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Marisa Selfa (Ocean Born): “No hay espacio para que todas las marcas de moda crezcan tanto”

La consejera delegada de las líneas textiles de la fundación destaca como uno de los puntos calientes de la sostenibilidad en moda reducir la cantidad de modelos nuevos que llegan al mercado y el impacto que genera en el océano. 

Marisa Selfa (Ocean Born): “No hay espacio para que todas las marcas de moda crezcan tanto”
Marisa Selfa (Ocean Born): “No hay espacio para que todas las marcas de moda crezcan tanto”
Marisa Selfa es consejera delegada de las líneas textiles de la fundación Ocean Born.

Ana Patiño

28 may 2024 - 05:00

Marisa Selfa es la consejera delegada de las líneas textiles de la fundación española Ocean Born, a la que se incorporó a principios de año, tras dejar North Sails Apparel, empresa en la que ocupaba el mismo cargo desde 2020. La directiva cuenta con una larga trayectoria dirigiendo compañías de moda. Anteriormente y desde 2017 fue directora general de Ecoalf. Selfa comenzó su carrera en Sara Lee como directora internacional de producto en 1992 para, cinco años después, dar el salto a Levi Strauss hasta asumir el cargo de responsable de marca. Tras dos años en Adidas como directora global de moda para hombre y niño, Selfa se incorporó a Timberland, con base en Londres. Entre 2008 y 2010, lideró la cadena Cortefiel (propiedad de Tendam) y más tarde dio el salto a National Geographic, donde fue consejera delegada de la división de retail y licencias.

 

Actualmente pilota las líneas de lifestyle (merchandising de la fundación), y Tailored, destinada a la producción de uniformes para terceros. Ambos negocios fueron creados el año pasado. La fundación, creada en Madrid por Carolina Manhusen Schwab y Martin Schwab, está destinada a la preservación y regeneración del océano, que según Selfa para alcanzar niveles de salud necesita una inversión de 175.000 millones de euros. Además, la directiva reflexiona sobre los puntos calientes de la sostenibilidad en moda, entre los que está reducir la cantidad de modelos nuevos que llegan al mercado cada año y el impacto que eso genera en el medioambiente, y por lo tanto en el océano. Para ello, considera necesario reducir la ambición de crecimiento de las empresas y cambiar la forma de consumo, a favor de un ecosistema más sostenible.  

 

 

Pregunta: ¿La sostenibilidad es ya una cuestión económica o todavía es algo romántico?

 

Respuesta: Es una urgencia, de verdad. Nosotros decimos que es una emergencia climática. No es una idea, es una realidad. Y si seguimos mejorando poco a poco, no vamos a llegar a ningún lado. Necesitamos algo radicalmente diferente para recaudar más fondos y cubrir el déficit de inversión que hay.

 

 

P.: ¿Cómo es trabajar para una fundación?

 

R.: No sé cómo es trabajar para otras fundaciones, porque no he trabajado para ninguna, pero Fundación Ocean Born es un espacio en el que se trabaja por un bien común. Aquí no existe esa presión anual de una serie de números que hay que entregar a los inversores, pero personalmente para mí la presión es mayor, porque cuanto más dinero traiga, más impacto podemos tener en el océano.

 

 

P.: ¿Hay diferencias con la empresa privada?

 

R.: Por supuesto, sí. Pero al final hay que dar resultados, aunque de una forma muy distinta, porque no es una forma competitiva de tener que dar unos números independientemente de cuál es el camino para llegar a esa cifra. Hemos dicho que no a oportunidades de negocio porque iban de algún modo en contra de nuestros valores. Y habrían traído dinero, pero no vamos a hacer cosas que no iban en sintonía con nuestros core values.

 

 

 

 

P.: Google, Catenon... Usted que ha trabajado para empresas familiares y empresas con capital riesgo, ¿cómo se trabaja con estos socios?

 

R.: Google, por ejemplo, dona una cantidad de dinero anual que nosotros podemos utilizar. Tenemos distintas formas de donaciones, que gestionan directamente nuestros fundadores y es todo con un fin común. Los socios creen en la fundación y nos apoyan. Y lo bueno de estos socios es que, en general, abren sus puertas sin querer nada a cambio, porque el fin es real.

 

 

P.: Su misión en Ocean Born es desarrollar la línea de moda. ¿Cómo quieren hacerlo?

 

R.: Ahora mismo el foco es doble. Tenemos dos líneas de ropa, Ocean Born Lifestyle y Ocean Born Tailored, destinada a la producción de uniformes para terceros. Creo que el mayor impacto de ayuda al océano se va a generar a través de Tailored porque generará una mayor cantidad de dinero que se pueda invertir en proyectos. Sobre la línea lifestyle mucha gente me pregunta si se trata de otra marca de moda sostenible. Y yo digo que no. Esto nunca va a ser una marca de moda porque va en contra de lo que estamos hablando. Con una marca de moda, aunque se haga con tejidos sostenibles, si entras en el juego de colecciones anuales, abrir más tiendas, promocionar, tener que comprar inventario que no sabes si te hace falta o no, que luego tienes que descontar, realmente es dinero que la fundación tendría que poner en inventario, en abrir tiendas. ¿Y por qué la fundación pondría dinero en esto en lugar de ponerlo directamente en el océano? Nosotros, en cambio, queremos utilizar la línea lifestyle para contar historias que vayan unidas a causas, con una colección básica de camisetas, sudaderas y otras prendas, con nuestro logo, con tejidos muy responsables. Desde el algodón 100% orgánico, hasta nuevos tejidos con algas y otros que a partir de la segunda mitad del año podremos ejecutar. Tendremos esta colección básica para la gente que quiera apoyar la causa de Ocean Born y también estos básicos se podrán utilizar luego en el B2B, en uniformes del sector hostelero y sanitario, por ejemplo.

 

 

P.: Entró en Ecoalf como directora general en 2017. Desde entonces, ¿cuánto diría que ha avanzado la moda en sostenibilidad?

 

R.: Muchísimo. Ecoalf es muy conocido aquí en España, y por supuesto han hecho un trabajo de concienciación enorme. Pero yo ya empecé a trabajar en este sentido cuando estuve en Timberland, cuando nadie hablaba de sostenibilidad y allí empezamos a hablar de ello. Creo que en los últimos diez años la sostenibilidad, que en su día era algo que mucha gente pensaba que venía y se iba, que era la nueva moda a nivel marketiniano, ya no se debate y se está convirtiendo en un asunto que está en todas las agendas. Algunos lo hacen muy bien y otros todavía lo hacen en un porcentaje muy pequeño del negocio.

 

 

 

 

P.: ¿Cuáles diría que son los hotspots de la sostenibilidad en moda?

 

R.: Uno de los hostspots, que es el elefante en la habitación, como dicen, es la cantidad de modelos nuevos que llegan al mercado cada año y el impacto que eso tiene en la previsión de ventas, en las promociones y rebajas de después. Cuanto más producto pongas en la calle, más te vas a equivocar, menos tiempo tienes para venderlo, más tienes que rebajar y más creas la necesidad de comprar otra vez, con lo cual lleva también por otro lado la parte de la bajada de calidad en productos para bajar precio y tener más novedad. Este es el modelo de negocio que hay que cambiar y también hay que cambiar un poco la mentalidad de los clientes, que dejemos de querer esa compra continua mensual. Sé que esto es muy difícil porque todas las marcas quieren ganar más dinero y para ello tienes que vender más. Otro hotspot es que los inversores y los dueños de marcas no pueden seguir exigiendo unos crecimientos tan grandes año tras año porque no hay espacio para que todas las marcas de moda crezcan tanto.

 

 

P.: El textil es una de las principales fuentes de generación de microplásticos en el mar. ¿Cómo se puede combatir?

 

R.: Creo en la legislación. Hasta que no haya una legislación estricta las marcas no van a cambiar a la mentalidad. La gestión es importante, pero también la utilización de nuevos materiales. Cerca del 70% de prendas de nuestros armarios contienen fibras sintéticas (poliéster, nylon, etc.) Hay mucha presión en las marcas de hacer cosas diferentes, pero si nuestros proveedores no tienen tejidos nuevos, no hay innovación, y si los grandes que tienen dinero para investigación y desarrollo no crean nuevos tejidos, esto va a llevar mucho tiempo cambiarlo. Por lo tanto, por un lado, está la innovación en tejidos, pero, por otro lado, hay que hablar con los dueños de empresas de electrodomésticos también, porque uno de los grandes problemas es que al lavar la ropa en la lavadora se liberan millones de microplásticos. Actualmente hay una solución a eso, que es la guppy bag, una bolsa que recoge esos plásticos en cada lavado, pero otra solución podría ser un filtro en el electrodoméstico.

 

 

P.: ¿Serían necesarias campañas de concienciación al consumidor?

 

R.: Una de las cosas que siempre me han gustado, y desde la fundación lo hacemos, es ir a un montón de conferencias, paneles y concienciar. Lo ideal sería que a nivel gubernamental se lanzaran campañas al respecto, como se han sacado las campañas de Ecoembes, de reciclado. Debería haber campañas sobre el lavado de ropa y los microplásticos y además también sobre el consumo y cómo hay que comprar. Pero obviamente es complicado porque a algunas marcas no les gustaría.