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2018, otro año de transformación en Desigual con nuevo CEO y sin Eurazeo

La compañía liderada por Thomas Meyer completa otro año de transformación de su negocio. En el cuarto ejercicio de reestructuración, la empresa ha continuado ajustando su red de tiendas y transformando su oferta comercial.

PILAR RIAÑO

24 dic 2018 - 04:57

2018, otro año de transformación en Desigual con nuevo CEO y sin Eurazeo

 

Las dos mayores noticias que ha dado Desigual en los últimos cinco años tienen un nombre en común: Eurazeo. Si en 2014 el fondo galo sacó la chequera y batió récords al pagar 300 millones de euros por el 10% del capital de la empresa, en agosto de 2018 Eurazeo y Thomas Meyer, fundador y máximo accionista de la empresa, separaron sus caminos. Thomas Meyer recompró el cien por cien del capital para proseguir, ahora sin compañero, la reestructuración del que fuera un fenómeno de la moda española.

 

“Tras cuatro años de cooperación, ambos socios han acordado que, dada la situación del mercado, la mejor opción para Desigual es que Thomas Meyer sea el propietario único de la compañía”, explicó en agosto el grupo a través de un comunicado.

 

Eurazeo entró en el capital de Desigual después de que la empresa encadenase varios años de crecimientos galopantes. De facturar 440 millones de euros en 2010, la compañía pasó a registrar unas ventas de 963,5 millones de euros en 2014, primer ejercicio con Eurazeo en su accionariado. Sin embargo, la evolución de Desigual viró el rumbo en 2015, cuando las ventas y las ganancias comenzaron a contraerse.

 

 

 

 

El cambio en el accionariado de Desigual trajo consigo una reorganización de la cúpula de la compañía. En septiembre de 2018, la empresa nombró a Alberto Ojinaga director general y terminó así con la bicefalia que lideraba la empresa desde 2016. Por recomendación de Eurazeo, Desigual estructuró su equipo directivo con una bicefalia, representada en aquel momento por Alberto Ojinaga y Pierre Cuilleret, que tomaron los cargos de chief corporate officer y chief client officer, respectivamente. Pocos meses después, Cuilleret abandonó la empresa y fue relevado en 2017 por David Meire, un ejecutivo de larga trayectoria con experiencia en compañías como Nike.

 

Desigual apostó también por renovar la organización de sus equipos, que pasaron de estar organizados por canales a trabajar por geografías, trasladando al organigrama el cambio de estrategia emprendido durante los últimos años, que ha pasado por una simplificación de los canales en que distribuye sus productos.

 

 

 

 

Resultados

Para frenar el descenso de los últimos ejercicios, el grupo puso en marcha un plan de transformación integral del negocio, basado en tres pilares: una revisión del producto, una nueva imagen de marca y una reorganización de la red de distribución.

 

En marzo, la compañía dio a conocer los resultados del ejercicio 2017, el tercero en el proceso de reestructuración. La compañía finalizó el año con un descenso del 33,3% en su resultado neto, que se situó en 47 millones de euros. Las ventas de la empresa, por su parte, se situaron a cierre de año en 761 millones de euros, con una caída del 11,5% respecto a 2016. Desigual era a cierre de 2017 un 21% más pequeña que en 2014, cuando el fondo galo Eurazeo entró en su accionariado. El grupo finalizó el año con 500 establecimientos, frente a los 523 de 2016 y los 552 de 2015.

 

La compañía confía en que sus ventas comenzarán a remontar en 2018 pero, a la espera de los resultados del ejercicio complejo, en el primer semestre no fue así. La compañía española, cuarto mayor grupo de moda del país por cifra de negocio, finalizó el primer semestre del ejercicio fiscal con una facturación de 323 millones de euros, un 14,5% menos que en el mismo periodo de 2017.

 

Desigual se centró en los doce meses pasados en renovar parte de su red de tiendas. La empresa, por ejemplo, remodeló su establecimiento de Paseo de Gracia, en Barcelona, de la mano del interiorista Lázaro Rosa Violán, y puso un pica en la calle más cara de España, la barcelonesa Portal de l’Àngel, al hacerse con el antiguo local de Bershka, en el número 15.