Internet ha dado magnitud global a un fenómeno hasta ahora residual, local e incluso denigrado. Se calcula que en Estados Unidos, el negocio de la ropa de segunda mano será mayor que el convencional en cinco años.
La profesora del Fashion Institute of Technology de Nueva York subraya que la estructura del gasto se ha diversificado, y resta protagonismo a la moda.
Este fenómeno entronca con el carsharing, el coliving o el coworking, nuevos conceptos que se apoyan en la Red para dar escala a micro intercambios que antes se resolvían entre familiares, amigos y conocidos.
Si Netflix cambió la manera de ver televisión, la venta por suscripción podría ser el disruptor del negocio de la moda generando una manera de consumir basada en la analítica de datos.
Los disruptivos de la moda avanzan con rapidez aupados por una rápida transformación del consumo y con apoyo del capital riesgo y, en algunos casos, del mercado de valores.