Trump vs. Xi: ¿a qué productos de moda afectará la subida de aranceles?
Este fin de semana han entrado en vigor los nuevos paquetes de aranceles que Estados Unidos y China han impuesto a sus respectivas importaciones. Esta es la primera vez que la guerra comercial impacta de lleno en el textil.
3 sep 2019 - 04:56
La moda, en el ojo del huracán de la guerra comercial. Estados Unidos y China han activado la nueva ronda de aranceles y recrudecen aún más una contienda que empezó hace un año y medio. En esta ocasión, el Gobierno de Donald Trump ha situado en su lista a cerca de 700 categorías de textil, ropa, calzado, materias primera y maquinaria. En el caso del Ejecutivo de Xi Jinping, el grueso de las tasas se ciñen a la electrónica de consumo y la industria aeronáutica.
Hasta ahora, el textil había ido esquivando la contienda y, en la escalada de tensión, las subidas arancelarias habían salpicado algunas materias primas, como el algodón. Sin embargo, la última batería de tasas impuesta por Estados Unidos a China, que asciende a un valor de 112.000 millones de dólares, se encuentra ya el 77% de artículos industriales, materias primas y prendas confeccionadas, según la American Apparel&Footwear Association (Aafa).
En el ámbito de las materias primas, los nuevos aranceles afectan a tejidos en bruto, tejidos de punto, chenilla y fibras sintéticas. En las piezas de ropa, se penalizan con nuevas tasas hasta quince tipos diferentes de abrigos, capas o anoraks, en piel, sintético o en algodón, para hombre y mujer, incluso parcas o paravientos.
Estados Unidos aplica desde el domingo nuevos aranceles al 77% de sus importaciones textiles y de moda de China
Los aranceles alcanzan también en esta ocasión a trajes chaqueta, americanas, pantalones de pinzas y chalecos en la mayoría de sus variables. En el caso de la ropa femenina, también se graban con nuevas tasas vestidos, faldas, pantalones, shorts, blusas o camisas, en sus diferentes materiales.
Otras prendas que entran en esta última lista negra se encuentran también prendas de íntimo para hombre y mujer, sujetadores, corsés, pijamas y todo tipo de prendas para dormir, prendas de baño, medias, pantis y calcetines, junto con jerséis, pullovers, chaquetas y otros artículos de abrigo, como guantes, bufandas y pañuelos.
Se penalizan también la mayoría de prendas para bebés. Tampoco escapan de este conflicto las prendas deportivas, como chándales, trajes de esquí, bañadores e incluso ropa para la práctica de judo o kárate, así como accesorios como corbatas o pajaritas, cintas para el pelo o coleteros, entre otros.
Las tasas afectan desde prendas de uso diario, como camisetas, trajes y chaquetas, como prendas de abrigo, deporte y baño
El calzado también está presente en este interminable listado, desde artículos con mayor componente técnico, como calzado impermeable o incluso botas de esquí a zapatillas deportivas de más de tres euros el par. En esta categoría se penalizan también las botas, las sandalias e incluso el calzado de protección, además de los componentes, como empeines y otros.
La medida se extiende también a la maquinaria textil, desde impresoras a máquinas de punto o incluso tejedoras, así como tecnología para preparar y cardar fibras, y otros procesos del textil de cabecera.
El pasado junio, la mayor patronal del textil y el calzado en Estados Unidos, American Apparel&Footwear Association (Aafa), se dirigió al Gobierno de su país para pedirle que no aplicara más aranceles a las prendas manufacturadas en China. Entre las compañías asociadas a Aafa se encuentran grupos como PVH, VF, Tapestry, Global Brands, Gap o Levi Strauss, entre otros. Dos meses antes, un total de 170 compañías de moda del país, entre las que se encontraba Nike, se dirigieron también a su presidente para que dejase de lado la moda en esta batalla comercial.
A finales de agosto, y a raíz de la petición de Trump al regreso de las empresas de China, el presidente de Aafa, Rick Helfenbein, explicó a través de un comunicado que “cualquier movimiento en la cadena de valor es increíblemente complicado y caro”. Helfenbein afirmaba que “este es un ejercicio de ojo por ojo que está penalizando a los estadounidenses y distrayéndoles de la tarea en cuestión, que es la creación de un acuerdo comercial sostenible y a largo plazo.
Gigantes estadounidenses del sector como Abercrombie&Fitch o PVH ya han alertado en sus últimos resultados que la nueva política arancelaria impuesta por el Gobierno de su país iba a repercutir en sus cuentas anuales.