LVMH reorganiza el negocio de La Samaritaine y Le Bon Marché en una única estructura

LVMH crea una organización unificada para el negocio de sus tiendas departamentales de lujo. Esta nueva estructura se presenta poco después de que el conglomerado de lujo francés integrase el negocio del icónico multimarca parisino La Samaritaine. La tienda departamental de lujo operaba, hasta la adquisición por parte del grupo, bajo el paraguas de la división de travel retail de LVMH conocida como DFS.

Así, los dos espacios multimarca de lujo con los que la compañía opera a los dos lados del río Sena, en París, pasarán a formar parte de una sola unidad de negocio. Con un posicionamiento ligeramente más modernizado y orientado al tráfico de clientela extranjera, La Samaritaine pasará a formar parte de la misma estructura que los grandes almacenes de la Rive Gauche, Le Bon Marché, un destino de lujo tradicionalmente frecuentado por la clientela burguesa local.

Definido como una “única gobernanza” por LVMH a través de un comunicado, la renovada organización se inscribe en una estrategia de continuidad. Desde la compañía francesa le quitan hierro a los cambios, que no consideran como la creación “propiamente de una nueva división”.

Patrice Wagner, el hasta ahora consejero delegado de Le Bon Marché, pasará a supervisar también el negocio de La Samaritaine. Por su parte, Catherine Newey mantendrá su cargo de consejera delegada de los grandes almacenes previamente gestionados por DFS. Paralelamente, la ejecutiva ocupará también el puesto de coconsejera delegada de Le Bon Marché.

Patrice Wagner, consejero delegado de Le Bon Marché, liderara la nueva organización

Inicialmente, Newey fue nombrada máxima responsable de DFS en Europa el pasado verano, tras haber desarrollado siete años de carrera en los grandes almacenes de la orilla izquierda del Sena, hasta alcanzar el cargo de managing director.

Esta nueva estructura será implantada progresivamente, con la prioridad de “garantizar el crecimiento sólido y coherente de La Samaritaine, preservando la identidad de cada maison en el seno de LVMH”, ha informado el grupo presidido por el empresario millonario, Bernard Arnault.

Inaugurada a finales del siglo XIX por Ernest Cognacq en la esquina de la Rue du Pont-Neuf y la Rue de la Monnaie, La Samaritaine ocupa un histórico edificio de estilo Art Déco en el centro de París. LVMH, por su parte, adquirió una participación mayoritaria del negocio en 2001 y finalizó su compra completa nueve años más tarde.

Catherine Newey fue responsable del negocio de DFS en Europa

Tras 16 años de renovación y varios retrasos con motivo del impacto de la pandemia, en junio de 2021, los grandes almacenes emblemáticos reabrieron sus puertas con el objetivo de convertirse en un punto de encuentro para parisinos y turistas. Su inauguración se celebró con la presencia del presidente de la República, Emmanuel Macron, reforzando el estatus de icono francés del espacio.

Le Bon Marché disfruta de gran afluencia de la burguesía parisina tradicional

Sin embargo, desde su reapertura, ni el tráfico ni las ventas han respondido a las expectativas iniciales, a causa de un descenso del turismo asiático después del Covid-19, principalmente. La oferta del espacio presenta tanto marcas de lujo como de gama media, además de un restaurante, un spa y una gran planta dedicada a una cuidada selección de belleza y cosméticos. En cierto modo, La Samaritaine se ha convertido en una bella atracción más que visitar durante una estancia en París, más que en un espacio habitual de compras.

Es ahí donde parecen intervenir las nuevas sinergias con Le Bon Marché. Posicionada en un segmento ligeramente más premium, la tienda departamental disfruta de una importante afluencia local, especialmente durante los fines de semana, impulsada por sus exposiciones y pop ups temáticas, la unión con el espacio gastronómico de la Grande Épicerie dedicada a la alimentación y el flujo de compradores de la zona, en la que también se encuentra el imponente Zara Home de Rue du Bac.

En el pasado ejercicio, LVMH contrajo un 2% su facturación hasta 84.683 millones de euros, acusando el efecto de la crisis que impacta actualmente el sector del lujo. La empresa, que propondrá en su próxima Asamblea General que Bernard Arnault mantenga la presidencia hasta los 85 años.