Frenar la inflación sin cortar la recuperación: misma misión, distinta fórmula
Mientras el banco central británico ha optado por subir los tipos de interés, el europeo no mueve su estrategia escudándose en un mercado laboral fuerte y la subida de los precios de la energía, ante el peligro de la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos.
7 feb 2022 - 04:48
Una gran preocupación, pero sin tomar medidas. Así explicó el pasado jueves Christine Lagarde en rueda de prensa la posición del Banco Central Europeo (BCE) ante la inflación que se ha disparado en Europa hasta limites históricos en enero: un 5,1%. Aunque, por el momento, no modifique su política monetaria, Lagarde asegura que el encarecimiento en la cesta de la compra de los últimos dos meses ha hecho que los miembros del consejo de gobierno de la entidad revisen su estrategia. Síntoma de lo que podría ser un nuevo rumbo es que, ante la pregunta de si iban a subir los tipos durante 2022, Lagarde ha dejado de responder que lo veía “muy improbable” para aclarar que es una de las opciones que se abre en la próxima reunión del órgano que se celebrará en marzo.
A pesar del cambio de tono, el BCE no modificó sus herramientas de política monetaria y publicó un comunicado apenas sin modificaciones respecto a la reunión de diciembre. A pesar de la preocupación manifiesta, la entidad europea aguardará hasta marzo para mover ficha, a la espera de que se publiquen nuevas previsiones de crecimiento e inflación y haya más datos sobre la evolución del mercado laboral.
Bajo la hoja de ruta actual, el BCE finalizará el programa de compra de bonos de emergencia lanzado por la pandemia y reducirá de forma gradual el ritmo de compras de activos a lo largo del año. Las últimas previsiones, publicadas en diciembre, ponen como objetivo que la inflación caiga un 2% en 2023, una tasa que el organismo espera poder cumplir.
Un obstáculo que ha complicado aún más la decisión de la entidad es la ralentización del crecimiento de la zona euro. El Producto Interior Bruto (PIB) de los países aminoró su crecimiento hasta el 0,3% en el último trimestre del año en relación con el trimestre anterior y el BCE no prevé una gran recuperación del consumo para la primera parte del año. Los otros grandes dolores de cabeza de la entidad son la crisis de la cadena de suministro y los elevados precios de la energía, que Lagarde subrayó que eran responsables del 50% de la inflación y alegando que sobre este aspecto el impacto de las políticas de la entidad sería “más limitado”.
Lagarde apunta que el mercado laboral británico se encuentra en una situación mucho más delicada que el europeo
Lagarde apunta que la tormenta perfecta permanecerá en Europa los próximos meses, pero que se moderará a finales de 2022. Algo de lo que sí presumió la mandataria fue del mercado laboral, algo que no preocupa a la entidad europea. La tasa de paro en la eurozona se encuentra en el 7%, su mínimo histórico, y la tasa de participación laboral en niveles previos a la pandemia.
Los buenos datos de empleo sirven a la mandataria europea para separarse de sus homólogos británicos, que ese mismo día, apenas unas horas antes, subieron los tipos de interés un 0,5% para frenar la inflación. Los precios en Reino Unido subieron un 5,4% en diciembre, el mayor repunte de los últimos treinta años en el país, y, según las previsiones del Bank of England (Boe), la tasa subirá un 7,25% en abril.
“Reino Unido tiene históricamente una mayor inflación que la zona euro, es el punto número uno”, aseguró Lagarde durante la rueda de prensa para diferenciar ambas estrategias. “La diferencia crítica entre ambas economías ahora mismo (…) tiene que ver con el mercado laboral, en el que Reino Unido tiene más presión en los salarias, faltan trabajadores para los puestos disponibles”.
La problemática británica con el empleo ha llevado a la entidad a pedir a trabajadores y empresarios “moderación” en la subida de sueldos, a pesar de que el coste de vida en el país está aumentando. Andrew Bailey, gobernador del banco, insistió en que Reino Unido no está experimentando una espiral de salarios y precios, pero “se están acumulando presiones”.
Las declaraciones de Bailey llegaron tras el anuncio de que los británicos estaban sufriendo la mayor presión en décadas y la alerta de que los ingresos disponibles caerían en 2022 y 2023. En concreto, las familias británcias dispondrán de mil libras (1.196 euros) menos este que el anterior, según públicó el think tank británico Resolution Fundation el pasado viernes.
La libra ha sido una de las primeras divisas en dejar atrás el 0% de interés, pero los responsables de la Reserva Federal de Estados Unidos ya han anunciado que subirán los tipos de interés en marzo. Estados Unidos registró su mayor tasa de inflación en los últimos cuarenta años el pasado diciembre, alcanzando un 7%. La estrategia también la ha seguido el banco de Singapur, pero el de Japón se ha sumado a la postura europea asegurando que endurecer la política monetaria ahora sería prematuro.