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Francisco Mataix (Belda Llorens): “Antes era muy difícil que una marca te escuchase; ahora llaman ellos”

La compañía de hilatura, especializada desde hace más de seis décadas en hilos sostenibles, vive ahora una explosión de la demanda gracias al mayor interés de los grandes grupos.

I. P. G.

7 jun 2021 - 04:49

Francisco Mataix (Belda Llorens): “Antes era muy difícil que una marca te escuchase; ahora llaman ellos”

 

 

Más de sesenta años haciendo hilos sostenibles por fin han merecido la pena. Belda Llorens, fundada en 1957 en Alicante, está hoy liderada por la tercera generación de la familia fundadora, que ha visto como el avance de la sostenibilidad en la industria de la moda ha impulsado la demanda de sus hilos. “Antes era muy difícil que una marca escuchase a una empresa de hilatura; ahora llaman ellos”, resume Francisco Mataix, su director general. El ejecutivo confía en que este empuje sirva también para recuperar la industria en Europa, pero matiza: “tenemos una segunda oportunidad, pero no a cualquier precio”.

 

 

 

Pregunta: Dicen que la pandemia ha acelerado la sostenibilidad. ¿Se está notando también en la demanda de materias primas?


Respuesta: Sí, se está notando y no poco. Desde hace unos cinco años se está hablando bastante de sostenibilidad, pero hasta ahora todavía era más ruido que realidad. Pero desde que estalló la pandemia se ha acelerado muchísimo. Es cierto que marzo y abril fueron meses complicados, pero en a partir de mayo la demanda y el interés han aumentado. Parece que es cierto que el retail está yendo hacia un modelo sostenible de verdad. Esto, unido a los incrementos de los fletes de Asia y que países productores se están viendo especialmente afectados, está impulsando la demanda.

 

 

P.: ¿Se ha incrementado la colaboración con las marcas?


R.: Sí, antes era muy difícil para un fabricante de hilos que una marca le escuchase. Ahora llaman ellos. Además, nuestro hilo es perfecto para la ropa que justo está teniendo más demanda ahora, como la ropa cómoda, las sudaderas, la felpa, las camisetas… Es la fibra más sostenible del mundo, llevamos usándola sesenta años y la gente parece que ahora ha descubierto la rueda.

 

 

P.:  Si el proveedor es más importante, ¿esto implica visibilizar más la marca?

R.: Sí. Nosotros comenzamos esa estrategia con Ecoalife hace cinco años, aunque hace dos que empezamos a darle importancia. Y la visión que tuvimos fue crear una marca ingrediente, que los clientes tengan la garantía de producto de calidad poniendo la etiqueta Ecolife en las prendas.

 

 

 

 

 

P.: ¿El siguiente paso es saltar a la confección?


R.: Es posible, cuanto más ampliemos el abanico, mejor. Tenemos muchas consultas de empresas pequeñas, con poco volumen, que buscan un cierto stock de telas, y eso hay que facilitárselo. Nosotros conocemos la red industrial y ya solemos poner en contacto a las marcas con posibles proveedores.

 

 

P.: ¿El escándalo en Xinjiang y la crisis de las certificaciones son una oportunidad para un trasvase del algodón orgánico al reciclado?


R.: Lo está habiendo y lo tiene que haber. El algodón reciclado es la fibra más sostenible que existe en el mundo, el orgánico es sólo un 1% de la producción mundial de algodón. Lo que pasó hace un par de años era una farsa total: la diferencia de precio del algodón tradicional al orgánico era de cinco céntimos, cuando debe ser como mínimo de sesenta céntimos.

 

 

P.: ¿Hace falta más colaboración en la cadena de valor?


R.: Estoy convencido. Tenemos que dejar de mirarnos el ombligo porque uno más uno, normalmente, son más de dos. Creo firmemente en las colaboraciones en el sector. Queremos aglutinar sinergias con EMovement, sumar partners de diferentes sectores. Es la época de las colaboraciones.

 

 

P.: ¿Los grandes también están dispuestos?


R.: La situación está cambiando y cada vez están más abiertos a este tipo de colaboraciones. Hace dos años era impensable que fueras a un gran grupo de retail con tu marca y tu etiqueta, pero ahora escuchan cada vez más y al menos prescriben tu producto.

 

 

 

 

 

 

P.: ¿Esto es una oportunidad para la relocalización de la industria en España?


R.: Estoy convencido de que sí: en España, Portugal, norte de África… Puede haber unos años de bastante trabajo aquí, también por el impacto de las emisiones de CO2, porque se pueden comprar tiradas más pequeñas… La rapidez, la agilidad, el servicio… Estoy convencido de que puede provocar una relocalización de la industria aquí en Europa. Pero tenemos que estar preparados. No porque se relocalice aquí podemos tener los precios que nos dé la gana. La moda sostenible tiene que ser igual de accesible que la moda tradicional.

 

 

P.: Uno de los retos de la circularidad es la recogida, ¿cómo se soluciona?


R.: Ahí falta todavía camino por recorrer. Aquí había toda esa industria de clasificación, recolección, pero se fue a otros países. Con la automatización habrá una relocalización de este tipo de industria, incluso de residuos posconsumo. Puede haber una segunda oportunidad para el textil.