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Janet Mensink: “Eliminar la vulneración de los derechos laborales requiere acciones comunes”

La directora general de Social&Labor Covergence Program, que proporciona datos sobre las condiciones de trabajo en las cadenas globales de suministro, considera que acabar con la vulneración de los derechos humanos “es cosa de todos”. 

Janet Mensink: “Eliminar la vulneración de los derechos laborales requiere acciones comunes”
Janet Mensink: “Eliminar la vulneración de los derechos laborales requiere acciones comunes”
Janet Mensink es directora general de Social&Labor Covergence Program.

Cristina Sanchís

12 may 2023 - 05:00

Acciones comunes e implicación total. Así es como ve Janet Mensink, directora general de Social&Labor Covergence Program, el camino para acabar con la vulneración de los derechos laborales en la industria de la moda. La asociación que dirige Mensink es una plataforma sin ánimo de lucro que proporciona datos sobre las condiciones de trabajo en las cadenas globales de suministro. Según datos de la compañía, el 90% de las empresas del sector de la moda todavía violan aspectos básicos para el trabajador, como la seguridad en el espacio de trabajo. Para la directiva, que empezó en la plataforma en 2016 como responsable de proyectos, la situación puede revertirse si las compañías y las autoridades “se toman enserio el asunto y hacen lo posible por revertir la situación”, señala.

 

 

Pregunta: ¿Cómo está la situación de los derechos laborales en el sector de la moda comparándola con otros sectores?

 

Respuesta: Creo que todos coincidimos en que la situación está mejorando, pese a que recientemente ha hecho diez años de la tragedia del Rana Plaza. Comparados con otras industrias, la moda tiene una compleja cadena de suministros que las empresas intentan conservar a bajo coste, produciendo, por ejemplo, en países más baratos donde la legislación no está tan desarrollada como en otros países y que supone que haya menos revisiones de las condiciones de trabajo.

 

 

 

 

P.: Con una cadena de suministros global y fragmentada, ¿se podría llevar un control en todos los países?

 

R.: Si todos quisiéramos, sí que podría haber control. Hay que ser conscientes de que si un producto está producido por personas que cuentan con derechos laborales y con materiales de buena calidad va a tener un precio más elevado. El problema es que el consumidor no parece estar dispuesto a pagar más. Eso sí, en los veinte años que llevo trabajando en la industria me he dado cuenta de que no es fácil identificar dónde hay una fábrica que proteja los derechos de los trabajadores y que puedes encontrarte malas condiciones en países supuestamente más desarrollados, así que recalco la importancia de seguir trabajando para mejorar las condiciones de los trabajadores.

 

 

P.: ¿Qué papel juegan los sindicatos locales?

 

R.: La responsabilidad de mejorar las condiciones laborales es algo que nos envuelve a todos y que muchos partidos políticos están planteando. En los últimos 25 años la intención de cambiar esta situación venía de la mano del sector privado, con iniciativas basadas en la responsabilidad de la conducta, pero a largo plazo la responsabilidad de proteger a los ciudadanos ha de ser de los gobiernos, que tiene que ir en armonía con una sociedad civil fuerte. Los sindicatos locales, por tanto, tienen un papel muy fuerte, pero igual que lo tienen las autoridades locales.

 

 

P.: ¿Qué deberían hacer los gobiernos locales, entonces?

 

R.: Creo que va muy unido a lo comentado anteriormente. La Unión Europea tiene un conjunto de recomendaciones que hablan del rol que tienen todos los participantes de la industria. El papel de los gobiernos está especialmente enfocado en la protección. El remedio, por tanto, es una acción de todos incluyendo la sociedad civil y los sindicatos locales.

 

 

 

 

P.: ¿Sería una mejor opción una cadena de suministro local?

 

R.: Es una pregunta difícil. En términos de medio ambiente, las fuentes locales son siempre la mejor opción, pero la realidad de la moda es que, para producir los productos y diferenciar entre colecciones, se necesitan diferentes materiales que proceden de distintas regiones. También cabe tener en cuenta la importancia de que la industria entre en otros países menos desarrollados, porque supone un aumento del empleo en estas zonas, especialmente para muchas mujeres, que les ayuda a mejorar la economía.

 

 

P.:  La tragedia de Rana Plaza fue un punto de inflexión en la industria de la moda. ¿Es el riesgo de tener una mala reputación lo que más desencadena mejoras para la industria?

 

R.: Sin duda fue un punto de inflexión y hemos mejorado muchísimo las condiciones desde hace diez años, pero soy optimista y creo que, aunque pudo empezar a haber un cambio por miedo a una mala reputación, la gente vio la realidad de la situación y quisieron cumplir los derechos humanos. Obviamente la reputación es un desencadenante, pero confío en que haya otros factores que sigan impulsando un cambio en el sistema.

 

 

P.: ¿Qué pueden hacer los países de la Unión Europea y de Estados Unidos para mejorar las cadenas de suministro globales?

 

R.: Cada uno tiene su papel para resolver esta situación. Confío en que haya conversaciones entre gobiernos que creo que realmente pueden ayudar a mejorar las malas condiciones laborales. Con conversaciones me refiero a un debate sobre las diferentes legislaciones, así como asistir a las convenciones que organiza la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para entender la situación crítica en la cadena de suministro de las industrias de moda y las diferencias que todavía existen entre regiones.

 

 

 

 

P.: Las certificaciones de sostenibilidad se han hecho enormemente populares en la industria. ¿Debería haber algo parecido para informar a los clientes si los trabajadores tienen condiciones laborales óptimas? 

 

R.: Podría ser una opción, pero como digo, creo que cada uno tiene un papel importante para conseguir deshacer esta situación tan compleja. Los consumidores tienen una función importante, pero es un asunto tan complejo que se necesita hacer algo más que un sello distintivo en el producto.

 

 

P.: ¿Cuáles son los siguientes pasos que las compañías del sector deberían seguir para mejorar los derechos laborales?

 

R.: Las marcas realmente pueden ayudar y tienen una responsabilidad grande en este asunto. Si los operadores se toman el problema en serio, esto puede empezar a cambiar, por ejemplo, con la introducción de unas política de empresa específica o sistemas de gestión internos que eviten dar pie a esta situación. Las empresas se tienen que plantear, en primer lugar, qué tipo de relación tienen con sus fabricantes y si estos son justos con los trabajadores. El siguiente paso es ser conscientes de los riesgos que puede haber en la cadena de suministros y estudiar cómo pueden evitarlos. Además, las compañías podrían hacer un recuento del progreso que se va teniendo y comunicarlo con datos creíbles que pudieran ayudar a desarrollar programas de mejora. Eso sí, repito que hacer este cambio es algo muy grande para que lo lleve a cabo una sola compañía, el problema requiere un enfoque sistemático y acciones comunes.