Entorno

Polvorín en Bangladesh: las revueltas paralizan la fábrica de moda barata del mundo

Hace una semana, más de cincuenta ciudades del país viven protestas violentas de estudiantes en contra de un sistema de cuotas al trabajo público. El Tribunal Supremó las eliminó el domingo, pero el conflicto continúa en la calle.

Polvorín en Bangladesh: las revueltas paralizan la fábrica de moda barata del mundo
Polvorín en Bangladesh: las revueltas paralizan la fábrica de moda barata del mundo
Protestas de estudiantes en Dhaka, Bangladesh, el pasado 3 de julio.

P. Riaño

22 jul 2024 - 05:00

Desde hace algo más de veinte días, Bangladesh es un polvorín. Las revueltas estudiantiles en protesta por un sistema de cuotas de empleo en el sector público se han expandido por el país y el viernes se cortaron las comunicaciones, tanto las carreteras como de teléfono e Internet, y se declaró el toque de queda, lo que ha afectado a la producción del segundo mayor exportador textil del mundo. El domingo, el Tribunal Supremo suspendió el sistema de cuotas que ha provocado la revuelta, pero las mismas continúan y el toque de queda se mantendrá hasta el lunes.

 

Hace una semana, las protestas estudiantiles se tornaron violentas y el domingo habían dejado ya más de cien muertos y más de 1.500 heridos por los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Medio centenar de municipios de Bangladesh han sido escenario durante los últimos días de enfrentamientos.

 

El corte de las telecomunicaciones ha impactado en los pedidos de los gigantes internacionales de la moda. Según los últimos datos disponibles, la cuota de Bangladesh en el comercio mundial de prendas de vestidor se situó en el 7,9% a cierre de 2022, frente al 6,4% de 2021, según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En 2022, las exportaciones de prendas de Bangladesh alcanzaron 44.350 millones de dólares, con un alza del 27% respecto a 2021.

 

 

 

 

El pasado 1 de julio, estudiantes comenzaron a manifestarse de forma pacífica en la capital del país, Dhaka, en contra de un antiguo sistema de cuotas que reserva el 30% de los puestos de trabajo en el gobierno a los descendientes de los combatientes de la guerra de liberación, que transcurrió entre marzo y diciembre de 1979 y que derivó en la separación de Pakistán Occidental (actualmente Pakistán) y Pakistán Oriental (actualmente Bangladesh).

 

La primera ministra del país, Sheik Hasina (que el lunes visitará España para participar en un simposio empresarial sobre comercio entre ambas economías), es hija del desaparecido Sheikh Mujibur Rahman, considerado padre de la nación por su papel en la guerra. De este modo, el sistema de cuotas beneficia principalmente a personas relacionadas con el Gobierno.

 

Las protestas de estudiantes exigen desmantelar un sistema de cuotas que hace que cerca del 60% de los puestos de trabajo públicos estén reservados a cuotas de minorías étnicas, personas con discapacidad o mujeres, entre otros colectivos. Un tercio de los empleos públicos corresponde a descendientes de los veteranos.

 

Los estudiantes exigen acabar únicamente con la cuota para los descendientes de la guerra, que, de hecho, fue abolida en 2018 por el Tribunal Supremo tras un fuerte movimiento estudiantil pero que se restituyó el mes pasado, lo que ha desencadenado las protestas.

 

En una audiencia celebrada de forma prematura, el Tribunal Supremo de Bangladesh anuló ayer, domingo, la orden judicial que permitía recuperar las cuotas. El Tribunal ha instado a los estudiantes a regresar a las clases, si bien las revueltas amenazan con continuar. Según la filial bengalí de la BBC, a partir de ahora un 93% de los puestos será decidido por el mérito de los opositores; un 5% de las plazas se reservará a los descendientes de los combatientes; el 1% será para minorías y otro 1% para discapacitados e igualdad de género.

 

La economía de Bangladesh se ha desarrollado de forma rápida en las últimas décadas y el país ha pasado de ser uno de los más pobres del mundo a ser un hub internacional de producción textil. Sin embargo, la economía nacional todavía sufre las consecuencias de la pandemia, lo que ha derivado en falta de empleo e inseguridad, en un contexto de alta inflación.