2022, el año en que Europa le declaró la guerra al ‘fast fashion’
La esperada estrategia de la Comisión Europea para el textil se publicó en marzo con una hoja de ruta de seis puntos, que incluyen la definición de los Scrap y la creación de un pasaporte digital.
27 dic 2022 - 05:00
Europa imagina un mundo sin fast fashion. Tras meses de retrasos, a principios de 2022 la Comisión Europea publicó por fin la esperada Estrategia para el Textil, que vehiculará toda la normativa específica para la transición del sector hacia una economía circular en los próximos dos años.
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El lenguaje del breve documento introductorio es contundente e insiste en terminar con el fast fashion. En concreto, la Comisión ambiciona que, para 2030, “el fast fashion habrá pasado de moda”. La visión de la Comisión Europea es que, para ese año, los productos textiles que se comercialicen en el mercado común serán “duraderos y reciclables, hechos en gran medida con fibras recicladas”.
Bruselas se apoyará en una batería de normativas (algunas nuevas, otras ya existentes), para, entre otras cosas, regular requisitos de diseño, controlar el uso de términos como “sostenible” o las rebajas fiscales para servicios como la reparación.
Las claves establecidas por Bruselas para la reforma circular del textil empiezan por el diseño. “Extender la vida del producto es la forma más efectiva de reducir su impacto en el medio ambiente”, comienza la institución.
La Comisión Europea ambiciona que, para 2030, “el ‘fast fashion’ habrá pasado de moda”
Ya se han puesto en marcha programas como el EU Ecolabel criteria for Textile Productions y el EU GPP criteria for textiles products and services, que establecen requerimientos medioambientales en el diseño de productos textiles. La Comisión Europea “trabajará en establecer normas en el ecodiseño de productos específicos para incrementar su durabilidad y capacidad de reutilización y de reparación”.
La institución apunta que la reforma del diseño no supondrá un incremento en el precio del producto final. “Los productos baratos también pueden dar muchos problemas por un mal uso de productos químicos y malas condiciones laborales”, explica en la presentación Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo del Green Deal europeo.
El siguiente pilar del plan circular de la Comisión Europea es minimizar la destrucción de productos textiles devueltos o no vendidos. “La Comisión propone una medida de transparencia que obligue a las grandes compañías a publicar el número de productos que destruyen, incluyendo textiles”, declara la organización, que pondrá en marcha “prohibiciones a la destrucción de productos no vendidos”. La institución prevé que “la precisión en la tecnología digital pueda reducir el alto porcentaje de devoluciones en la venta online de prendas de ropa”.
En este sentido, la Comisión también ha propuesto la introducción de un Pasaporte Digital de Producto que otorgue información clara, estructurada y accesible sobre las características del producto, con la intención de que “empresas y consumidores tomen mejores decisiones y se fomente una mayor comunicación entre todos los actores de la cadena de valor”. Este es uno de los puntos que más dolores de cabeza está ya generando a las empresas, porque exige una trazabilidad mucho mayor a la que la mayoría de los grupos tienen actualmente, además de una colaboración muy estrecha a lo largo de la fragmentada cadena de valor del sector.
El objetivo es minimizar la destrucción de productos textiles devueltos o no vendidos
La Comisión Europea también aborda el problema del greenwashing, señalando que “los consumidores son desalentados de comprar artículos sostenibles porque el 39% de los mensajes que se comunican podrían ser falsos o engañosos”.
La organización implementará una nueva normativa en el marco de Empowering Consumers for the Green Transition que “serán especialmente relevantes para productos textiles”. “Sentencias como green, eco-friendly o ‘bueno para el medioambiente’ sólo se permitirán si están respaldados por una excelencia medioambiental”, declara la Comisión Europea.
Otro problema que solucionar en la industria, a ojos de Bruselas, son los microplásticos. “Una de las principales fuentes de este material son los productos textiles desarrollados a partir de fibras sintéticas, de las cuales el más usado es el poliéster”, explica. La organización pondrá en marcha “prohibiciones en el diseño, la producción y el lavado industrial” para minimizar el impacto medioambiental.
Otras de las claves de la transformación circular de la industria textil serán la ampliación de la responsabilidad de las empresas productoras, fomentar el slow fashion (la Comisión Europea define este punto como “drive fast fashion out of fashion”) y aumentar la inversión en investigación y desarrollo. En el caso de España, la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, aprobada el 23 de diciembre de 2021 en el Congreso, establece un plazo máximo de tres años para desarrollar regímenes de responsabilidad ampliada del productor para los textiles. Los productores y distribuidores deberán garantizar la correcta recogida y gestión de los residuos textiles, asumiendo ellos el coste.
En cualquier caso, para hacer frente a toda esta batería de normativas será necesario crear una industria completamente nueva en Europa. McKinsey estima que serían necesarios 1.800 nuevas plantas de recogida, 2.000 centros de clasificación para la reutilización, 2.100 plantas de clasificación para el reciclado y 2.200 centros de reciclaje textil.