Georgia Parker: “El elefante en la habitación continúa siendo la sobreproducción”
La directora de la plataforma de innovación de Fashion for Good explica que la pandemia recalcó los retos a los que debe enfrentarse el sector cuando la cadena de suministro se bloquea y que, para hacer frente a esto, hay que “implementar soluciones innovadoras”.
20 jul 2022 - 05:00
“Todo apunta a que habrá un cambio sólido para que la moda llegue a ser 100% sostenible”, sostiene Georgia Parker, directora de la plataforma de innovación de Fashion for Good, una organización con sede en Ámsterdam especializada en promover la colaboración entre los diferentes actores de la industria de la moda con el objetivo de encontrar soluciones innovadoras y potenciar el cambio hacia un modelo más sostenible. Para conseguirlo, la directiva apunta que también “es necesario cambiar el enfoque de sostenible a circular” y que es importante introducir cambios “a lo largo de toda la cadena de aprovisionamiento, pero también en la propia empresa”, incluyendo departamentos como márketing, desarrollo de producto o merchandising, además de diseño. “Lo ideal sería que, en un futuro, la sostenibilidad fuese una parte obsoleta de la compañía porque debería estar impregnada en todo su ADN”, explica Parker, recalcando que “ninguna empresa puede impulsar el cambio por sí sola” y que “es esencial la colaboración de todos los actores de la industria” para conseguirlo.
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Pregunta: ¿Llegará la moda a ser 100% sostenible?
Respuesta: Si se tiene en cuenta la concienciación del gran consumo y el progreso de las políticas sociales y medioambientales que se están implantando ahora, todo apunta a que habrá un cambio sólido que llegará para quedarse. Para conseguir un entorno saludable y seguro para las próximas generaciones también es necesario cambiar el enfoque de sostenible a circular, porque nos estamos acercando al límite de los recursos naturales que tenemos. Para que la moda consiga ser completamente sostenible, todavía queda mucho, pero los cambios deben darse a lo largo de toda la cadena de suministro, incluyendo el diseño, el producto y la venta. Hay muchas oportunidades todavía por explorar, como en el proceso de la tintura o la reducción del consumo de agua en la producción. Si se va aún más allá, la transformación digital también puede marcar la diferencia. No sé si algún día la moda llegará a ser 100% sostenible, pero si se avanza en términos de circularidad, se reduce el consumo y se promueve el uso de materiales reciclados, entonces sí que podría llegar a serlo.
P.: ¿Cuántos años podría tardar?
R.: Es muy difícil de calcular, pero depende mucho de concentrar a todos los actores que deben poner de su parte para que el cambio suceda. Las marcas, los inversores, los fabricantes, consumidores y también los Gobiernos. Realmente, tiene sentido para las marcas invertir en innovación y sostenibilidad; esto ayuda a impulsar el desarrollo del negocio y también lo están demandando los consumidores. Aunque, a veces, también se necesita ayuda de otros actores, como el Gobierno, que son los encargados de crear leyes para regular y certificar el desarrollo del sector. Cuando se habla de sostenibilidad también se habla de circularidad y, una vez seamos capaces de cerrar el círculo, las marcas acelerarán su progreso. Es increíble que tantas marcas se hayan propuesto el objetivo de reducir su impacto para 2030, pero para conseguirlo, no pueden hacerlo solas. El sector tiene que trabajar como un conjunto y unirse a organizaciones para acelerar el cambio.
P.: ¿Qué significa realmente ser sostenible?
R.: Entendemos la sostenibilidad en el marco de un sistema circular y este sistema debe ser regenerativo por diseño. Para que la moda sea realmente sostenible y la cadena de suministro sea transparente hay que pensar en el diseño desde el principio hasta el final. Se puede diseñar un producto sabiendo que va a ser reciclado en un futuro o que puede ser alquilado muchas veces. Ahí es donde debe haber colaboración, no sólo en la industria, sino también en la organización. Es importante educar al diseñador: para que una compañía sea completamente sostenible, la sostenibilidad debe aplicarse a lo largo de toda la empresa. Lo ideal sería que, en un futuro, la sostenibilidad fuese una parte obsoleta de la compañía porque debería estar impregnada en todo su ADN. A partir de ahí es de donde se tiene que estructurar todo.
P.: ¿Qué áreas son las que necesitan una transformación más urgente en términos de sostenibilidad?
R.: Depende del punto de vista con el que se mire. En la emisión de gases de efecto invernadero, el mayor impacto procede de los materiales y procesos de la cadena de suministro. Esto se puede mejorar, por ejemplo, introduciendo innovaciones a la hora de obtener la materia prima y así, sucesivamente, en cada eslabón. También hay que pensar en todo el material que acaba en vertederos para que construir una mejora en la infraestructura y un ecosistema para reutilizarlo. Hay que escalar las tecnologías de reciclaje para dar una segunda vida a todo ese deshecho. Ahora estamos trabajando en dos proyectos que consisten en mapear los vertederos de Europa e India, para ver cómo se les puede dar una segunda vida a los deshechos en el futuro. La clave está en no enfocarse en una sola área, hay que buscar soluciones e implementar innovaciones a lo largo de toda la cadena de valor.
P.: Están surgiendo muchas start ups de moda sostenible. ¿Hay un futuro para ellas sin respaldo?
R.: Cambia mucho dependiendo de lo que se entienda por respaldo. Puede ser en términos de financiación, de nuevas adquisiciones, de fabricantes… Las start ups se benefician, sobre todo, del apoyo que pueden obtener por parte de los partners tecnológicos. Las empresas emergentes no pueden hacer todo por ellas solas, es por ello que la colaboración entre start ups, fabricantes y proveedores es esencial. Esto les permite acelerar el proceso de innovación en la supply chain, pero también necesitan financiación para hacer más transparente la cadena. Parte de las soluciones que se pueden poner en marcha para impulsar la transición hacia las emisiones cero procede de innovaciones que ya existen. Sin duda, hay futuro para que las empresas emergentes puedan escalar, pero llevará tiempo, compromiso y colaboración entre todos los actores de la industria.
P.: ¿Necesita la industria más inversión?
R.: Nosotros, como organización, invertimos en algunas de las soluciones para acelerar la transformación de la industria. Además, también ponemos en contacto empresas especializadas en procesos innovadores con inversores externos para ayudarles a levantar capital. Tanto las marcas como los inversores están muy comprometidos en desarrollar este proceso, pero necesitan nuevas tecnologías y plataformas de software para poder llevarlo a cabo. Hay muchas soluciones tecnológicas que tienen un futuro prometedor en términos de transparencia y trazabilidad. Las empresas especializadas también están surgiendo debido a la presión del entorno y la situación sin precedentes en la que nos encontramos ahora mismo. No hay ni una sola de las partes interesadas que pueda hacer esto sin ayuda. Por supuesto, las marcas deben invertir de manera interna, pero también necesitan colaboradores que estén inmersos en la cadena de aprovisionamiento y para ello, la financiación debe desbloquearse.
“Hacen falta buques grandes y buques pequeños para liderar el cambio”
P.: ¿Quién tiene que liderar el cambio, las empresas de lujo o las de gran distribución?
R.: Hacen falta buques grandes y buques pequeños para liderar el cambio. Los barcos pequeños suelen ser más agiles y más flexibles, y los barcos grandes pueden tardar más tiempo en girar, pero tienen un impacto mayor. Está en manos de las empresas identificar cómo pueden tener un mayor impacto e invertir en soluciones innovadoras. Hay marcas pequeñas que sólo usan materiales sintéticos, pero están intentando crear soluciones para sustituir esos materiales vírgenes por fibras innovadoras. En cuanto a las grandes empresas, buscarán innovaciones relacionadas con materiales como la seda o la lana. Cada una tiene un motor diferente para liderar el cambio y esto es fundamental.
P.: ¿Cómo será el sector en cincuenta años?
R.: La sostenibilidad se convertirá en la norma. Ojalá no haga falta tener un equipo de sostenibilidad porque este área formará parte de la filosofía de la empresa desde cero. ¿Podríamos pensar en un futuro en el que la ropa fuese sólo digital? ¿O en uno en el que alquilásemos la ropa sólo para usar un fin de semana? ¿Y si una vez usada una prenda pudiéramos elegir entre revenderla en la plataforma de la marca en la que la compramos o reciclarla? Dentro de cincuenta años, ojalá estén implementadas estas soluciones y disponibles para promoverse dentro de la industria. Debería ser mucho más habitual revender la ropa usada o alquilar ropa para momentos puntuales, a gran escala.
P.: Fashion for Good nació en 2017, ¿qué ha cambiado desde entonces en cuanto a sostenibilidad?
R.: Los últimos años están demostrando que la sostenibilidad, la circularidad y la innovación son los drivers para el éxito económico. Las empresas que refuercen su crecimiento son aquellas que implementen la circularidad en todos las partes de su negocio, incluyendo áreas como márketing, desarrollo de producto, diseño o supply chain. La circularidad requiere tiempo y mucha inversión, pero el cambio se dará trabajando en conjunto, con todos los actores del sector. El elefante en la habitación todavía es la sobreproducción y la pandemia recalcó, más que nunca, los retos a los que hay que enfrentarse cuando la cadena de suministro se bloquea. Aun así, lo que hemos visto tras la pandemia es un incremento en modelos de negocio circulares, como el recommerce o el alquiler de prendas. También hemos visto que las marcas tienen mayores oportunidades para llegar a su cliente final gracias a la digitalización, que también ha transformado la aceleración a lo largo de la cadena de aprovisionamiento. Todo esto tiene que seguir implementándose. En los últimos cinco años, la innovación se ha colado en parte de la narrativa de las marcas para escalar sus soluciones.