Topshop, el icono británico que renace al cobijo de Bestseller
De un espacio en un sótano de una de las tiendas del grupo de sastrería Burton a convertirse en aliado de Kate Moss, pasar a manos del magnate Philip Green, colapsar e integrarse en Asos. Topshop inicia ahora su tercera juventud.
9 sep 2024 - 05:00
Para las amantes del animal print, pero también para los indies. Para los atrapados por los precios de la gran distribución, pero también para los que buscaban algo diferente. Topshop, y su spin off Topman, se convirtió, gracias a su amplia presencia en calle y a un diseño que atraía a los jóvenes, en un referente de la moda internacional. La empresa trató de salir de Reino Unido sin demasiado éxito y, tras años de desposicionamiento, el Covid-19 fue la puntilla para una marca que terminó quebrando y pasando a manos de Asos. Topshop se prepara ahora para vivir una tercera juventud de la mano de un grupo con presencia internacional, amplio conocimiento de los mercados y mucha calle, Bestseller, que se ha hecho con el icono de la moda británica.
El magnate británico venido a menos Philip Green se ha llevado la fama de los años de gloria de Topshop, pero lo cierto es que los orígenes de la marca hay que buscarlos en 1964 de la mano del empresario judío Raymond Burton. Montague Burton, su padre (que llegó a Reino Unido con 15 años como refugiado de Lituania), puso en marcha una fábrica de trajes de hombre (Burton) en 1903 y sus hijos varones (Stanley y los dos gemelos Raymond y Arnold) crecieron unidos al negocio.
Burton, con fábrica en Leeds, floreció gracias a sus trajes fabricados en volumen a un precio asequible para la clase media: en 1925, Burton era la mayor cadena de trajes para hombre del mundo. El crecimiento del negocio permitió que Montague Burton diera una buena educación a sus hijos: Raymon Burton estudió en Cambridge y Harvard, pero la segunda Guerra Mundial interrumpió su carrera y debió enrolarse en el ejército, donde sirvió en India y en la actual Sri Lanka, según recoge un obituario publicado por The Guardian.
Cuando Raymond Burton regresó de prestar servicio en el ejército, se encontró que la empresa había cambiado y estaba dedicada a fabricar uniformes para el ejército. Los tres hijos se unieron al negocio y Raymond se hizo cargo de la cartera inmobiliaria, formada entonces por 616 tiendas y catorce fábricas. El joven se trasladó a Londres para liderar Peter Robinson, una cadena de moda femenina que Burton había comprado en 1946.
Raymond Burton decidió entonces diversificar el negocio para atraer a los clientes más jóvenes. En la planta baja de la tienda de Peter Robinson de Oxford Circus, en 1964 el empresario puso en marcha un espacio llamado Topshop en el que se vendían prendas de diseñadores británicos como Mary Quant, la inventora de la minifalda. El espacio se posicionó entre los más jóvenes y, tal y como decía The Times en 1965, ofrecía moda para las “generaciones jóvenes y diferentes”.
El crecimiento del concepto fue tal, que en 1974 ya se había establecido como una cadena independiente, ofreciendo ropa para jóvenes de 13 a 25 años. Burton separó su negocio femenino en dos: Peter Robinson para los adultos y Topshop para los jóvenes, aunque el primero languideció y el segundo se desarrolló con fuerza. En 1978, aprovechando la caída de los tradicionales negocios de sastrería para hombre y el conocimiento del segmento, Burton diversificó y lanzó Topman, abriendo su primera tienda en Leeds.
Fundada en 1964, en 1974 Topshop se estableció como cadena independiente y comenzó su desarrollo
A principios de los noventa, Topshop abrió su flagship en Oxford Street de Londres, un local de más de 8.000 metros cuadrados de superficie de venta que se convertiría en un emblema londinense y que terminó cerrando a principios de 2021. En 1997, Burton reestructuró su negocio y se transformó en Arcadia Group, reforzado su cartera de marcas con adquisiciones como Miss Selfridge y Wallis.
Tras el esplendor de los primeros años, Topshop no pasaba entonces por su mejor momento, habiendo perdido parte de su popularidad. En 2022, Philip Green se hizo con Arcadia Group (que comprendía Miss Selfridge, Dorothy Perkins, Burton, Topshop y Topman) por 850 millones de libras y traspasó la propiedad a su esposa, Tina Green, domiciliada en Mónaco.
Topshop comenzó entonces su segunda juventud. En 2003, la marca se convirtió en patrocinador principal del British Fashion Council, apoyando un programa para nuevos diseñadores y estableciendo un desfile anual en la London Fashion Week. La marca comenzó también a establecer colaboraciones con creativos de forma regular, una estrategia con la que se posicionó de nuevo entre el público joven.
De la mano de Philip Green, Topshop creció en Reino Unido y en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, con una cuidada estrategia inmobiliaria (la especialidad de Green) y con movimientos de márketing como la colaboración con Kate Moss de 2007: la colección conjunta generó tales colas que casi se cortó el tráfico en Oxford Circus.
En 2009, Topshop dio un paso adelante en su desarrollo internacional con la puesta en marcha de su primera tienda en Nueva York, ubicada en la esquina de Broadway con Broome Street. En 2012, para apoyar la expansión en Estados Unidos, el grupo inversor americano Leonard Green&Partners tomó el 25% de Topshop, en una operación que valoró a Topshop y Topman en 3.200 millones de dólares.
Para entender la evolución de Topshop resulta clave conocer la figura de Philip Green. Nacido al sureste de Inglaterra en 1962 en una familia de clase media, dejó de estudiar con quince años para comenzar con sus negocios: primero en calzado, después importando vaqueros y después comprando negocios. En 1999 se hizo con Sears por 500 millones de libras y en 2000 tomó el control de BHS tras haber intentado comprar Marks&Spencer. En 2002 llegaría la adquisición de Arcadia, con la que se coronó definitivamente como el rey británico del retail y gracias a la que llegaría a ser nombrado caballero de Isabel II en 2006. Acusaciones de evasión de impuestos y fiestas extravagantes con personalidades internacionales acompañaban a Green y no le ayudaron cuando, en 2015, BHS colapsó.
BHS fue sólo el inicio de la caída del imperio de Green. Topshop había quedado anclado en el pasado y había perdido fuerza ante el auge de operadores online como Asos o Boohoo y de retailers como Zara, que habían crecido en los mercados internacionales. En 2018, Arcadia registró los primeros números rojos en siete años, con unas pérdidas de 138 millones de libras (153,7 millones de euros), frente al beneficio de 199 millones de libras (221 millones de euros) del ejercicio anterior.
En 2019, Green recompró por una libra el 25% de Topshop para que, como dijo la empresa, “Arcadia pudiera centrarse en su reestructuración” y en junio llegó a un acuerdo con sus acreedores para evitar el concurso de la compañía, propietaria de Topshop, Topman, Wallis, Outfit, Evans, Burton, Dorothy Perkins o Miss Selfridge. Por aquel entonces, la empresa ya había comenzado su repliegue internacional, echando el cierre en mercados como España, donde había llegado a tener tiendas en Madrid, Barcelona y Marbella.
El Covid-19 fue la puntilla para Arcadia. El 30 de noviembre de 2020, Arcadia entró en concurso de acreedores y comenzó un proceso de venta de marcas que se completó en febrero de 2021, cuando Asos se hizo con Topshop. El icono del retail británico pasó a manos del icono del ecommerce británico. Asos pagó 265 millones de libras por las marcas Topshop, Topman, Miss Selfrige y Hitt, cuatro marcas que, antes del Covid-19, facturaban mil millones de libras de forma conjunta.
En 2022, Asos relanzó la imagen de Topshop y Topman y tenía previsto poner en marcha un plan de expansión tanto físico como online, pero los problemas del pure player, que no consigue dar con la tecla para encontrar de nuevo su hueco en el mercado y reconducir su negocio, han terminado pasando factura a Topshop. A finales de 2023, Asos abrió un proceso de venta de Topshop.
La semana pasada, Bestseller dio la campanada. La compañía, uno de los mayores grupos de Europa de distribución de moda y también uno de los más discretos, cerró la compra de una participación del 75% en Topshop por 135 millones de libras. La operación se ha articulado a través de la sociedad Heartland, el hólding familiar propietario de Bestseller y que, a su vez, controla alrededor del 28% de Asos.
Según explican fuentes cercanas a la empresa danesa, todavía no se ha definido un plan de desarrollo para Topshop. La compraventa se ha cerrado gracias a la relación estrecha que existe entre Bestseller y Asos y, ahora, el grupo danés de la familia Povlsen trazará un plan de expansión para el icono británico que, con toda seguridad, pasará por su regreso a la calle.
¿Qué tiene Topshop a favor en la que podría ser su tercera juventud? Primero, toda la estructura de Bestseller, una multinacional de 17.000 empleados propietaria de una decena de marcas que cerró 2023 con una facturación de casi 5.000 millones de euros. Segundo, la presencia a pie de calle de las marcas de Bestseller, que combina 17.000 clientes wholesale con 2.700 tiendas propias y franquicias en 32 mercados. Tercero, la fuerza online de Asos, que seguirá impulsando Topshop, de la cual mantiene el 25% del capital.