G. de Santiago (Agforest): “En un momento en el que la información vale cero, accedemos a cual
Guillermo de Santiago, director de desarrollo de Agforest, destaca que en la moda se debe implementar el análisis con la Inteligencia Artificial, datos satelitales y geoespaciales para abordar los desafíos en sostenibilidad.
18 dic 2024 - 05:00
Fashion Sustainability Shot lanza una nueva serie multimedia de entrevistas con las voces más acreditadas sobre la sostenibilidad. Impulsada por Modaes y patrocinada por Tendam, la serie comenzó a emitirse en 2021 y mensualmente contribuye a generar conocimiento sobre sostenibilidad en la industria española de la moda. En 2024, Fashion Sustainability Shot se adentra en la trayectoria y los objetivos de algunas de las principales start ups españolas del ámbito de la sostenibilidad.
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Sistemas de análisis, Inteligencia Artificial y punto de mira en la regulación. Estos son los pilares de los que parte Guillermo de Santiago, director de desarrollo de la empresa emergente Agforest. La start up se fundó en 2020 de la mano de Juan Carlos Martín y Pablo Quesada con el objetivo de ayudar a la habitabilidad de las ciudades. De Santiago destaca la importancia de hacer análisis de riesgos y la predicción del impacto económico que van a tener los fenómenos climáticos extremos, así como la inversión en I+D necesaria para poder medir y ayudar a la toma de decisiones para hacer negocios más conscientes.
Pregunta: ¿Cuál es el origen de Agforest?
Respuesta: Agforest se fundó en 2020, justo cuando volvíamos de la pandemia. Estamos en un momento crítico para la naturaleza. Parece que hay una especie de relación no bidireccional y no simétrica entre los recursos naturales y las actividades del hombre, pero verdaderamente necesitamos de esos recursos para poder subsistir. En Agforest somos un movimiento que tiene el propósito de construir smart cities sostenibles para ayudar al desarrollo de los ecosistemas urbanos principalmente de las ciudades. Cuando fundamos la compañía nos dimos cuenta de que había un contexto de infoxicación, en el que era muy complicado que el valor de la información aportase algo. Y ahí empezamos a investigar temas vinculados con la inteligencia artificial, modelos de machine learning e inclusive los datos satelitales, y nos dimos cuenta de que en un momento en el que la información vale cero, tenemos disponibilidad y accesibilidad a prácticamente cualquier dato sobre el territorio y cualquier dato sobre lo que está sucediendo en las ciudades. Vimos que cogiendo esos datos y desarrollando modelos predictivos y analíticos in-house teníamos la capacidad de tomar decisiones y de ayudar a la habitabilidad de las ciudades. Hoy día lo vemos muy claro con fenómenos climáticos extremos como por ejemplo la dana, en los que, si se hubiesen tomado decisiones basadas en modelos predictivos y analíticos actualizados, se habrían podido prevenir gran parte de las consecuencias. Hay que hacerse a la idea de que la inteligencia artificial es prácticamente uno de los pocos fenómenos del progreso que funciona de forma exponencial.
P.: ¿Cuáles son los retos de sostenibilidad que ataca la compañía?
R.: La sostenibilidad al final es una cadena de valor completa. Si no entiendes todos los eslabones, te quedas en lo que se denominó economía circular. La economía circular está muy bien, ha permitido grandes cambios, pero realmente a lo que Agforest pretende llegar es a una economía regenerativa, ese estado en el que logras la regeneración de los recursos naturales para generar un menor impacto en tu entorno de operaciones. El marco regulatorio es bastante claro con estos aspectos. De hecho, en un primer momento se utilizaban para el reporting de sostenibilidad los criterios GRI que eran un poco entender cómo estás haciendo tus operaciones en el entorno en el que operas y hemos llegado a un momento en el que parece que el reporting tiene una perspectiva real de las compañías y les obliga a tomar conciencia sobre lo que están haciendo. De hecho, hay grandes firmas de moda que están empezando a implementar estos sistemas de análisis y estos modelos de reporting para poder anticipar un poco lo que va a suceder con la regulación. El sector de la moda, por la complejidad de su cadena de suministro, se verá especialmente afectado. Hay que verlo desde una perspectiva de que la sostenibilidad no es un reto concreto, es un conjunto que tiene correlaciones y se pueden extraer las conclusiones necesarias para ser verdaderamente sostenible.
P.: ¿Cómo está abordando Agforest la nueva legislación?
R.: Al final tienes que conseguir trazar las emisiones de absolutamente el 100% de tu cadena de valor. Desde Agforest, estamos en un proceso de I+D con inversión de bastantes recursos y estamos convencidos de que los datos satelitales, con la geolocalización, esta perspectiva cartográfica que utilizamos para todo, van a ser indispensables para poder medir e inclusive estamos convencidos de que estos datos geoespaciales van a ayudar a la toma de decisiones para hacer negocios más conscientes. Tienes un mapa y tienes tres proveedores en Asia, África y Latinoamérica. Eso en el contexto regulatorio actual va a tener un impacto muy grave en la cuenta de resultados. Va a permitir no sólo reportar, sino poder tomar decisiones de proveedores y buscar proveedores que ayuden a mejorar la cadena de valor.
P: ¿Cuáles son los retos a futuro de Agforest?
R.: Uno de los objetivos de una compañía emergente como nosotros, que estamos en pleno proceso de crecimiento, conseguimos superar break even en un año, vamos hacia un modelo de crecimiento en el que hay unos planes de reinversión en I+D que superan los seis millones de euros en pocos años. Los desafíos más complejos pueden venir en el desarrollo de negocio, la comprensión del propio mercado, por un lado, pero uno de los mayores desafíos son los cambios regulatorios. La ciencia nos ha dicho que no hay suficientes árboles en el mundo como para compensar las emisiones. Si queremos ser una Europa net zero para 2050, la respuesta está en los datos satelitales, al permitir medir permeabilidad del suelo, pH de la tierra, etc. y que nos permiten conocer cuáles son los sumideros de carbono que hay dentro de las ciudades. Ese es uno de los principales desafíos, los cambios regulatorios. Por otro lado, está la innovación, ese pain point que tenemos todas las compañías que emergemos, que es escuchar lo suficiente a los clientes y a los sectores como para saber cuáles van a ser sus necesidades que nosotros vamos a poder paliar con nuestras soluciones.
P.: ¿Cómo se imagina el sector de la moda en treinta años?
R.: Los estudios dicen que estamos ante consumidores cada vez más concienciados, en la calidad, una producción local, unos materiales que sean sostenibles... El modelo fast fashion que habíamos vivido hasta ahora de ir a grandes superficies en las que comprar camisetas por un euro, parece que se ha acabado un poco, ya incluso esas grandes marcas de retail están incluyendo en su oferta algodón orgánico, tintes orgánicos, procesos con menos agua… Ha progresado muchísimo el sector de la moda y, en los últimos treinta años hasta ahora, podríamos decir que ha hecho un cambio radical: hemos pasado de consumo masivo que no tenía en cuenta nada a un consumo mucho más moderado en el que el portfolio y la oferta a los clientes es diferente. Al sector le falta llegar a la regeneración de recursos en un momento en el que cada vez tenemos menos recursos, estamos emitiendo más gases de efecto invernadero…
P.: ¿Qué reformas deben emprender las ciudades para alcanzar la neutralidad de carbono?
R.: Teóricamente en 2050, no en el caso de Europa, deberíamos ser net zero, pero si la legislación no progresa y no empieza a tomar en consideración nuevas tecnologías, metodologías, proyectos, va a ser muy difícil que lleguemos a compensar nuestras emisiones. Ser net zero no quiere decir que no emitamos contaminación, quiere decir que lo que emites, por un lado, lo compensas por otro. Los mercados de créditos de carbono, tanto el regulado como el no regulado en Estados Unidos, están sufriendo un auge brutal. Sin embargo, no hay suficientes sumideros para generar derechos de emisión a cinco años, que es como se denomina, en el que podamos compensar las emisiones. Si no cambiamos esa forma de pensar y no actuamos consecuentemente, estamos siempre hablando de progreso, pero en realidad si no progresa es muy probable que no lo consigamos.