso de la ropa que gestionará Re-viste. Todas ellas se realizarán en coordinación con los alrededor de 8.100 ayuntamientos de España, con los que se lanzarán concursos públicos para contratar empresas adjudicatarias de una o de varias fases.

 

Re-viste podría tener que trabajar con un ayuntamiento en concreto o bien hacerlo con varios a través de la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) o los gobiernos autonómicos mediante convenios marco.

 

La fase de contenerización y recogida se realizará con contenedores en la vía pública, los puntos limpios de los ayuntamientos, las tiendas de las marcas y lugares de aportación como parroquias, colegios o centros comerciales. Re-viste calcula que será necesaria la instalación de un contenedor por cada 1.200 habitantes de España, es decir, 40.000 contenedores.

 

En la fase de preselección y clasificación, las empresas adjudicatarias deberán hacerse cargo de la selección de los residuos, separándolos entre prendas que puedan tener una nueva vida (es decir, volver a utilizarse) y aquellos residuos que deban ser destinados a reciclaje.

 

 

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En la fase de preselección, las empresas adjudicatarias deberán seleccionar las prendas que puedan volver a usarse y podrán venderlas a público final, ya sea a través de su propia red (como es el caso de Humana), el desarrollo de redes nuevas de tiendas o la alianza con terceros (operadores físicos u online, como Vinted).

 

A la espera de los detalles que fije el Real Decreto, previsiblemente el residuo será vendido por parte de Re-viste a empresas recicladoras. Algunas fracciones de residuo tendrán un valor positivo y otras negativo, es decir, habrá residuos por los que las plantas de reciclaje quieran pagar (por su valor, como es el caso del cobre) mientras en otros casos será Re-Viste quien deba pagar a un reciclador para asegurar el reciclaje del residuo.

 

El sistema de recogida y selección de las prendas se financiará con las cuotas que deberán pagar las empresas a Re-viste en función del volumen de prendas que pongan en el mercado. Estas cantidades (que pueden ser millonarias anualmente para las mayores empresas) serán fijadas por la propia Re-viste en función de la operativa final, que se definirá una vez publicado el Real Decreto

 

Re-viste será la encargada también de definir las ecomodulaciones, es decir, los descuentos en la tasa por tonelada anual en función de, por ejemplo, la composición de las prendas de cada marca.

 

 

En Francia, la moda se enfrentó hace casi dos décadas a las mismas preguntas con las que convive desde hace meses el sector en España. El país se convirtió en 2007 en el primer estado del mundo en implementar la responsabilidad ampliada del productor, gestionada por Refashion. Según el último informe de la entidad, la única que articula los sistemas de recogida y reciclaje de ropa en Francia, en 2023 se pusieron en el mercado 3.250 millones de artículos, equivalentes a 833.000 toneladas de ropa.

 

Del total, la entidad recolectó hasta 268.161 toneladas, un 32,1%. Con más de 68 millones de habitantes, el ratio de ropa recogida per cápita fue de 3,97 kilogramos. Si se extrapola esta cifra a España, con más de 48 millones de habitantes, los scraps de moda en el país deberían recolectar y clasificar casi 194.000 toneladas de ropa anualmente.

 

 

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El residuo que no pueda ser utilizado para segunda mano, es candidato a ser generador de nueva materia prima, por lo que España se ha convertido, de la noche a la mañana, en un mercado atractivo para las empresas de reciclaje textil, que aspiran a hacer crecer sus plantas de reciclaje ya existentes y, sobre todo, a poner en marcha otras nuevas.

 

Re&Up, el brazo de reciclaje textil del grupo industrial turco Sanko Group, por ejemplo negocia la apertura de una nueva planta de reciclaje en España y se encuentra actualmente en proceso de búsqueda de terrenos.

 

La suiza Gr3n, por su parte, se ha aliado con la española Intecsa Industrial para poner en marcha una planta de reciclaje de poliéster, que deberá estar operativa en 2027 y tendrá una capacidad de producción estimada de hasta 40.000 toneladas de fibras PET provenientes de plástico reciclado y de poliéster.

 

 

 

 

Estas nuevas plantas se unirán a las de otras empresas recicladoras presentes en el territorio español, como la catalana Coleo o The Post Fiber. El objetivo de todas estas compañías pasa por capitalizar el auge de la sostenibilidad en el sector de la moda, que debe adaptar su modelo de negocio hacia uno circular si quiere seguir operando en el territorio europeo.

 

Pese al interés, este es el mayor reto del sector. La Confederación Europea de Industrias del Reciclaje (EuRic) ha reclamado a la Unión Europea que intervenga para evitar un colapso que tendría daños económicos y ambientales “irreversibles”, pues muchas de las plantas de procesamiento están al límite de su capacidad ante el incremento de prendas de las que debe hacerse cargo.