Entorno

‘Sorpasso’ en el aprovisionamiento de moda: Vietnam pisa los talones a Bangladesh en el año de la pandemia

McKinsey anticipa que Vietnam podría superar a Bangladesh como el segundo mayor exportador de ropa del mundo. Diversificación y sostenibilidad son dos palancas para revertir la tendencia.

I. P. G.

6 abr 2021 - 04:51

‘Sorpasso’ en el aprovisionamiento de moda: Vietnam pisa los talones a Bangladesh en el año de la pandemia

 

 

Movimientos tectónicos en el aprovisionamiento de moda. Bangladesh, que se ha posicionado en los últimos años como el proveedor preferente del sector, con el permiso de China, ve ahora peligrar su puesto. Vietnam, aupado por el acuerdo de libre comercio recién firmado con la Unión Europea, podría arrebatarle pronto, si no lo ha hecho ya, la plata como el segundo mayor exportador de ropa del mundo, según un artículo que acaba de publicar la consultora McKinsey.

 

“Aunque en nuestra encuesta a directores de compras de 2019 Bangladesh era el polo preferido de sourcingVietnam estaba ya cerca y era el número uno para los ejecutivos estadounidenses”, recuerda la consultora.

 

En 2020, el golpe de la pandemia y el acuerdo de libre comercio, sellado en agosto, podrán haber terminado de girar las tornas. “A falta de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) publique los datos de 2020, los datos de las importaciones de Europa y Estados Unidos indican que Vietnam ya ha superado a Bangladesh como el segundo mayor exportador de ropa del mundo, por detrás de China”, apunta.

 

La última década en la industria de la moda en Bangladesh ha estado marcada por la transformación tras el incendio de la fábrica de Tazreen en 2012 y el derrumbe del Rana Plaza en 2013. Desde entonces, programas como el Accord on Fire and Building Safety y la Alliance for Bangladesh Worker Safety ayudaron a convertir al país en una de las puntas de lanza en la transformación hacia un aprovisionamiento más transparente, responsable y seguro.

 

Desde entonces, las exportaciones de ropa del país se han más que duplicado, pasando de 14.600 millones de dólares en 2011 a 33.100 millones de dólares en 2019, y su cuota en las exportaciones globales del sector ha escalado del 4,7% al 6,7%.

 

 

 

 

 

En 2019 llegaron los primeros síntomas de ralentización con un descenso de las exportaciones en el segundo semestre, y, en 2020, se hundieron un 17% debido al impacto de la pandemia del Covid-19.

 

En las compras de moda de Estados Unidos, Bangladesh está ya muy lejos de Vietnam, que continuará siendo el ganador en el trasvase de parte de la producción de China. En 2020, según los datos recogidos por McKinsey, Estados Unidos importó ropa a Vietnam por valor de 12.800 millones de dólares, frente a los 5.100 millones de Bangladesh. Mientras el primero ha crecido a una media anual del 7,7% en la última década, el segundo ha aumentado sólo un 1,7%.

 

En el caso de Europa, Bangladesh continúa llevando la delantera, pero Vietnam también crece más rápido. Las compras de ropa bengalí se han impulsado un 7% de media anual durante los últimos diez años, y en 2020 se situaron en 12.500 millones de euros.

 

Las importaciones a Vietnam, en cambio, avanzaron un 8% de media anual, pero continúan por debajo con sólo 2.800 millones de euros en 2020. “Aunque el sector de la confección en Bangladesh continúa siendo un importante proveedor de la industria europea de la moda, y ha crecido significativamente en la última década, esta tendencia podría no continuar”, sentencia McKinsey.

 

 

 

 

¿Qué puede hacer Bangladesh?

El artículo apunta a tres vías estratégicas para que la industria bengalí de la moda pueda continuar creciendo y revertir este sorpasso: diversificación, mejora de las condiciones de trabajo e infraestructura.

 

Aunque la consultora subraya que la diversificación hacia productos más complejos y servicios de valor añadido ha sido clave en el crecimiento del made in Bangladesh en los últimos años, todavía hay tareas pendientes. El 62% de las exportaciones del país en valor terminan en la Unión Europea y el 18% en Estados Unidos, dos mercados que, además, han registrado una ralentización de las ventas de moda en los últimos años. Por ello, McKinsey ve margen para aumentar las ventas a mercados “no tradicionales”.

 

Además, Bangladesh podría también continuar reforzando la diversificación de su oferta y su integración vertical. Los diez productos de moda que más exporta el país (con camisetas y pantalones en cabeza) representan más del 55% de las ventas totales al exterior. De todo lo que exporta a Europa, una quinta parte son camisetas de algodón, una categoría especialmente presionada en precio.

 

 

 

 

Otro de los factores en los que todavía tiene capacidad de mejora son las condiciones de los trabajadores y las fábricas: aunque el país tiene más fábricas verdes que ningún otro hub en el mundo, estas tienen un peso pequeño en las exportaciones.

 

Por último, el país debe acometer también una mejora de su infraestructura (transporte, energía e infraestructura digital) para que su industria pueda dar un salto adelante.

Una de las barreras de Bangladesh a la hora de encarar esta transformación a la velocidad que exige la industria es su tejido empresarial, compuesta principalmente de pymes y con menos inversión extranjera que otros países vecinos.

 

Según la encuesta de McKinsey, la mayoría de directores de compras coinciden en que el Covid-19 ha acelerado la consolidación del sector, agudizando la polarización entre los proveedores que sí están a la vanguardia y los pequeños que no tienen capacidad para estarlo.

En cuanto a inversión extranjera, Bangladesh también está muy lejos de sus vecinos: en Vietnam, por ejemplo, los productores respaldados por capital extranjero (de China, Taiwán y Corea del Sur, principalmente) representan el 70% del total de exportaciones de ropa.

 

“A medida que los compradores internacionales navegan por el entorno que cambia rápidamente, tienen la tarea de trabajar con proveedores más avanzados para desarrollar cadenas de suministro más sostenibles y basadas en la demanda”, concluye el informe. “Para hacerlo -continúa-; deberán construir asociaciones más profundas y verdaderamente estratégicas, mientras presionan para superar la dinámica deflacionaria de las últimas décadas en los mercados de la moda a escala mundial”.