Entorno

Bangladesh: revueltas, una huida, un Nobel de la Paz y el monzón en agosto

El segundo mayor exportador textil del mundo ha vivido un verano caliente tras las revueltas estudiantiles en contra del gobierno del país. La industria de la moda ha comenzado a retirar parte de su producción del mercado.

Bangladesh: revueltas, una huida, un Nobel de la Paz y el monzón en agosto
Bangladesh: revueltas, una huida, un Nobel de la Paz y el monzón en agosto

Laia Abad

2 sep 2024 - 05:00

Sheik Hasina se subió a un helicóptero a principios de agosto y abandonó Bangladesh, el país que dirigía con mano férrea desde hacía quince años. La dimisión y huida de Hasina fue provocada por la revuelta de estudiantes en contra de un antiguo sistema de acceso al mercado laboral público, que terminó con centenares de muertos y la industria del país colapsada. Manifestaciones, una huida, un premio Nobel de la Paz encarnado en nuevo presidente, pedidos textiles cancelados y, para terminar, el monzón han marcado el verano de uno de los hubs mundiales de la producción textil.

 

A principios de julio, un grupo de estudiantes comenzó a protestar por un antiguo sistema de cuotas en el acceso al empleo público. Las protestas se extendieron poco a poco por todo el país, hasta que a finales de julio se tornaron violentas, causando la represión policial, el corte de telecomunicaciones y la declaración del toque de queda.

 

El corte de comunicaciones afectó a la actividad industrial y los gigantes de la moda, que tienen en Bangladesh uno de sus mayores hubs mundiales, vieron afectados sus pedidos. De hecho, la Bangladesh Garment Manufacturers and Exporters Association cifró pérdidas de 150 millones diarios por cada día de bloqueo.

 

 

 

 

En un intento de terminar con las protestas, el domingo 21 de julio el Tribunal Supremo del país anuló el polémico sistema de cuotas, que reservaba el 30% de los puestos de trabajo en el gobierno a los descendientes de los combatientes de la guerra de liberación, que transcurrió entre marzo y diciembre de 1979 y que derivó en la separación de Pakistán Occidental (actualmente Pakistán) y Pakistán Oriental (actualmente Bangladesh). La entonces primera ministra del país, Sheik Hasina, es hija del desaparecido Sheikh Mujibur Rahman, considerado padre de la nación por su papel en la guerra.

 

Esta decisión relajó la situación durante algunos días y el país recuperó las comunicaciones, pero a principios de agosto el conflicto se reactivó y el 4 de agosto dejó la jornada con más muertos y las autoridades volvieron a imponer el toque de queda y, por tanto, el cierre de las fábricas. Los estudiantes pasaron de pedir la abolición del sistema de cuotas a la dimisión de Hasina.

 

Se formará un gobierno interino y, a través de este, se llevarán a cabo todas las actividades del país”, aseguró a principios de agosto el jefe del ejército, Waker-us-Zaman, en una comparecencia televisada para anunciar la dimisión de Hasina, que a sus 76 años era la primera ministra que más tiempo llevaba en el poder en todo el mundo. Aunque inicialmente se anunció que el ejército tomaría el mando del país hasta celebrarse elecciones, finalmente fue el premio Nobel Muhammad Yunus quien se puso al frente del gobierno interino.

 

De 84 años de edad, Yunus es conocido como el banquero de los pobres. En 2006 recibió el premio Nobel de la Paz por la fundación del Banco Grameen para hacer frente a la pobreza en Bangladesh a través de microcréditos. De hecho, Yunus había tratado en 2007 de entrar en política fundado su propio partido para combatir el bipartidismo entre la Liga Awami de Hasina y el Partido Nacional de Bangladesh.

 

 

 

 

Con una economía altamente dependiente del textil, el conflicto está poniendo en riesgo la actividad de los gigantes de la moda en Bangladesh. No sólo las empresas han retirado pedidos, sino que algunas plantas controladas por empresarios cercanos a Hasina fueron atacadas por las protestas, según recogía Financial Times a mediados de mes.

 

Gigantes de la industria de la moda han trasladado parte de sus producciones a países como Camboya o Indonesia, mientras otras han sido transportadas en avión (encareciendo, por tanto, los costes) para evitar un mayor impacto en la campaña otoño-invierno en Europa y Norteamérica.

 

El nuevo primer ministro de Bangladesh se ha puesto como prioridad recuperar la ley y el orden en el país y, tras tomar posesión de su cargo, se introdujo un sistema de protección de las fábricas textiles, una industria que se ha desarrollado con fuerza gracias, en parte, a la política económica de Hasina, que ha facilitado las inversiones y ha priorizado inversiones en carreteras, puertos y otras comunicaciones.

 

Las dudas se ciernen sobre el futuro de Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo con 170 millones de habitantes. No está claro si el premio Nobel de la Paz tendrá tiempo para ejecutar sus propuestas y renovar el país acabando, por ejemplo, con la corrupción, como él mismo ha prometido, antes de que los grupos europeos e internacionales retiren sus compras, dañando de muerte a la economía del país.

 

Para terminar de arreglar el verano de Bangladesh, el monzón, que no por ser un fenómeno anual afecta menos a la población. Según datos recogidos por AFP, hasta la semana pasada más de cuatro millones de personas se habían visto afectadas por las intensas lluvias, que han dañado también a infraestructuras de comunicaciones clave para el país.