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Helena Helmersson, una líder con los pies en la fábrica

La directiva es desde 2020 consejera delegada del grupo H&M, la segunda mayor compañía de distribución de moda del mundo por facturación. Helmersson se incorporó al grupo H&M en 1997 como controller en el departamento de compras, en 2015, ascendió a directora global de producción y en 2019 fue nombrada directora de operaciones del grupo.

I. P. G.

20 abr 2022 - 04:52

Helena Helmersson, una líder con los pies en la fábrica

 

 

“¿Poderosa? No me veo así a mí misma, pero tampoco soy alguien que tenga miedo de la responsabilidad, es lo que me motiva a seguir”. Así respondía Helena Helmersson en 2014, cuando fue nombrada la mujer más poderosa de los negocios en Suecia por el semanario Veckans Affärer. Hoy le sería difícil defender la primera parte de esa afirmación: desde 2020, Helmersson es la consejera delegada del grupo H&M, la segunda mayor compañía de distribución de moda del mundo por facturación.

 

 

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Su periplo en los más de veinte años que lleva en la compañía bien podría ser el mismo que siguen los millones de prendas que el grupo distribuye al año: Estocolmo, Daca, Hong Kong y Estocolmo de nuevo.

 

La ejecutiva nació en 1973 en Skellefteå, en el norte de Suecia, y estudió administración de empresas en la Universidad de Umeå. Con 24 años y recién finalizado su master en negocios internacionales, Helmersson se incorporó al grupo H&M en 1997 como controller en el departamento de compras.

 

Durante una década ocupó cargos en las áreas de compras y producción y se trasladó a Daca, la capital de Bangladesh, donde fue directora de recursos humanos de producción. Un año después, volvió a hacer las maletas rumbo a otro de los polos clave en la ruta de aprovisionamiento, Hong Kong, donde tomó las riendas del departamento de moda íntima en la oficina de producción de la región china.

 

Tres años más tarde, Helmersson regresó a Estocolmo para asumir la dirección de sostenibilidad del grupo desde su cuartel general, supervisando iniciativas de responsabilidad social corporativa en toda la cadena de valor.

 

 

 

 

En 2015, la ejecutiva ascendió a directora global de producción, de nuevo basada en Hong Kong. Su penúltimo ascenso llegó en 2019, cuando fue nombrada directora de operaciones del grupo, con responsabilidades sobre expansión, logística, producción, IT y analítica. Un año después, en enero de 2020, cuando en China acababa de comenzar la pandemia del Covid-19, fue nombrada consejera delegada del grupo.

 

Helmersson tomó el relevo de Karl-Johan Persson, nieto del fundador de H&M, que cogió las riendas de la empresa familiar en 2009. Además, es la segunda persona ajena a la familia que lidera la empresa: el anterior fue Rolf Eriksen, que pilotó H&M entre la salida de Stefan Persson, hijo del fundador, en 2000, y la entrada de Karl-Johan Persson 2009.

 

Firme defensora de que la sostenibilidad y el volumen pueden ir de la mano, suyo es parte del mérito de situar H&M como un pionero esta materia en la gran distribución de moda. Dice que su interés por la sostenibilidad nació en las fábricas de Bangladesh y ya en sus primeras entrevistas como responsable de sostenibilidad dejaba entrever en su discurso dos claves que hoy son de consenso en el sector: que el futuro pasa por la circularidad, que la transformación está siendo demasiado lenta y que para lograrla es necesaria la colaboración.

 

Aunque, al menos en las fotografías, nunca pierde la sonrisa, su trayectoria ha estado marcada en dos ocasiones por las crisis: apenas un año después de asumir las riendas del departamento de sostenibilidad tuvo que enfrentarse a la mayor catástrofe en la historia de la moda, el colapso del Rana Plaza en Bangladesh.

 

Ocho años después, cuando fue nombrada consejera delegada de H&M, estalló la pandemia del coronavirus y sus primeros doce meses en el cargo fueron los más difíciles en la industria de la moda en las últimas décadas.

 

 

 

 

Después de dos años gestionando el corto plazo, llegó el turno de trazar el nuevo plan para devolver H&M a los ritmos de crecimiento que había dejado atrás en 2017. En esa hoja de ruta, de nuevo afloró su trayectoria en el área de sostenibilidad: entre los objetivos fijados, junto con duplicar la facturación hasta 2030 y mejorar su margen de ebit hasta el 10% en 2024, Helmersson incorporó otro KPI: reducir a la mitad la huella de carbono. Los inversores recibieron el plan con escepticismo por, argumentaban, la falta de concreción. Apenas unos meses después de la presentación de aquel plan, llegó un nuevo golpe, la guerra en Ucrania, que llevó a H&M a suspender toda su actividad en Rusia, uno de sus diez mayores mercados por facturación.

 

La directiva está casada y tiene dos hijos con Jens Helmersson, a quien conoció en H&M: él trabajó en el grupo sueco entre 2005 y 2008 y llegó a ser estratega global de producción, con base en Hong Kong. Amante del ejercicio, Helmersson tiene entre sus aficiones la escalada y el esquí, y dice que uno de sus ídolos es Gunhild Stordalen, una física noruega fundadora de la fundación Eat, destinada a la transformación de la industria alimentaria global con el foco en la sostenibilidad.