Los motores ‘next gen’: el hilo oceánico de Seaqual apunta al reciclaje textil a textil
La empresa española, que tiene como socios principales a las compañías industriales Antex y Textil Santanderina, se dedica desde hace más de una década al reciclaje de residuos oceánicos para crear un hilo reciclado.
22 mar 2024 - 05:00
Materiales textiles de nueva generación. De todo tipo (algodón, viscosa o poliéster, por ejemplo) y procesados de diferentes formas (reciclaje mecánico y químico). Sean cómo sean, todos comparten que son la gran esperanza de la industria de la moda en el camino a la sostenibilidad. De Seaqual a Infinited Fiber, pasando por Spinnova, ¿cuáles son los motores next gen del sector y a qué retos se enfrentan?
Los motores next gen: la llave de la moda
Nombre: Seaqual
Fundación: 2016
Sede: Anglès (Girona)
Accionistas: Antex y Textil Santanderina
Finalidad: Hilo procedente de residuo plástico
Conocimiento de moda e industria en el cóctel fundacional de Seaqual, una empresa española que cuenta con casi una década de trayectoria en el sector de las fibras de nueva generación. Entre jóvenes start ups, la mayoría de ellas del norte de Europa, la española Seaqual lucha por abrirse camino con dos accionistas de renombre: Textil Santanderina y Antex. La misión de la compañía pasa producir y comercializar su “hilo oceánico”, fabricado con deshechos plásticos procedentes directamente del mar o con riesgo de acabar en el fondo marino. Ahora, la empresa mira adelante con el reto del textil a textil.
“El residuo que recogemos del mar no es un polímero puro, por lo que no se puede integrar en grandes cantidades si queremos mantener cierta calidad del producto”, explica el director general de Seaqual, François Devy, a Modaes. El hilo que comercializa Seaqual, de hecho, apenas está formado en un 10% por residuos marinos, mientras que la mayor parte de la composición proviene, por lo tanto, de plásticos de botellas recicladas.
“Hace un año que hemos empezado a introducir procesos de reciclaje químico, lo que por el momento nos ha permitido utilizar plásticos de botellas tintadas, por ejemplo -desarrolla Devy-; el objetivo, sin embargo, es utilizar la tecnología de otros socios de la industria para conseguir reemplazar el uso de botellas por el de los residuos textiles”.
Según el ejecutivo, la apuesta de Europa por el reciclaje textil es cada vez mayor, y hay materia prima “suficiente” para llevarlo a cabo. El reto del sector está, sin embargo, en la falta de una industria textil que produzca en Europa y compre estos materiales a empresas como Seaqual.
Seaqual prevé un crecimiento del sector de fibras de nueva generación gracias, en parte, al impulso europeo
En este sentido, Devy lamenta que la moda todavía no es uno de los actores que más invierte en las fibras de nueva generación. Del total del hilo fabricado por Seaqual, de hecho, apenas un 20% va dirigido a empresas del sector de la moda, frente a un 30% del sector de la decoración y otro 30% del automovilístico. El resto de su producto, otro 20%, es comprado por empresas del sector del merchandising, que comercializan artículos promocionales como bolsas de tela.
La compañía, fundada inicialmente por Javier Goyeneche a través de Ecoalf, es propiedad desde 2019 de dos de los grupos industriales de mayor tamaño de la industria textil en España. La compañía opera a través de las infraestructuras de Antex y Textil Santanderina en Europa y América, donde recoge, limpia, recicla e hila el material, para después venderlo a sus clientes en cada continente.
En Europa, Seaqual trabaja desde la sede de Antex en Anglès (Girona), donde se lleva a cabo gran parte del reciclaje y la producción del hilo que se vende a empresas europeas, gracias al material que recoge mayoritariamente en las costas de Egipto y Turquía. En el continente americano, por otro lado, Seaqual opera a través de la fábrica de Antex en México, y el hilo que se produce allí se comercializa en el propio continente.
“Queremos participar en un proceso tan necesario como es el desarrollo de una cadena de suministro europea de gran calidad y basada en el nearshoring”, asegura Devy. Bajo este mantra, la compañía ha dividido en dos sus mercados, que operan con independencia en Europa y América, para evitar los largos trayectos y gastos logísticos que comportan en muchas ocasiones las cadenas de suministro de la moda.
La cadena de valor de Seaqual
El proceso de producción de Seaqual, por otro lado, pasa por varios procesos. El primero de ellos consiste en la recolección y procesamiento de estos residuos de los océanos y hasta 50 kilómetros dentro de la costa a través de grupos de trabajo locales.
Después de separar los materiales entre aquellos que se pueden utilizar y los que no, el plástico se tritura en pequeños copos que se vuelven a unir para formar un plástico nuevo. Gracias a la tecnología de Antex y Textil Santanderina, finalmente, el plástico se acaba convirtiendo en el hilo, que se comercializa a través de licencias por el que las empresas pueden desarrollar los tejidos y utilizar la marca de Seaqual.
De cara al futuro, Devy no descarta la unión con otros actores industriales para impulsar su producción. “Por ahora tenemos las espaldas cubiertas y, aunque contemplamos futuras inversiones, estamos seguros de que estas no vendrán de la mano de fondos privados clásicos, sino de marcas industriales que, en cuanto a discurso, puedan tener sentido”, ha afirmado Devy.
Seaqual también ha comenzado a desarrollar un nuevo hilo, que prevé empezar a comercializar a mitad de año, y estará compuesto por redes de pesca abandonadas. De la misma manera que su hilo oceánico, la fibra de este material será en un 10% de redes de pesca “fantasma”, que se encuentran en el océano, y en un 90% por las que se abandonan en los puertos.
“Desafortunadamente, todo es plástico, por lo que hay pocas dudas sobre el crecimiento del sector de las fibras de nueva generación, lo que ya se ve en el surgimiento de nuevas empresas dedicadas a la creación de este tipo de materiales”, explica Devy.
El principal problema del sector, según el ejecutivo, pasa por conseguir que Europa pueda asumir toda esta oferta y no se origine un cuello de botella por el que, al final, las fibras textiles se empiecen a utilizar para producir envases de plástico o acaben en las fábricas deslocalizadas de las empresas en el continente asiático.