El dueño de Lavand entra en concurso
Loco Time, que operaba con las marcas Lavand y Ginger&Soul, ha solicitado concurso de acreedores en el Juzgado Mercantil número 10 de Madrid.
17 feb 2017 - 04:57
“Está usted llamando a Loco Time; en la actualidad, la empresa se encuentra inmersa en un proceso concursal pendiente de nombramiento de administrador; una vez nombrado, se pondrá en contacto con los deudores”. Con este mensaje pregrabado en su teléfono fijo comunica Loco Time, propietario de marcas como Lavand o Ginger&Soul, su entrada en los juzgados. La compañía, que el año que viene celebrará su 25 aniversario, llegó a facturar 22 millones de euros y estar presente en más de 3.000 puntos de venta multimarca.
Loco Time solicitó concurso voluntario de acreedores el pasado 8 de febrero en el Juzgado Mercantil Número 10 de Madrid. La compañía comenzó su andadura en Madrid en 1993 como distribuidora de moda y accesorios.
Poco después, la compañía lanzó su primera marca propia y diversificó su negocio fabricando para terceros. En 2008, en pleno estallido de la crisis económica, Loco Time dio un salto adelante y puso en marcha Lavand, especializada en moda joven, que se convirtió en su punta de lanza.
Dos años después, la empresa subió su apuesta por las marcas propias con el lanzamiento de Ginger&Soul, a la que más tarde se sumaría también Little Lavand, especializada en moda infantil, que se descontinuó a los pocos años.
Tras comenzar su desarrollo en España con media decena de tiendas, la empresa dio el salto al extranjero e incluso llegó a constituir una filial de Lavand en Los Ángeles para abordar el mercado estadounidense y negoció su entrada en Japón y China. En 2013, Lavand abrió su primera tienda fuera de España, ubicada en Londres, y tanteó la puesta en marcha de otra en Abu Dhabi.
En paralelo, Loco Time continuó concentrando el grueso de su negocio en el canal multimarca, con presencia en 3.000 puntos de venta (350 de ellos en España), y presencia en grandes almacenes como El Corte Inglés, Coin, en Italia, Galeries Lafayette, en París y El Palacio de Hierro, en México.
Sin embargo, tras tocar techo en 2011, cuando el grupo facturó veinte millones de euros, las ventas comenzaron a caer y la compañía se vio ahogada por las pérdidas. En 2015, la empresa redujo su estructura para ahorrar costes y llevó a concurso dos de las sociedades con las que operaba, V&A Trend Retail, que gestionaba la red de tiendas del grupo, y Lavand UK, que controlaba su negocio en Reino Unido.
Sin embargo, pese al recorte de los costes, la compañía entró en pérdidas ese mismo ejercicio, con un resultado neto negativo de 5,02 millones, que el grupo atribuyó a “las dificultades de financiación, el reconocimiento del deterioro de créditos comerciales por 1,4 millones de euros así como las pérdidas y deterioros del inmovilizado material e inversiones inmobiliarias y en créditos a empresas vinculadas a causa de las insolvencias sobrevenidas”.
Las ventas de la compañía, que depende del hólding Touche Time, registraron una caída del 15,4%, hasta 6,9 millones de euros (de los cuales un 37% se generaron en España), que el grupo atribuyó a la incertidumbre económica, el impacto negativo de los tipos de cambio y la dificultad dela acceso a la financiación, lo que retrasó la producción y obligó a la empresa a vender a un menor precio.
En este contexto, el grupo subrayaba que “en la elaboración de las cuentas se ha aplicado el principio de empresa en funcionamiento, aun cuando los resultados negativos registrados en el ejercicio han generado un importante desequilibrio patrimonial que pudiera aportar dudas sobre la posibilidad de que la empresa siga funcionando normalmente”.
La compañía hacía referencia a que el impacto de las pérdidas por deterioro de créditos mantenidos con empresas vinculadas, en declaración concursal o en proceso de liquidación, provocaron que el fondo de maniobra se situara al cierre del ejercicio en 1,78 millones de euros negativos.
Loco Time procedió entonces a abrir una fase de negociación con entidades financieras para renegociar la deuda y obtener recursos para continuar su actividad, y confiaba en “el buen fin de tales negociaciones y la vuelta a la senda de los beneficios derivados de las actividades ordinarias, todo ello con independencia del apoyo financiero que oportunamente recibiera la sociedad de su socio único”.
Sin embargo, la consultora responsable de auditar las cuentas llamaba la atención sobre este apunte y subrayaba que “hemos valorado estas condiciones como indicativas de una incertidumbre sobre la capacidad e la sociedad para continuar su actividad de forma que pueda realizar sus activos y liquidar sus pasivos por los importes y según la clasificación con que figuran en las cuentas anuales adjuntas”.