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Claude Marchand (LCI): “España tiene suerte de haber mantenido su ‘know how’ textil”

El consejero delegado de la red canadiense de escuelas de diseño LCI Education considera Barcelona, y España, como el próximo punto neurálgico para el diseño de moda, lejos de los hubs tradicionales como Milán, París y Londres.

Claude Marchand (LCI): “España tiene suerte de haber mantenido su ‘know how’ textil”
Claude Marchand (LCI): “España tiene suerte de haber mantenido su ‘know how’ textil”
Claude Marchand, consejero delegado de la red de escuelas de diseño LCI Education.

C. Oliveras

9 oct 2024 - 05:00

Barcelona, núcleo del diseño de moda más allá de París. La capital catalana acoge desde ayer el nuevo campus de diseño de la compañía canadiense de escuelas de diseño LCI Education, que ha ubicado en pleno distrito 22@, en el barrio de Poblenou, y convertido en el hub de la entidad en el sur de Europa. “El core de nuestra visión siempre ha sido este, convertir Barcelona en el centro de nuestras operaciones en Europa, pero hemos ido paso a paso”, explicó el consejero delegado de la compañía, Claude Marchand, a Modaes.

 

El ejecutivo pone en valor la cultura, la historia e incluso el idioma de Barcelona (una combinación de factores muy similar, asegura, a la que hay en Montreal), lo que hacen de la capital catalana un punto neurálgico para las nuevas generaciones de diseñadores de moda, una de las muchas áreas en las que se especializa el LCI.

 

“Los hubs tradicionales de la moda siempre han sido Milán, París o Londres, y se han beneficiado de ello históricamente -relata Marchant-; pero Barcelona no forma parte de este sistema establecido, lo que ofrece más capacidad de innovación”. La combinación de estos factores, así como una tradición de producción textil en la zona, es el impulso perfecto, confía el ejecutivo, para que los estudiantes del LCI “vivan en primera línea los cambios en la industria”.

 

 

 

 

Para Marchand, la elección de la ciudad siempre había estado clara. Los rápidos cambios a los que se está viendo sometida la industria (tecnológicos o medioambientales, por ejemplo), necesitan de un ambiente innovador y un poco más alejado de las grandes capitales de la moda.

 

Paralelamente, el ejecutivo ha puesto en valor la tradición textil y artesana no sólo de Cataluña, sino de todo el país. “España tiene suerte de haber mantenido su know how textil -comenta Marchand-; una vez que este ha dejado de existir (o no ha existido nunca, como lamenta que pasa en otros como Estados Unidos) es difícil revivirlo”.

 

Para el consejero delegado de la compañía, de hecho, la cercanía con los núcleos productivos es lo que aporta un mayor valor a la moda. ¿Qué es el lujo?, se pregunta Marchand: lo cerca que puede llegar a estar el diseñador del artesano que hará cobrar vida a su diseño, para lo que es imprescindible ese tejido industrial.

 

 

 

 

Frente a la irrupción de las tecnologías, Marchant se muestra confiado en la adaptabilidad del sector, así como del LCI, gracias, asegura, a los propios estudiantes, que son los que introducen y demandan este tipo de innovaciones en sus proyectos. “Hace quince años, nadie escuchaba hablar de conceptos como impresión 3D, y ahora aparecen mencionados en todos los proyectos finales que recibimos de nuestros estudiantes”, relata.

 

Para el ejecutivo, sin embargo, estas tecnologías no suponen un riesgo para el sector, ya que son las personas las encargadas de dirigir la Inteligencia Artificial. “Estamos aún muy lejos de que un robot sea capaz de coger una idea y convertirla en un producto final”, confía.

 

El campus ha supuesto una inversión de 35 millones de euros, y se prevé que genere un impacto económico de hasta 41 millones de euros en la capital catalana. El edificio ha sido construido por la compañía, y supone el cierre del campus que operaba el LCI en la calle Balmes. La empresa canadiense está presente en Barcelona desde 2013, cuando adquirió la histórica escuela de Felicidad Duce.

 

“El impacto previsto va a ir más allá de la generación de empleo y la llegada de estudiantes internacionales, y nuestro objetivo es que genere una contaminación positiva en todo el ecosistema empresarial de la ciudad”, sentencia Marchand.