Gap prepara un nuevo ajuste con “cientos” de despidos

Gap prepara un nuevo ajuste en su lucha por regresar a la rentabilidad. La compañía de distribución de moda, que se encuentra sin consejero delegado desde el año pasado, prepara cientos de despidos para seguir recortando costes, según avanza Wall Street Journal, citando fuentes cercanas al proceso.

El ajuste sería previsiblemente mayor al realizado el pasado septiembre, cuando la compañía eliminó 500 puestos corporativos en sus oficinas de San Francisco y Nueva York como parte de un plan para ahorrar 250 millones de dólares al año.

Aquel anuncio coincidió con la decisión de Gap de retirar sus previsiones para el ejercicio (que terminó finalizando en pérdidas), por “la incertidumbre macroeconómica”. “Estamos tomando medidas para reducir el inventario y adaptarnos a las necesidades cambiantes de nuestros consumidores mientras fortalecemos nuestro balance”, explicó entonces Katrina O’Connell, vicepresidenta y directora financiera de la empresa.

Gap reducirá su plantilla en la sede central en San Francisco y en la división de aprovisionamiento

Esta vez, el recorte afectará a personal de la sede central en San Francisco y a empleados de la división de aprovisionamiento. El mes pasado, la compañía anunció ya una batería de cambios en su cúpula, que incluyó suprimir el cargo de chief growth officer (director de crecimiento), creado en 2020, y la salida de la directora de Athleta y la responsable de recursos humanos.

Gap todavía continúa buscando un consejero delegado que remplace a Sonia Syngal, que salió de la empresa a mediados del año pasado. El grupo aseguró el pasado marzo que estaba cerca de culminar la búsqueda. Mientras tanto, el cargo lo ocupa Bob Martin de forma interina.

Gap cerró el ejercicio 2022 (finalizado el 28 de enero de este año) con una facturación de 15.616 millones de dólares, un 6% menos que el año anterior, y con unas pérdidas de 202 millones de dólares.

La compañía continúa buscando un consejero delegado tras la salida de Sonia Syngal

Para 2023, el grupo anticipa una caída de un solo dígito bajo, incluyendo un impacto de 300 millones de dólares en ventas perdidas en China y un impacto positivo de 150 millones de dólares porque el ejercicio tiene una semana más.

La compañía espera una mejora del margen bruto y un capex de entre 500 millones y 550 millones de dólares, menor que otros años debido al descenso de la inversión en tecnología y que habrá menos aperturas.

El ajuste de costes no sólo ha impactado a su equipo. En los últimos años, y todavía bajo la dirección de Syngal, la empresa ha apostado por reducir su estructura y ceder a terceros la gestión de su negocio internacional, además de firmar acuerdos de licencia. A finales del año pasado, la compañía también vendió su negocio en China al grupo Baozun.