De las botellas al ‘fibre to fibre’: Ecoalf reordena su mapa de materias primas

Esta prenda está hecha con setenta botellas de plástico. Con esa frase, inscrita hasta en etiquetas, Ecoalf enseñó a los consumidores españoles que el poliéster reciclado podía ser algo cool. El uso de este material, reciclado a partir de botellas de plástico PET, fue una de las señas de identidad de la firma desde sus inicios, pero más de una década después, ya no es suficiente. La compañía está reorientando su mapa de materias primas para apostar por las fibras recicladas a partir de fibras y por los materiales procedentes de cultivos regenerativos, en particular el algodón.

El cambio que ha emprendido Ecoalf comienza por el diseño, con la apuesta por realizar prendas monofibra que sean más fácilmente reciclables. Esto explica, en parte, el aumento del peso del poliéster en los materiales usados por Ecoalf el año pasado: este material copó más del 50% de la producción.

En concreto, el poliéster reciclado representó el 55% del total (incluyendo el procedente de su proyecto Upcycling the Oceans), mientras que el convencional fue un 1,2% de todos los materiales usados por la empresa, que tiene en la prenda exterior su bestseller.

Ecoalf está apostando por el diseño de prendas monofibra para que sean fácilmente reciclables

El peso del poliéster reciclado es todavía pequeño: en la temporada otoño-invierno, la empresa ha transformado 5,5 toneladas de prenda en ropa nueva. “Es particularmente complicado porque apostamos por el reciclaje posconsumo, y es un proceso lento; de todos nuestros proveedores, sólo uno lo hace, pero si las marcas no empezamos a exigirlo no podrá crecer”, señala Carol Blázquez, directora de innovación y sostenibilidad de Ecoalf.

En el ámbito de las fibras naturales, la empresa lanzará el año que viene la primera colección cien por cien de algodón reciclado, que el año pasado representó el 7,8% de todos los materiales empleados por la empresa.

El algodón orgánico sigue teniendo un peso mayor, del 13,4%, aunque el objetivo de la compañía pasa por priorizar el procedente de la agricultura regenerativa, que comenzará a introducirse el año que viene.

“El orgánico intenta generar el mínimo impacto posible, la regeneración busca devolver a la tierra mucho más de lo que extraes, es un enfoque holístico que incluye el suelo, la biodiversidad y las comunidades”, resume Blázquez.

La compañía ha comenzado a introducir lana procedente de la ganadería regenerativa

El reto en el uso de este algodón es el volumen, ya que por su propio sistema de producción tiene una capacidad limitada. Para compensarlo, la empresa también contempla el uso del algodón hidropónico, un sistema de producción que prescinde de la tierra.

Además, Ecoalf también ha comenzado a introducir una pequeña proporción de lana procedente de la ganadería regenerativa.

A la ejecutiva no le preocupa especialmente la escasez de materiales reciclados en los próximos años. “Residuos hay de sobra, lo que no hay es la capacidad de convertirlos todos en fibra; pero la tecnología existe”, señala.

“La legislación hará que la cuota de mercado suba muchísimo, y en el momento en que empiece a haber demanda los costes de esa tecnología empezarán a bajar y serán accesibles a toda la industria”, precisa.

Blázquez también subraya el avance de la empresa en descarbonización, con el objetivo de ser neutra en emisiones de carbono en 2030. La compañía abrió en 2022 su primera tienda neutra en emisiones de CO2, un modelo que replicará en todas las aperturas.

Trazabilidad y ‘greenwashing’

Junto al uso de materiales, la normativa que prepara Europa también pondrá el foco en la trazabilidad y en la comunicación de la sostenibilidad a cliente final. Blázquez no ve riesgo en que esto motive que el valor diferencial de Ecoalf se diluya.

“Lo que va a marcar la diferencia es los que simplemente cumplan la legislación y los que sigan abriendo camino, y nosotros vamos a estar ahí; es necesario que todos los operadores avancen, porque cuando todo el mundo se mueva, el impacto será mayor”, opina.

La ejecutiva espera que el pasaporte digital ponga algo de orden en la comunicación a cliente final. “No me da miedo, porque esos datos los tengo, aunque está por ver qué indicadores serán obligatorios para que pueda ser útil y comparable entre marcas”, señala.