Elisabet Ruiz (UOC): “El fin del verano puede suponer un enfriamiento de la economía española”
Con la llegada del nuevo curso, las empresas se enfrentan ahora a la segunda mitad del año, una temporada marcada por el fin del verano, la bajada, o no, de los tipos de interés en Estados Unidos y el auge del proteccionismo.
5 sep 2024 - 05:00
Elisabet Ruiz, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en los estudios de Economía y Empresa, analiza todos los escenarios posibles tras la llegada del nuevo curso. Con la temporada de verano ya atrás, y el boom económico que supone este periodo para España, las empresas se enfrentan ahora a la recta final en la que mantener, o encaminar, sus resultados para todo el ejercicio.
Pregunta: Después de un año marcado por la inflación, las crisis logísticas o la caída del poder adquisitivo, ¿qué se puede esperar de la economía en lo que queda de año?
Respuesta: La tendencia va a ser similar a lo que hemos visto hasta ahora. Ya no quedan demasiados meses, pero la temporada que queda es tradicionalmente un poco más complicada para el hogar. Hay gastos más elevados, con el inicio del año escolar y la temporada navideña, por lo que terminamos el año con mucho más gasto. Los resultados de las empresas que hemos sabido estas últimas semanas también reflejan precisamente que hay algunas que lo están haciendo muy bien, pero otras que están por debajo de las expectativas. Además, salimos del verano, lo que siempre afecta al mercado laboral, con el fin de los contratos temporales impulsados por el sector turístico. Así que lo que nos queda a final de año va a ser un poco difícil, pero no mucho más de lo que hemos visto el año pasado o el anterior.
P.: En comparación con este momento hace un año, ¿cómo de diferente es la situación? ¿Hay un panorama más complejo o más sencillo?
R.: Hemos visto mejoras, el PIB ha continuado creciendo, y el paro ha bajado tímidamente. Hay datos que son mejores, pero no se han solucionado los problemas de fondo, y son sólo mejoras temporales y esporádicas, porque las políticas que hay detrás no han sido suficientemente fuertes cómo para que estos cambios sean sostenibles a largo plazo. La amenaza es mucho mayor, y va a diluir estos beneficios y cambios positivos. España ha llamado la atención justo en estos aspectos en comparación con el resto de Europa, especialmente de Alemania, que parece que se enfrenta a una situación más complicada. Pero cuando comparamos los datos macroeconómicos de Alemania con los de España, son bastante distintos. Si miras el poder adquisitivo, en Alemania es mayor que en España, pero el coste de la vivienda es similar en ambos países, lo que significa que la gente aquí es más pobre. Y si es más pobre, va a consumir menos, lo que va a originar una economía más débil y eso va a arrastrar a todos los sectores.
P.: ¿Cuál se prevé que sea el crecimiento de la economía española a cierre de 2024, y de la eurozona?
R.: Este año la economía ha crecido alrededor de un 3% hasta ahora, y se prevé que para final de año siga el mismo patrón. De cara al año siguiente, sin embargo, no se espera un crecimiento mucho mayor, es decir, que si ya en este último año había crecido relativamente poco, para 2025 creo que va a empezar algún tipo de estancamiento. En Europa, en general, pasará lo mismo. Si nos fijamos, no se espera que en septiembre el Banco Central Europeo vuelva a bajar los tipos de interés, sino que los mantenga y eso va muy ligado a las expectativas. Pero todo va a ir en función de lo que pase en el resto de países como Estados Unidos, cuya economía empieza a enfriarse, y esto va a provocar que sí que al final la Reserva Federal baja los tipos de interés en diciembre dará más margen a la economía europea. No es una partida única, es una partida entre los distintos países.
P.: Precisamente España cuenta con unas previsiones de crecimiento por encima de la media europeo, ¿a qué se debe este optimismo?
R.: Yo no veo tan claro que todavía haya este optimismo. Es verdad que, en verano, son meses en que hay un crecimiento importante en España porque el sector turístico tira mucho de la economía, pero hay que ver como acaba el año, ya que estos últimos meses acostumbran a ser complicados para nuestro país. Habrá que ver que sucede ahora, si realmente continúa con esta senda o se observa cierto enfriamiento en la economía española.
P.: Se ha hablado mucho de aterrizaje suave después de las primeras bajadas de tipos de interés, ¿todavía es posible que esto pase?
R.: En general sí. Podemos ver cómo Europa está consiguiendo aguantar, y aunque países como Alemania están sufriendo algo más, España al final está empujando en el otro sentido. En Estados Unidos también va a ser posible. Lo que se reflejó en los mercados en agosto fue un susto, pero después el mercado se volvió a recuperar rápidamente. La tendencia la va a marcar Estados Unidos: si empieza a ir mal, al final es una potencia con un peso muy grande a escala internacional y lo que suceda allí tiene implicaciones en todos los países. Entre Estados Unidos y China hay una relación muy importante de consumo y entonces si funciona mal Estados Unidos, va a funcionar mal China, que ya tiene una economía un poco tocada, y eso al final podría impactar a Europa también y eliminar cualquier opción de aterrizaje suave.
P.: Con la mitad del ejercicio ya superado para la mayoría de las empresas, ¿cuál es la situación general en sus resultados?
R.: Los resultados que se han dado han sido un poco contrarios. Hay empresas a las que les ha ido muy bien y que han superado las expectativas, pero también hay otras que se han quedado por debajo de las expectativas, lo que explica que el Ibex 35 se haya movido de forma más volátil respecto a otros mercados financieros. Hay sectores que están funcionando, pero otros están en una postura más incierta y quizás ya han tocado techo en sus resultados, especialmente el sector bancario.
P.: ¿Cuáles son los principales retos para las empresas en este nuevo curso?
R.: Bastantes, pero uno de los más importante es el tecnológico porque tiene muchos impactos, como, por ejemplo, en el mercado laboral. ¿Cómo va a afectar la tecnología a los puestos de trabajo, cómo se van a transformar? Y sobre todo, ¿cómo encajamos el nuevo mercado laboral? Los centros educativos no tienen claro cuáles van a ser los nuevos puestos de trabajo, y eso crea un desencaje entre la formación que se da y lo que van a requerir los nuevos puestos de trabajo. El segundo gran reto es la sostenibilidad y las energías renovables, que todavía a día de hoy no va tan rápido como tendría que ir, porque ya llevamos años hablando de este tema. Las políticas que se están llevando a cabo y las prácticas empresariales son demasiado lentas.
P.: ¿Cómo puede afectar el auge de proteccionismo a escala mundial y la imposición de nuevos aranceles a las empresas?
R.: El proteccionismo entre países significa volver atrás. Lo que hemos visto es que las economías son más eficientes cuando se abren al exterior y menos barreras tengan. En España, por ejemplo, hemos arrastrado un retraso durante muchos años por el proteccionismo heredado de la época franquista. Los resultados demuestran que cerrarse al exterior no es una buena estrategia, sino que disminuye la productividad de un país. Tan sólo es sostenible para países que tienen grandes economías y que por sí solos puede funcionar, como precisamente Estados Unidos. En España, no funcionaría, no es una economía suficientemente fuerte y tiene que sobrevivir en un contexto económico europeo porque por sí sola no le va a funcionar. Si se hace a escala europea, podría, pero siempre significará ir hacia atrás, porque al final eso significa un incremento en los precios. Si pones más caro un producto exterior, las empresas o los consumidores lo tienen que pagar a un precio más alto y eso acaba haciendo que la renta disponible o el coste de las empresas sea mayor, y eso no es ser eficiente.