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Francisco Mataix, el mago de Belda Lloréns

Francisco Mataix tuvo que convencer a su equipo de que crear una marca ingrediente era una inversión a futuro. Hoy recoge los frutos y la etiqueta de Ecolifeby Belda Lloréns cuelga de prendas de marcas de moda en todo el mundo.

Francisco Mataix, el mago de Belda Lloréns
Francisco Mataix, el mago de Belda Lloréns
La familia Mataix comenzó su trayectoria en el sector de la hiltura con la empresa Evelio Mataix Molina, el nombre del abuelo.

I. P. G

23 oct 2023 - 05:00

Era la década de los cincuenta cuando el abuelo de Francisco Mataix, Evelio Mataix Molina, que había desarrollado su carrera en la industria del papel y el cartón, decidió crear una nueva empresa que dejar a sus hijos. De una reunión familiar surgieron dos ideas: la construcción y la hilatura. Dice Francisco Mataix que nunca ha preferido que su familia se hubiera decantado por la primera.

 

 

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De la mano de la segunda generación, la compañía tuvo su primer impulso gracias a una decisión entonces innovadora: apostar por el sistema open end, entonces poco habitual, y fabricar algodón reciclado, una decisión que vino de la dificultad de conseguir materia prima virgen en la España franquista y que entonces no era vista con un valor añadido, sino todo lo contrario. El gran orgullo de Mataix, que se incorporó a la empresa en 2005 y hoy lidera el área comercial, es haber puesto en valor lo que entonces se escondía, y hacerlo con marca propia. “Yo tenía claro que posicionar la marca y aportar valor era súper importante, y en 2018 mi primo Jorge y yo, con pocos medios, decidimos crear la marca Ecolife”, señala el ejecutivo. La empresa contrató una empresa de branding y fichó a Fabrizio Mancebo como director de marca. “Desde el punto de vista estratégico ha sido primordial, nuestra supervivencia pasa por crear marca y poner en valor que hemos sido pioneros en el algodón reciclado”, sostiene.

 

 

 

 

Mataix reconoce que, incluso de puertas para adentro, esta apuesta por crear marca no ha sido fácil. “Me decían ‘Paquito, te has vuelto loco’, lo veían como un gasto: yo les pedía que tuvieran fe”, recuerda. Poco a poco, ha visto cómo los retailers han comenzado a tratarles como un actor clave en la transformación hacia la sostenibilidad, prescribiéndoles a sus proveedores de prenda e, incluso, comunicando que usan Ecolife al cliente final. “El Ganso fueron los primeros que apostaron por nosotros y la marca danesa Ganni nos dio una publicidad brutal”, rememora. “Aquí tenemos cuatro o cinco grupos, que si apostasen un poco más por la industria local estaríamos desbordados de trabajo, pero a veces ha sido más fácil trabajar con los de fuera -critica-; quizás es que nos toman más en serio”.

 

Aunque reconoce que los retailers cada vez se esfuerzan más por reducir su impacto, recalca que el material es sólo una parte pequeña de la sostenibilidad. “¿Un poliéster reciclado de botella hecha en China, donde hay una fábrica de botellas sólo para hacer poliéster reciclado, es sostenible? Para mí no lo es”, sentencia.

 

Durante un tiempo, hubo hasta cuatro ramas familiares en Belda Lloréns, aunque hace unos cinco años el negocio de hilatura y el de cartón se separaron en dos. “No es fácil manejar una empresa familiar, cada uno tiene que saber bien dónde está, respetar el área de cada uno y ser honesto”, asegura Mataix. “Pero también ser directos y decir las verdades cuanto antes”, añade. Hace ya bastantes años que la compañía cuenta con un protocolo familiar que establece en qué condiciones puede entrar un miembro de la familia a la compañía, y el relevo está garantizado: la cuarta generación de los Mataix ya ha empezado a trabajar en la empresa. “Yo no tengo hijos, y si los tuviera no sé si les recomendaría entrar en esto: es un sector complicado, siempre hay crisis, pero a mí me gusta”, dice Mataix. “No me arrepiento de estar donde estoy, estoy feliz -sentencia el ejecutivo-; es el momento de volver a crecer y hacer algo importante”.

 

 

La familia Mataix comenzó su trayectoria en el sector de la hiltura con la empresa Evelio Mataix Molina, el nombre del abuelo. En 1969, compraron otra pequeña hilatura en Alcoy (Alicante), llamada Belda Lloréns. Esa fue la marca que se usó en la internacionalización y que terminaría dando nombre a toda la compañía. Francisco Mataix se incorporó en 2005, después de estudiar Administración y Dirección de Empresas en Valencia y cursar un MBA en Londres. Siempre supo que su departamento era el comercial, y hoy lidera este área junto con la de márketing, mientras que su primo, Jorge Mataix, pilota el área de producción.