American Apparel, ajeno en España a su situación mundial: planifica aperturas en el país al borde de la quiebra
30 sep 2015 - 04:51
La estadounidense American Apparel continúa jugando al despiste, ahora también en el mercado español. Tras ser excluida de cotización en la bolsa neoyorquina y quedarse sin capital suficiente para sustentar sus operaciones hasta el próximo agosto, el grupo mantiene sus planes de crecimiento en España, donde en la actualidad cuenta con una tienda en el centro de Barcelona. Según fuentes del grupo, American Apparel llevará a cabo la apertura tiendas en Madrid, Oviedo y Valencia además de comenzar a distribuir sus colecciones en los grandes almacenes El Corte Inglés.
“American Apparel y la ciudad de Barcelona mantienen una relación especial, ya que es donde comenzamos a dar a conocer nuestros productos a todo el país –aseguran fuentes de la compañía en España-; los planes de la empresa pasan por contar con tiendas en Oviedo, Madrid y Valencia pronto, además de comenzar a comercializar nuestras colecciones en toda España de la mano de El Corte Inglés”. De hecho, el grupo asegura en su página web que entrará en breve en los centro del grupo presidido por Dimas Gimeno.
Los planes de crecimiento de American Apparel en España llegan en uno de los peores momentos para la empresa en todo el mundo. La compañía ha asegurado en los últimos meses no tener capital suficiente para seguir operando un año más.
La mala racha de American Apparel comenzó a mediados del pasado año, cuando su fundador, Dov Charney, fue despedido de la compañía a causa de un escándalo sexual. Esta decisión supuso la suspensión de Charney como presidente y consejero delegado de la cadena, con sede en Los Ángeles. La junta explicó en un comunicado que el despido propuesto se ceñía “a una causa justificada”, haciendo mención especial a la existencia de “una investigación en curso sobre una presunta conducta indebida”.
Una vez American Apparel decidió seguir adelante sin su fundador, los fondos que participaban la compañía, como Lion Capital, comenzaron a reclamar sus inversiones, ya que las condiciones, con la salida del ejecutivo, cambiaban, y con ellas el rumbo de la compañía. En ese mismo momento, American Apparel también puso en marcha un plan de reestructuración que le llevó a cerrar cinco establecimientos en Reino Unido y a despedir a 180 empleados para “restaurar la salud financiera de American Apparel”.
En paralelo a su reestructuración, y en vista de la situación de alarma a la que está expuesta American Apparel desde finales de 2014, la compañía estadounidense llegó a un acuerdo con Standard General por el que el fondo inyectó 25 millones de dólares (18 millones de euros) para aportar liquidez a la compañía.
La salida de Charney y el nombramiento de una nueva consejera delegada, Paula Schneider, hicieron de American Apparel una empresa que ponía a cero su contador para intentar volver a conquistar a su consumidor, que entre tanto escándalo le había abandonado, impactando de manera negativa en sus cuentas en los últimos meses.
En los últimos resultados que presentó la compañía la semana pasada, correspondientes al segundo trimestre de su ejercicio fiscal, el grupo volvió a anunciar pérdidas, en esta ocasión por valor de 19,4 millones de dólares (17,6 millones de euros) y un descenso de las ventas del 17% respecto al mismo periodo del año anterior. La empresa también indicó entonces que contaba con 11,2 millones de dólares (10 millones de euros) en caja.
A la mala evolución de sus ventas hay que sumar que la compañía comunicó el pasado agosto que no tiene suficiente capital para sustentar las operaciones en los próximos doce meses por el aumento de las pérdidas y la falta de liquidez. Además, a finales de la semana pasada el organismo bursátil New York Stock Exchange(NYSE) la excluyó del parqué neoyorquino ante el riesgo de quiebra.
Esta situación ha hecho que la compañía vuelva a hora a repensar su modelo de negocio y tomar cartas en el asunto. American Apparel tiene ahora hasta el 9 de octubre para trazar un plan con el que elevar de nuevo el precio de sus títulos a un dólar y poder cotizar de nuevo.