La resistencia artesana: un negocio de 6.000 millones de euros ante el reto de la escala
En 2019, la artesanía copó el 4,9% del Producto Interior Bruto (PIB) de la industria manufacturera en España, con la gastronomía y los vinos en cabeza.
12 jun 2023 - 05:00
El encaje de Camariñas, las jarapas de la Alpujarra o el bordado de Lagartera son sólo algunos ejemplos de la gran tradición artesana en territorio español. En este Insight, patrocinado por Tous, Modaes repasa las claves del sector artesano en el país, sus retos y operadores clave y sus oportunidades a futuro.
Insight: El mapa de la artesanía en España
Lo que lo hace único es también lo que limita su expansión. La artesanía es, por definición, un oficio artesanal, pequeño y localizado: si escala o se industrializa, deja de ser artesano. Pero eso es también precisamente lo que le da un valor en alza en los tiempos en que la calidad o la proximidad vuelven a ser valores al alza.
Más de 200.000 personas se dedican en España a la artesanía en su sentido amplio, un sector cuya aportación económica supera los 6.000 millones de euros y que reivindica su valor intangible cultural.
En 2019, el sector alcanzó un impacto económico en el mercado español de 6.000 millones de euros, según los últimos datos disponibles recogidos por Kpmg en un informe elaborado para el Círculo Fortuny. Este importe contribuye al 0,54% del Producto Interior Bruto (PIB) de España y el 4,9% de la industria manufacturera.
La producción también ha evolucionado a la baja, con trescientos millones de euros menos entre 2015 y 2019. Con todo, el número de empresas se incrementó durante ese periodo, registrando un aumento del 1,8% y el empleo se mantuvo estable.
El tejido del sector de la artesanía en España está formado por 64.000 empresas que emplean a 213.000 trabajadores. De los subsectores, la gastronomía y el sector vinícola es el que más número de empleados copa, seguido de los productos de cerámica y vidrio, la cestería y espartería, y la fabricación de muebles.
La moda, por su parte, copa un 7,4% de los ingresos del sector, con cerca de 11.300 empresas, 27.400 empleados y una producción valorada en 32 millones de euros, lejos de los datos de la gastronomía, por ejemplo.
Esta diferencia se debe principalmente al ámbito de la producción, que está muy limitado a las características del propio sector. El acceso a fondos también es un problema para las empresas. En 2014, apenas el 17,6% de las compañías artesanas en España utilizaban financiación ajena, como líneas de crédito, mientras que el 82,4% hacía uso únicamente de fondos propios.
“No hay ayudas ni subvenciones para que podamos crecer, y eso hace que la sociedad se olvide un poco de nosotros, la gente tiene mucho desconocimiento del valor de la artesanía”, Paula Carbonell, al frente de la empresa valenciana Abanicos Carbonell, que ha recibido recientemente el premio de Mejor Trayectoria Artesanal por parte e Círculo Fortuny.
Otra de las barreras es la captación de talento. “Las seis bordadoras con las que trabajo tienen más de cincuenta años, pero la manera de pensar de la juventud es completamente diferente y a corto plazo: lo quieren todo aquí y ahora”, dice María José Espinar, que lidera el taller de bordados Ángeles Espinar en Villamanrique de la Condesa (Sevilla).
La oportunidad de crecimiento viene muchas veces, según los artesanos, del mercado exterior. “Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero a mí me han ayudado los clientes de fuera”, confiesa Javier Menacho, un artesano de la marroquinería especializado en bolsos y basado en el municipio de Castillblanco de los Arroyos y que ha sido reconocido como Joven Promesa por Círculo Fortuny.
El último informe público data de 2015, cuando el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, a través de EOI y Fundesarte, elaboró el estudio Situación de la artesanía en España. Informe de competitividad y principales variables económicas.
Aquel estudio cifraba el aporte del sector artesano español en un 2,4% del PIB industrial y un 0,4% del PIB total, e identificaba 38.577 empresas. Desde entonces, señalaba el Ministerio en 2021, “se ha constatado un incremento de la productividad media y de la competitividad de las empresas artesanas”.
En concreto, el Ministerio aludía a “la incorporación de las TIC, la cooperación intra e intersectorial y una mayor orientación hacia la comercialización del producto”. “Estos avances se han visto acompañados de una cierta renovación motivada por la entrada de nuevos perfiles profesionales, que previsiblemente dinamizarán de forma importante la actividad artesana en los próximos años”, añadía.
Comunicación para la visibilidad y atraer el
talento para el futuro: claves de la artesanía
¿Qué es ser artesano?
La interpretación del concepto de artesanía varía en función de países, y en España no se han logrado unificar los oficios en un marco común ya que su gestión está transferida a las comunidades autónomas.
Para registrar a las empresas artesanas en los registros oficiales de las autonomías, cada comunidad establece un registro propio que incluye requisitos como que la actividad desarrollada sea de carácter preferentemente manual, que la persona tenga reconocida la condición de artesano, y que la actividad no sea de forma ocasional o accesoria.
Entre las actividades económicas que se consideran como artesanas se encuentran: muebles, productos metálicos, otros productos minerales no metálicos, papel y artes gráficas, perfumería, textil y confección, cuero y calzado, cestería y espartería o alimentación y bebidas.
La normativa del registro de artesanos de muchas comunidades autónomas establece que, para ser empresa artesana, la compañía debe tener menos de diez empleados (sin incluir familiares directos). Al tener las competencias delegadas a las comunidades autónomas, cada una de ellas contempla en su registro de artesanos los oficios que consideren que forman parte del sector.
Para ser considerada una empresa artesana, tiene que tener menos de diez empleados
En general, las comunidades autónomas establecen en su legislación unos objetivos de desarrollo de la artesanía bastante similares entre los que se encuentran fomentar la expresión artesanal, crear canales de comunicación, formar artesanos, estimular el conocimiento del sector o favorecer el acceso de la artesanía a subvenciones.
Sin embargo, algunos territorios cuentan con objetivos particulares. Es el caso de Canarias, que en su legislación de artesanía establecer como meta que las empresas que forman parte del sector deben propiciar la creación de centros museísticos.
Para ser reconocido como artesano, las comunidades autónomas otorgan un documento identificativo, la Carta Artesana, que certifica a una persona públicamente como artesano y se inscribe en el registro.
La Carta de Maestro Artesano es una titulación que se otorga a todos aquellos artesanos que concurran méritos suficientes relacionados con su experiencia profesional y tiene una vigencia de entre tres y cinco años.
Entre los requisitos que se establecen se encuentran haber ejercido el oficio entre diez y veinte años; la concurrencia de méritos suficientes como la influencia, la mejora de métodos artesanales, transmisión de conocimiento, conservación de patrimonio o nivel de perfección empleado; que se acredite la cualificación profesional mediante el informe de tres maestros artesanos o intervenir personal y directamente en la ejecución de trabajos.