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2024: El año en que la regulación (casi) asustó a la moda

2024: Puig, sonrisas y lágrimas de siete meses en bolsa

El grupo centenario saltó al parqué el pasado mayo. Desde entonces, y pese a haber entrado en el Ibex35, la acción ha vivido en una montaña rusa. La empresa cerró el primer semestre con un retroceso del 27% en su resultado neto.

2024: Puig, sonrisas y lágrimas de siete meses en bolsa
2024: Puig, sonrisas y lágrimas de siete meses en bolsa

Pilar Riaño/ Celia Oliveras

30 dic 2024 - 05:00

Los primeros siete meses en Bolsa del grupo de perfumería Puig no han sido, precisamente, un camino de rosas. La empresa ha probado las mieles del parqué al convertirse en la mayor salida a Bolsa en España desde Aena hace casi diez años e incorporarse al Ibex-35, pero también ha visto desplomarse su acción tras la presentación de sus primeros resultados como cotizada y tras el anuncio de la retirada del mercado de un lote de productos de una de sus marcas. A mediados de diciembre, la acción de Puig cotiza a 18,91 euros, un 22,8% por debajo de su estreno bursátil.

 

 

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El año en que la regulación (casi) asustó a la moda

 

 

El pasado 3 de mayo todo era alegría en el parqué de la Bolsa de Barcelona. Un emocionado Marc Puig, presidente de la compañía, tocaba la campana tras un largo proceso de profesionalización y preparación de la estructura de una empresa de más de cien años de historia y capital familiar.

 

La compañía, que partía con un precio de 24,5 euros por acción (la más alta de la horquilla fijada en el folleto) y una capitalización de 13.920 millones de euros, debutó en la Bolsa española con un alza del 8,2%, situándose en los 26,5 euros por título, aunque presa de la elevada volatilidad habitual en los primeros compases de negociación instantes después situaba su precio en torno a los 25 euros por acción.

 

¿Por qué Puig ha salido a Bolsa? Para asegurar su futuro, blindarse ante los posibles vaivenes del capital familiar, atraer talento y acceder a nueva financiación. “Para cualquier empresa familiar es importante contar con los controles y equilibrios necesarios, particularmente durante las transiciones generacionales”, explicaba Puig en el folleto de su oferta pública de venta (opv).

 

 

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“Convertirse en una empresa que cotiza implica un mayor nivel de escrutinio por parte de inversores, analistas, reguladores y el mercado en general”, desarrollaba la empresa. Y eso es precisamente lo que le ha sucedido a la compañía española.

 

Tan solo dos meses después de su salto a Bolsa, en julio Puig pasó a formar parte del Ibex35 en sustitución de Meliá Hotels al cumplir los requisitos necesarios de liquidez y capitalización para formar parte de este selecto club. La acción respondió a la entrada en el Ibex35 hasta que llegó septiembre y, con él, la presentación de los primeros resultados de Puig como compañía cotizada.

 

La empresa cerró el primer semestre con un retroceso del 27% en su resultado neto, que se situó en 154 millones de euros, como consecuencia de los gastos de adquisiciones y fusiones y, sobre todo, del bonus extraordinario en efectivo de 94 millones de euros otorgado a todos los empleados de la empresa por la salida a Bolsa.

 

 

 

 

Las ventas totales del grupo en los seis primeros meses del ejercicio se situaron en 2.171 millones de euros, con un alza del 9,6%.

 

Los resultados de los nueve primeros meses no sirvieron para compensar la pérdida de valor de la acción. Puig cerró la sesión del 31 de octubre, la última antes de que cumpliera seis meses de su salto al parqué, con una cotización de 21,2 euros por acción, un 13,38% menos del valor que alcanzó en esa primera jornada en Barcelona. La capitalización del grupo cerró la jornada en 12.045 millones de euros.

 

 

En 2024, Puig ha dado comienzo a un nuevo plan estratégico, que cubre el periodo 2024-2027, tal y como explicaba la empresa en el folleto de su opv. Los ejes de la nueva hoja de ruta son, sin embargo, los mismos que ha seguido durante su etapa de preparación para la salida a Bolsa: apuesta por las marcas y diversificación de producto y compras. Sin embargo, la compañía dejará atrás el crecimiento explosivo.

 

Tras el gran desarrollo de los últimos ejercicios, apalancado sobre todo en las adquisiciones, Puig espera ahora un aumento de las ventas por superficie comparable a un solo dígito en el medio plazo. Esta evolución estará, sin embargo, por encima del crecimiento esperado para el mercado premium de la belleza, según la empresa.

 

En el caso de la rentabilidad, el grupo de perfumería apuesta por la estabilidad. Las previsiones de la compañía pasan por que el margen de ebitda ajustado se mantenga “estable” en 2024, con “potencial en el medio plazo”. Puig anticipa también que el ratio de deuda neta y ebitda ajustado no supere las dos veces en el medio plazo.

 

 

 

 

Pese a haberse convertido en una empresa sometida al escrutinio del mercado, Puig ya ha dejado claro que su apetito comprador sigue ahí. “Analizamos cuidadosamente oportunidades de fusiones y compras que encajen en nuestro objetivo de negocio y que creen valor en nuestra familia de marcas -explicaba la empresa en el folleto de la opv-; consideraremos seguir sumando nuevas marcas que complementen nuestra cartera actual”. Desde el ejercicio 2011, el grupo ha invertido 2.500 millones de euros en adquisiciones.

 

El valor de toda la cartera de marcas de Puig alcanzó, a cierre del ejercicio 2023, 2.173 millones de euros. La cartera de productos de Puig se estructura en tres tipologías de marcas, que incluyen los negocios propios, las licencias y las joint ventures.

 

La gran mayoría del porfolio de la compañía de cosmética está formado por marcas propias, que incluyen Carolina Herrera, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci, Penhaligon’s y L’Artisan Parfumeur, así como Paco Rabanne, Byredo, Dries Van Noten, Kama Ayurveda, Loto del Sur, Apivita y Uriage.