Claudia Kersten (Gots): “El producto sólo es sostenible si se evalúa toda su cadena de valor”
La directora de Global Organic Textile Standard (Gots) expone los factores que hacen sostenible una prenda de ropa, aborda el debate del algodón orgánico y opina que lo más importante para el cliente es la confianza.
7 oct 2021 - 04:49
“Por encima de todo, los consumidores quieren confiar”, sentencia Claudia Kersten, directora de Global Organic Textile Standard (Gots), estándar de algodón orgánico referente en la industria de la moda. La ejecutiva considera que, para que un producto sea sostenible, debe haber analizado a fondo cada etapa de su cadena de valor, y declara que los consumidores están cada vez más dispuestos a pagar más por un artículo medioambientalmente responsable.
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Pregunta: Las marcas han adoptado el algodón orgánico. Pero la materia prima más utilizada en la industria es el poliéster. ¿No deberían las empresas invertir en poliéster reciclado?
Respuesta: Deberían invertir en materiales orgánicos y mucho mejores. No en poliéster, porque es una fibra sintética, pero el poliéster reciclado está permitido en Gots y debido a las reglas y restricciones, el poliéster convencional no lo está.
P.: ¿Es sostenible una marca de moda rápida que sólo utiliza algodón orgánico con certificación Gots, pero que fabrica en China, vende en Europa y promueve el fast fashion?
R.: El algodón orgánico es siempre la mejor opción, por supuesto, lo ideal sería que fuese lo más local posible y de la mejor calidad. Gots establece criterios de ecología y responsabilidad social, pero también de calidad de los materiales.
P.: Hay muchas certificaciones diferentes para la moda sostenible. ¿No es eso confuso para el consumidor final?
R.: Hay muchas, sí, pero el número real de normas de sostenibilidad y de terceros que cubren toda la cadena de suministro y que no son autodeclaradas, no es tanto. Ahora se puede encontrar mucha información en plataformas independientes con una comparación transparente de los criterios de las normas. Las Naciones Unidas tienen una herramienta llamada Standards Map, y hay muchas otras organizaciones de protección al consumidor. Un circuito cerrado es necesario, y es posible si los consumidores quieren comprar productos sostenibles, que es lo que hacen. A menudo, comprobamos el acceso a nuestra base de datos y esta una de las páginas más visitadas en nuestra web, con diferencia. Una de las razones es que los consumidores comprueban el número de licencia de los productos y cruzan la información en la base de datos Gots para saber si lo que dicen las marcas es cierto.
“Nadie quiere que su ropa esté hecha por niños, aunque nadie admite que el precio es decisivo en el momento de la compra”
P.: Entre el campo y la tienda al por menor hay muchos intermediarios. ¿Es eso un hándicap para mejorar la sostenibilidad en la industria de la moda?
R.: Claro, es mucho más complejo que cosechar un plátano y enviarlo a una tienda. El producto sólo es sostenible si se examina toda la cadena de suministro con respecto a los criterios sociales y medioambientales. Hay que comprobar cada paso. Algunos ni siquiera saben nada más allá de su proveedor directo, y es caro construir un sistema de trazabilidad propio y completo. Esta es una de las fortalezas de Gots: si compras productos certificados Gots, sabes que toda la cadena de suministro está certificada.
P.: El algodón ecológico es más caro que el tradicional. ¿Es esto un obstáculo para su crecimiento?
R.: Debería ser así, pero esto no tiene nada que ver con las certificaciones, sino con la internalización de los costes externos. Una camiseta tiene un precio, y la cuestión es quién acaba “pagando” por ella. Tal vez sea el río, que es contaminado durante la producción, o tal vez sean los trabajadores, que son explotados. La cuestión es que la sostenibilidad no es gratuita.
P.: ¿Están los consumidores dispuestos a pagar más por la ropa sostenible?
R.: Cada vez más. Nadie quiere que su ropa esté hecha por niños, aunque nadie admite que el precio también es decisivo en el momento de la compra. Sin embargo, cada vez más consumidores están dispuestos a pagar un mayor precio, porque saben que no podemos seguir así, son más conscientes de las condiciones en las que se fabrica la ropa. La pandemia también contribuyó a concienciar a la gente. Hay algunos estudios que demuestran que la gente, sobre todo los jóvenes, no comprarán una prenda sólo porque sea sostenible si ésta no está de moda. Así, si la prenda está de moda desde el diseño, los consumidores están dispuestos a pagar entre un 10% y un 15% más por ella.
P.: ¿Qué alcance debe tener la trazabilidad? ¿Los consumidores quieren saberlo todo?
R.: Por encima de todo, los consumidores quieren confiar. Hoy en día, es muy fácil comprar. Poder confiar es más conveniente para nosotros, pero parece que hay tanto greenwashing por ahí, que necesitamos un cierto tipo de control sobre la trazabilidad. Gots cubre toda la cadena de suministro, lo cual es parte de su éxito entre los consumidores. Pero también estamos pensando en mostrar esta trazabilidad ahora. Estamos creando una base de datos centralizada para que un día podamos acceder a ella a través de un QR, por ejemplo, y ver dónde se ha cultivado el algodón. Esto también depende de cada empresa. Por ejemplo, una empresa puede no querer mostrar algo, no para ocultarlo, sino por razones de competencia. Las empresas más pequeñas a veces no quieren mostrar sus proveedores.
P.: El año pasado detectaron indicios de fraude en el algodón orgánico de la India. ¿Es esto un riesgo para la credibilidad del algodón orgánico en general?
R.: Sí, es un riesgo, pero no lo es más que cualquier otro fraude. Establecer normas o hacer leyes no impide que la gente cometa delitos. El interés del mundo por las fibras orgánicas y los textiles producidos bajo normativas como Gots se ha convertido en un factor económico para la industria, lo cual es gratificante. Esto significa que los textiles orgánicos pueden convertirse en una parte de la vida cotidiana, pero también atrae a delincuentes que ven una oportunidad de hacer dinero. La naturaleza de este fraude que detectamos era realmente crimen organizado. Se basaba en códigos QR falsos que llevaban a webs falsas del gobierno indio. El hecho de que nuestro sistema haya sido utilizado de forma fraudulenta por grupos con fines lucrativos es absolutamente inaceptable y seguiremos luchando contra ello, no confiaremos en el control de los gobiernos locales. Por otro lado, este caso también demuestra que nuestro sistema funciona, ya que hemos detectado el fraude. Fue una experiencia amarga para nosotros, pero estamos saliendo de ella más fuertes que antes y nos dedicaremos a mejorar de forma permanente nuestros sistemas.