De los burdeles a la diversidad: ¿qué es ser ‘sexy’ hoy?
El desfile anual de Victoria’s Secret se convirtió durante años en uno de los eventos más vistos del planeta. Ya en la década de 2010, llegó a alcanzar una media diez millones de espectadores en cada edición del desfile.
18 ene 2024 - 04:58
¿Puede el producto más femenino de todos los que vende la industria de la moda llevar toda la vida siendo pensado para los hombres? La guerra en la moda íntima, con la pérdida de popularidad de Victoria’s Secret y el ascenso de marcas como Savage x Fenty, es el caso más paradigmático de cómo el feminismo y la sensibilidad por la diversidad han cambiado la moda. Este subsector abanderó durante años un discurso hoy caduco: el de la sexualidad entendida por la mirada ajena, con mujeres blancas, altas y delgadas desfilando ante raperos que cantaban aquello de “I'm looking at an Angel, and believe me when I say she got that whole place glowing” . Ser sexy continúa siendo comercialmente efectivo, y más cuando se trata de vender bragas y sujetadores, pero la cuestión es que hoy, ser sexy es algo diferente.
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Si a los jóvenes hoy les parecen anacrónicos los desfiles de Victoria’s Secret, es porque quizás no conocen que el pecado original está escrito en su propio nombre. Su fundador, Roy Raymond, se inspiró en los burdeles victorianos para diseñar tiendas de lencería en las que los hombres pudieran entrar a comprar un regalo a sus novias sin sentir demasiado herida su masculinidad.
Después llegarían los ángeles, las declaraciones de su director de márketing asegurando que jamás subiría la diversidad a la pasarela y la caída en picado de las audiencias de su desfile. La desconexión de Victoria’s Secret con el público es un claro ejemplo de cómo la diversidad se ha convertido en la moda en una cuestión de reputación y de ventas.
Victoria’s Secret desconectó de una clienta a la que ya no le parecen sexis ni sus ángeles, ni sus desfiles, ni sus push ups. Mientras, comenzaba a emerger una nueva marca que volvía a encender las redes con sus desfiles: Savage X Fenty, impulsada por la cantante Rihanna, que mostraba modelos de todas las razas y tallas desfilando en ropa interior empoderadas, pensando en la mirada de la clienta y no en un potencial novio o esposo que quizás ni tienen ni quieren tener.
Roy Raymond, se inspiró en los burdeles victorianos para diseñar las tiendas de lencería de Victoria’s Secret
La compañía, fundada en 2018, ha más que duplicado ventas cada año (aunque el dato absoluto no ha trascendido) y en 2022 se rumoreó con un posible un salto a bolsa con una valoración que podría alcanzar los 3.000 millones de dólares. Sus datos están aún lejos de los 6.344 millones de dólares que facturó Victoria’s Secret en 2022, pero, mientras la otra crece, esta ha reducido un 6% sus ingresos en el último ejercicio publicado.
Rihanna no está sola. La influencer Kim Kardashian ha lanzado su propia marca de íntimo, Skims, especializada en ropa moldeadora para todos los cuerpos, que estaría también explorando un salto al parqué para 2024.
La china Neiwai, especializada en ropa interior “cómoda”, levantó cien millones de dólares en 2021 en una ronda liderada por The Carlyle Group, y la canadiense Knix, con un modelo parecido, captó 53 millones de dólares ese mismo año.
La estadounidense Parade, con tallas que llegan hasta la triple XL y que define sus básicos como “gender-expansive”, fue adquirida en 2023 por el grupo Ariela&Associates International, uno de los mayores grupos de íntimo del país. Ellas definen qué es ser sexy hoy.