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Sabadell y Terrassa, el ‘Mánchester catalán’ entra en la industria 4.0

El escritor y político Víctor Balaguer fue quien acuñó el calificativo por la humareda que generaban sus cientos de alargadas chimeneas y su ruido ensordecedor e incesante.

S. Riera

5 abr 2019 - 04:45

Sabadell y Terrassa, el ‘Manchester catalán’ entra en la industria 4.0

 

 

Sabadell, Terrassa, Mataró, Inca, Arnedo, Zaragoza, Elche, A Coruña o Ubrique. La industria de la moda en España se abraza a nombres propios de la geografía del país. Se hace difícil explicar el desarrollo de la actividad manufacturera del sector sin conocer los lugares en los que se ha originado. Con motivo de las próximas elecciones municipales, previstas para finales de mayo, Modaes.es emprende un viaje por los principales polos del textil, la confección, la piel y el calzado de España para realizar una panorámica sobre el vínculo que han tenido y todavía tienen con las diferentes industrias de la moda.


 

 

 

El textil de Sabadell dio el Banc de Sabadell; un Ministro de Trabajo; una de las principales empresas de maquinaria textil, y la agencia de modelos Elite. A tan solo diez kilómetros se encuentra Terrassa, cuya industria generó Caixa de Terrassa (hoy BBVA) y Mutua de Terrassa. Su tejido industrial actual es silencioso y discreto, automatizado y digitalizado, limpio y silencioso, lejano al de las cientos de chimeneas humeantes que en su día le valieron el calificativo del Manchester catalán.

 

Sabadell y Terrassa, situados a unos treinta kilómetros de Barcelona y a tan solo diez kilómetros uno de otro, son el germen histórico del textil en Cataluña y España. El escritor, periodista y político catalán Víctor Balaguer fue quien acuñó el calificativo del Mánchester catalán por la humareda que generaban cientos de alargadas chimeneas y su ruido ensordecedor e incesante. Sin embargo, bajo la lupa de un historiador, Manchester fue más comercial que industrial y su fuerte fue el algodón y no la lana.

 

En la actualidad, Sabadell y Terrassa forma uno de los mayores núcleos industriales de Cataluña. El textil fue la semilla de su actual tejido empresarial e industrial diversificado, liderado por la metalurgia, la construcción o las artes gráficas. Sabadell y Terrassa representan dos de las ciudades más pobladas de la comunidad, la primera con 211.734 habitantes y, la segunda 218.535, según datos de Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat).

 

 

 

El Producto Interior Bruto (PIB) de Sabadell se situó en 2017 en 4.501 millones de euros, con un PIB por cápita de 21.500 euros. La economía egarense generó 4.995 millones de euros, con un PIB per cápita de 23.100 euros. Entre las dos ciudades generan el 4% del PIB del conjunto de Cataluña. En la provincia de Barcelona, a la que pertenecen ambas ciudades, la tasa de paro es del 11,34%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El PIB per cápita provincial se sitúa por encima del de las dos ciudades, en 28.862 euros.

 

Sabadell está liderada desde 2017 por la CUP dentro de la candidatura Crida per Sabadell, siendo la mayor alcaldía que asume en Cataluña. La coalición fue la cuarta formación política más votada en las elecciones de 2015, sin embargo, su cabeza de lista, Maties Serracant, fue el candidato de consenso a la alcaldía, después de que renunciara a ella Juli Fernàndez, de ERC, por tensiones políticas en el seno de la coalición Unitat pel Canvi. Para las próximas elecciones del 26 de mayo, Secarrant opta a revalidar la alcaldía, de nuevopor la coalición Crida per Sabadell.

 

 

 

 

En Terrassa, su actual alcalde, Alfredo Vega, está al frente del consistorio también desde 2017. Vega sustituyó en el cargo a Jordi Ballart, que dejó el partido y su puesto al frente del Ayuntamiento por estar en desacuerdo a la aplicación del artículo 155 en Cataluña. Los militantes socialistas de la ciudad eligieron entonces por unanimidad a Vega, que era entonces el primer teniente de alcaldía y fue alcalde en funciones tras la renuncia de Ballart. El actual alcalde de Terrassa nació en la localidad de Motos (Guadalajara) y llegó a Terrassa en la década de los setenta. Vega entró en el consistorio en 2007, pero lleva décadas vinculado a las asociaciones vecinales y entidades deportivas de la ciudad. Para los comicios de este año, será el candidato del PSC.

 

Desde el consistorio egarense, Vega sostiene que “gracias a la industria textil, Terrassa experimentó un gran crecimiento durante los siglos XIX y XX porque atrajo mucha mano de obra procedente de las zonas rurales de Cataluña y de otros territorios del Estado como Aragón, la Comunidad Valenciana, Andalucía o Extremadura”. “La industria textil siempre ha ido ligada a nuestra historia, no hay nadie que no piense en Terrassa sin pensar en una ciudad industrial”, explica. Según el actual alcalde de la ciudad, el textil hoy continúa siendo estratégico para la economía de la ciudad y desde el consistorio se trabaja con los diferentes centros de formación, organizaciones empresariales y cooperativas textiles para que lo continúe siendo.

 

 

 

Sabadell, de pelaires a fabricantes

La industria textil recaló en Barcelona a principios del siglo XIX, después de la Guerra Napoleónica, según el historiador Josep Maria Benaul. “Para prosperar, la actividad manufacturera necesitó cerrar una etapa convulsa y de conflicto, y fue entonces, cuando llegaron a España los avances tecnológicos que se habían desarrollado en Europa a finales del siglo anterior”, señala Benaul.

 

La industria se asentó en Sabadell porque en la ciudad existía ya un tejido gremial que se remontaba al siglo XVI. El Gremio de Pelaires de Sabadell, una de las organizaciones empresariales más antiguas del país, se fundó en 1559. Los pelaires eran los artesanos especializados en la limpieza y el cardado de la lana. De ellos derivaron los fabricantes, responsables de preparar la fibra de la lana para enviarla a tejer, realizaban después el acabado y lo comercializaban.

 

 

 

 

De hecho, aquel Gremio de Pelaires derivó el actual Gremio de Fabricantes. Eran los dueños de la lana y señores del trapo, fabricantes sin fábrica. El ciclo productivo, el de las grandes fábricas con cientos de empleados, se externalizaba. Una de las grandes factorías de la época fue el Vapor Llonch, cuyas instalaciones albergan hoy la regiduría de Trabajo y Empresa del Ayuntamiento de Sabadell. La actual Escuela Superior de Diseño (Esdi) se ubica en lo que fueron los docks, los grandes almacenes que servían para almacenar las partidas de lana.

 

Los fabricantes fundaron Banc de Sabadell en 1881 y, antes de concluir el siglo, abrieron su primera sucursal en Buenos Aires (Argentina), donde compraban la lana. De hecho, la actual sede del Gremio de Fabricantes es la que en su día fue del Banc de Sabadell. Más adelante, el Gobierno de la Segunda República nombró ministro de Trabajo a José Moix, dirigente del Sindicato de la Industria Textil de Sabadell.

 

Aquella época arrojó también industriales como Ferran Casablancas, quien hizo fortuna con un sistema capaz de hacer un hilo más fino con menos costes y Jaume Picañol. Casablancas, que da nombre a una calle de Barcelona, recaló en Nueva York. Su hijo, John Casablancas, fundó la agencia de modelos Elite, y su nieto, Julian, lidera el grupo de rock The Strokes. Picañol, por su parte, patentó en 1935 con su socio belga, Charles Steverlynck el primer telar automático. La empresa es hoy una de las mayores de maquinaria textil.

 

 

 

Después de la Guerra Civil, el textil fue uno de los sectores económicos más beneficiados por el sistema autárquico, que la protegió durante décadas de la competencia internacional. En aquella época nacieron Artextil, que llegó a crear su propio barrio para los obreros de la fábrica, o Molins Germans, autores de los muestrarios de Cristóbal Balenciaga. En 1960, el textil de Sabadell alcanzó su cénit, con 25.000 trabajadores.

 

En la década de los cincuenta, Sabadell contaba con 670 empresas del textil, un tercio del total de las que había en la ciudad, y 21.617 trabajadores, el 69% del total. A cierre de 2018, las compañías del textil representaban el 2,4% del tejido empresarial de la localidad, y los trabajadores, el 2%, según datos del Consejo Intersectorial de Empresarios (Ciesc) de la ciudad. “El textil fue el motor que hizo que Sabadell pasara de ser una ciudad agrícola a una industrial, mientras que ahora este motor es el comercio”, explica el secretario técnico de Ciesc. En la actualidad, otros de los motores del territorio son la industria agroalimentaria, la metalúrgica y las artes gráficas.

 

 

 

 

Quizá más que en ningún otro sitio, la industria textil define Sabadell y Terrasa. “La industria es física y estructura el territorio”, afirma Blai Costa, presidente del Gremio de Fabricantes de Sabadell. “Define también un ámbito industrial en el que se tiene de todo para trabajar, donde hay know how, donde es fácil dar con las personas que saben porque las encuentras en la cafetería”, asegura el empresario. Hace décadas que pasó aquella era dorada del textil en Sabadell, pero el sector persiste: “quedamos los industriales que quedamos, es cierto, pero hacemos muchos más metros”, sostiene Costa.

 

El tejido industrial en la ciudad se ha adelgazado de manera considerable, pero las empresas han incorporado tecnología y ha dejado de trabajar con obreros para hacerlo con ingenieros. “La industria textil es hoy tan técnica, que puede fabricar mucho más que antes con menos trabajadores, pero más cualificados”, señala el portavoz del sector. “Nuestro sector hace tiempo que no se queja”, asevera. Según Costa, al textil le costó cambiar porque era una industria tradicional, pero sostiene que tiene ya mucho camino recorrido en esta nueva era industrial, que pasa por el dato y por la sostenibilidad.

 

 

Terrassa, innovación y búsqueda de nichos

En Terrassa, los vestigios del textil también se evidencian en las calles. El propio Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña se ubica en el que fue el Vapor Aymerich, Amat i Jover, uno de los mayores de la ciudad y el mejor conservado. Del mismo modo que ocurrió en Sabadell, el tejido industrial de la ciudad vecina fue también la semilla de Caixa de Terrassa (que en la última crisis absorbió BBVA), así como Mutua de Terrassa, que nació como la aseguradora de los trabajadores del sector, o la actual Escuela Técnica de Ingeniería adscrita a la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), y que en su día fue la Escuela Industrial para formar operarios del textil.

 

También surgió del textil egarense la Fundación Busquets, la obra social que impulsó el sector, así como el Centro de Documentación y Museo Téxtil, en el que se recogen y se conservan los muestrarios y otros materiales de las factorías que han cerrado. El actual Instituto Industrial de Terrassa es el heredero del Gremio Textil Medieval del siglo XV y fue en su día uno de los pilares de la patronal Cecot, una de las más influyentes del universo empresarial catalán de hoy en día. La Cámara de Comercio e Industria de Terrassa remonta también sus orígenes a este sector, así como el centro tecnológico de la ciudad, Leitat. La población también es sede del clúster catalán de textiles técnicos AEI.

 

 

 

 

Hasta mediados del siglo XX, el textil fue el sector predominante en Terrassa y fue a partir de la década de los sesenta cuando empezó a desaparecer y a derivar hacia otros sectores”, explica Josep Armengol, presidente del Instituto Industrial de Terrassa. Armengol señala que muchas de las empresas que hoy forman parte de otros sectores industriales, como la metalurgia o la electrónica, tienen sus orígenes en la industria auxiliar del textil. “Que hubiese tradición industrial en el ADN de la ciudad facilitó que las empresas pudieran pasar de un sector a otro sin problema”, señala.

 

A diferencia de Sabadell, la industria textil en Terrassa ha diversificado mucho más, abriéndose paso hacia otros sectores económicos más allá de la moda, ya sea el hogar o el conjunto de aplicaciones de los textiles técnicos, desde la aeronáutica a la agricultura o la medicina, entre otros. “El textil que ahora continúa en la ciudad no tiene nada que ver con aquella de naves industriales, ya no es algo decrépito, sino innovador, moderno, automatizado y totalmente tecnificado”, afirma Armengol. “Si no hubiera sido así, hoy no sería competitiva”, apunta.

 

 

 

Según el directivo, aquellos empresarios que han creado mercado a partir de un nicho son los que hoy permanecen, pero señala que dos de los principales retos a los que el sector en la ciudad debe hacer frente son el tamaño de sus empresas y la falta de capacidad para atraer talento. “Las empresas son demasiado pequeñas y necesitamos empresarios que sean capaces de liderar la fusión, porque si no operamos así no tendremos nada que hacer”, subraya.

 

El Ayuntamiento apoya actualmente al sector en base a cuatro ejes: el primero de ellos es la investigación en textiles técnicos para la automoción y la industria, que coordinan a través del Instituto de Investigación Textil y de Cooperación Industrial de Terrassa (Intexter) de la UPC y el Centro Tecnológico Leitat. El segundo es la formación, a través del grado de Ingeniería de Tecnología y Diseño Textil, a través de la Escuela Superior de Ingenierías Industrial, Aeroespacial y Audiovisual (Eseiaat), también de la UPC, así como el ciclo de grado medio de Confección y Moda que se imparte en el Institut de Terrassa.

 

El tercer eje de la política del consistorio hacia el textil es la intermediación con las empresas, y el cuarto y último, fomentar la economía social. “El textil es uno de los once tractores de negocio de Terrassa”, afirma Vega. “A pesar de que la gran crisis del sector en los años setenta puso fin al monocultivo industrial del textil de Terrassa, su capacidad de resiliencia consiguió, a pesar de la diversificación productiva mantener al sector como uno de sus principales activos económicos y estratégicos”, asegura el alcalde.