2024: Doce meses pendientes de Estados Unidos
Con una economía que se puede leer como el termómetro global, el sector de la moda ha mirado con lupa a Estados Unidos, en un ejercicio marcado por unas elecciones históricas en las que se ha impuesto el mandato de Donald Trump.
23 dic 2024 - 05:00
Si, como dicen, sólo hace falta que una mariposa bata las alas en un lado del mundo para que el otro extremo pueda sufrir un terremoto, Estados Unidos, la mayor economía y mercado de consumo del mundo, lleva doce meses sufriendo shocks políticos y económicos que han hecho temblar al resto del planeta. La moda ha mirado al país con lupa todo el año.
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El año en que la regulación (casi) asustó a la moda
Con una economía que puede interpretarse como un termómetro para la salud de la economía global, el sector ha estado pendiente los últimos doce meses de la evolución del consumidor estadounidense y los principales indicadores macroeconómicos del país. Al combo se le han añadido, además, unas elecciones a finales de año que han desencadenado en uno de los resultados con consecuencias menos previsibles: la victoria de Trump y el inicio de lo que parece la peor guerra comercial en mucho tiempo.
El consumo en Estados Unidos ha ido a la baja gran parte del ejercicio. Igual que en el resto del mundo, los ciudadanos estadounidenses han sufrido las consecuencias de la inflación persistente que ha marcado la agenda global, lo que ha llevado a una caída generalizada del poder adquisitivo.
En el ejercicio 2023, los hogares estadounidenses elevaron sus ingresos por primera vez desde la pandemia del Covid-19, un 4%, hasta los 80.610 dólares, según el Informe Anual de la oficina de estadística del país, el Census Bureau. La entidad ya alertó, sin embargo, que este incremento no suponía necesariamente una recuperación del nivel de vida perdido durante la crisis sanitaria, ya que el Índice de Precios al Consumo (IPC) en el país se había elevado a la misma velocidad.
A pesar de la inflación persistente, el consumo se mantuvo estable en el país durante la primera mitad de 2024. Las ventas minoristas en el país, según datos del mismo Census Bureau, llegaron a agosto con un acumulado anual del 2,6%, tras el alza del 2,4% registrada en el octavo mes del año. En septiembre, sin embargo, llegaron las primeras malas noticias, y la facturación del sector tropezó, con un incremento de sólo un 0,3%.
La ralentización del consumo en el país, de hecho, ya estuvo anticipada por otro de los grandes sectores de la economía estadounidense, el alimentario. En septiembre, el consejero delegado de una de las principales empresas de comida rápida del país alertó de la caída en la demanda de la comida estrella en Estados Unidos: las patatas fritas congeladas.
En un momento en el que los consumidores de todo el mundo están destinando sus ingresos antes al ocio y la restauración, que a los bienes aspiracionales como la moda, que los estadounidenses no comieran patatas fritas no era un buen presagio.
La cifra de septiembre era un resultado directo del enfriamiento del mercado laboral en el país. En concreto, a cierre de octubre, la tasa de paro había aumentado en siete décimas desde inicios de año, con una creación de empleo que no alcanzaba mínimos similares desde 2021. La situación despertó las alertas de la Reserva Federal de Estados Unidos, que ese mismo mes anunció la primera bajada de tipos después de cuatro años y medio.
La FED había optado a lo largo del año por políticas monetarias más restrictivas, destinadas precisamente a hacer frente a la inflación
Hasta entonces, la FED había optado a lo largo del año por políticas monetarias más restrictivas, destinadas precisamente a hacer frente a la inflación. Con el mercado chino ahogado en una crisis inmobiliaria que ya había empezado a afectar a los resultados de los grandes grupos del sector del lujo, la gran distribución miró con más cautela que nunca al gigante americano.
Con 341,9 millones de habitantes, Estados Unidos es el tercer mayor país por territorio (después de Rusia y Canadá), y por población (siguiendo a India y China). El Producto Interior Bruto (PIB) de la potencia en 2023 alcanzó los 24,6 billones de dólares, y 73.600 dólares per cápita, según datos de The world factbook de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del país.
La que es la primera economía del mundo, es también el segundo mercado para las exportaciones españolas de moda fuera de la Unión Europea, únicamente superado por Marruecos, que se alza como un proveedor de proximidad y, por tanto, receptor de muchos productos para su reexportación.
Sólo en 2023, el mercado estadounidense compró artículos de textil, prendas, calzado, accesorios, cosmética, perfumería y cosmética por 1.001 millones de euros.
Estados Unidos es, por lo tanto, uno de los focos principales de las compañías de moda españolas en el exterior. Hace años que empresas como Inditex o Mango (a las que se han sumado otras como Tous o Bimba y Lola) están llevando a cabo procesos de expansión en el país, con el objetivo de conquistar al consumidor americano. Mango, por ejemplo, cerrará 2024 con una red de cuarenta tiendas en el mercado y proyecta abrir veinte más en 2025, principalmente en el noreste del país.
Pero el consumo está empezando a pasar factura a las empresas españolas. A cierre de su segundo semestre, el último en el que Inditex desglosó los resultados por mercados, en el conjunto de América, donde Estados Unidos se sitúa a la cabeza, el crecimiento del grupo se situó en sólo el 3,89%, frente al alza del 9,9% de la facturación general del grupo.
Y por último… Trump
Como una guinda en el pastel, un año ya per se turbulento en Estados Unidos se ha coronado con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales del país. Tras una de las carreras electorales más largas y reñidas en la historia del gigante, la disputa entre Kamala Harris y Donald Trump por la Casa Blanca le dio finalmente la victoria al último.
Sin haber tomado todavía el poder (lo que tendrá lugar el 20 de enero), el que ya ha sido ocupante del despacho oval ha anunciado sus primeras medidas, que no han generado pocas consecuencias.
A menos de un mes de conocerse los resultados de los comicios, Trump anunció a finales de septiembre la implementación de aranceles de hasta un 25% para las importaciones de productos provenientes de Canadá y México, los dos países con los que la potencia comparte frontera en el sur y norte del territorio. Esta decisión afectará a cualquier empresa de los dos países que quiera acceder al mercado de consumo estadounidense, que deberá o asumir el coste extra o encarecer sus productos para los ciudadanos.
En paralelo, el recién electo presidente de la Casa Blanca prevé implementar un 10% adicional, es decir, aranceles de hasta un 35%, a las importaciones de China. “Nadie saldrá ganando en una guerra comercial entre ambos países”, aseguraba el Ejecutivo asiático tras las declaraciones de Trump. La guerra comercial entre ambas potencias, que hasta el momento había sido más “fría” que otra cosa, ha comenzado oficialmente su escalada.
Del propietario de X a un presentador de Fox News, Trump ya ha comenzado a seleccionar a las personas que conformarán su gabinete durante los próximos cuatro años. Aunque provenientes de sectores muy diferentes, todos tienen en común el revuelo que ha causado su polémico perfil.
El nombre que más atención ha recibido, sin duda, es el de Elon Musk, propietario de la red social X y Tesla, y la persona más rica del mundo a día de hoy. El multimillonario ha sido uno de los mayores donantes de la campaña del presidente electo y codirigirá un organismo gubernamental dedicado a mejorar la eficiencia institucional. Musk ha anunciado ya sus previsiones de recortar un tercio del presupuesto federal.
Elon Musk ha sido uno de los mayores donantes de la campaña del presidente electo
Como jefe del Pentágono, es decir, como encargado para dirigir las Fuerzas Armadas del país, Trump ha anunciado ya a Pete Hegseth, presentador del telediario de corte conservador Fox News. Su posición, sin embargo, cuelga de un hilo antes de empezar, ya que se ha encontrado una gran presión en el Senado por las acusaciones de abusos sexuales que se han hecho públicas.
Susie Wiles, responsable de la estrategia presidencial de Trump; Marco Rubio, conocido por su política de línea dura a favor de Israel, pero en contra de China, Irán, Venezuela e incluso Cuba, de donde es originario, o Thomas Homan, el encargado de deportaciones en el Gobierno de Barack Obama, son sólo algunos de los otros nombres escogidos por el pronto presidente de Estados Unidos para ayudarle y guiarle durante su mandato.
A la espera todavía de una respuesta del Gobierno del gigante asiático al primer anuncio de aranceles, todo el comercio mundial, incluida la moda, está aguantando el aliento.
Con los estibadores en pie de guerra, un mercado laboral cada vez más frío y el consumo, incluso el de las patatas fritas, en horas bajas, la victoria de Trump ha sido la guinda del pastel de doce meses completos pendientes de Estados Unidos.