Entorno

2016, el año en que las crisis volvieron a la moda española

Tras un ejercicio 2015 marcado por la calma y el optimismo, los últimos doce meses volvieron a empañarse por concursos de acreedores, expedientes de regulación de empleo y nuevos planes de reestructuración en el negocio español de la moda.

P. Riaño/ S. Riera

20 dic 2016 - 05:00

2016, el año en que las crisis volvieron a la moda española

 

 

Si el ejercicio 2013 fue el de la crisis de Blanco, 2016 ha sido el de Marypaz, Nylstar, Caramelo y, de nuevo, Blanco. Mientras la recuperación y el optimismo reinaron en el negocio español de la moda en 2015, en los últimos doce meses los concursos de acreedores y las reducciones de plantilla volvieron a impactar en el sector. El estancamiento del consumo en España y la inestabilidad política en el país han puesto la zancadilla al sector, que cierra 2016 de nuevo en rojo.

 

Con el permiso de Blanco, el mayor concurso de acreedores del ejercicio ha sido el de la compañía sevillana Marypaz. A finales de marzo, el grupo familiar se acogió al preconcurso de acreedores para encarar un proceso de renegociación de una deuda de alrededor de treinta millones de euros con sus principales proveedores.

 

Tras años de crecimiento acelerado, Marypaz tropezó en 2014, cuando sus ventas se contrajeron un 13,5% y su red de distribución menguó en treinta puntos de venta. La competencia internacional que ha llenado el negocio del calzado en España, pero también unos elevados costes de mantenimiento de la red de tiendas, impactaron en la compañía, que en septiembre encontró a su salvador.

 

 

 

 

 

La empresa de la familia Aguaded dio entrada en su capital al fondo Black Toro Capital, que inyectó 30 millones de euros en la compañía para conseguir una posición mayoritaria en el accionariado. La gestión sigue en manos de la familia Aguaded.

Las previsiones de Marypaz, con una plantilla de mil empleados (frente a los 1.450 que tenía anteriormente) pasan por abandonar la situación concursal en marzo de 2017, momento en el cual acelerará su nuevo plan estratégico basado en la internacionalización, que le llevará a alcanzar una facturación 300 millones de euros y una red de distribución de más de medio millar de tiendas en los próximos cinco años. Antes de la reestructuración, Marypaz contaba con una red de distribución formada por 328 establecimientos. Ahora, la compañía cuenta con 225 tiendas en España y en el mercado internacional.

 

 

Blanco y Nylstar, las grandes crisis

Blanco no consigue levantar cabeza. El año pasado, la empresa volvió a copar los titulares ante el anuncio de un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE), para que pocos meses después su propietario anunciara la búsqueda de un nuevo socio inversor como alternativa a la liquidación del negocio en España y Portugal y, posteriormente, presentara concurso de acreedores y, finalmente, su liquidación.

 

Estos movimientos tuvieron lugar pocos meses después de que Alhokair traspasara la propiedad de Blanco a un fondo dubaití. El grupo saudí Alhokair aceptó el pasado junio la oferta de un fondo gestionado por un banco de inversión con sede en Dubái (AC Modus) para adquirir la cadena Blanco por un importe de 350 millones de riales saudíes (83,1 millones de euros).

 

Un nuevo ERE, un cambio de manos y la liquidación han sobrevolado Blanco en el último año. Pero no sólo eso. En mayo, Alhokair despidió al hasta entonces consejero delegado de la cadena, Stephen Craig, que había fichado por ella en 2015 procedente de All Saints. Tras él, abandonó la empresa todo su equipo de confianza, así como Simon Marshall, consejero delegado de Alhokair y responsable del negocio de Blanco.

 

Si Blanco ha llenado titulares en el último año, también lo ha hecho Nylstar, que ha fallado en su intento de relanzarse como grupo de moda. Su actual propietario, el grupo de inversión Praedium, paralizó la producción de hilo en febrero para cambiar una caldera y, aunque ya se ha reanudado, queda lejos el objetivo de construir un gigante vertical de la industria de la moda.

 

 

 

Viriato

 

De Viriato a Flamenco

Marypaz y Blanco no han sido los únicos expedientes concursales del año. El ejercicio comenzó con la entrada en los juzgados de la compañía vasca Jota+Ge, con un pasivo de dos millones de euros. La empresa (que opera a través de la sociedad  Venturmoda), que presentó concurso con la intención de renegociar su deuda y continuar su actividad, está controlada por Juana Ruiz y Garbiñe Urdampillete (con un 30% cada una) y la firma de capital riesgo Talde, que posee el 33,3% del grupo. La marca vasca emprendió finalmente el camino de la liquidación.

 

Viriato fue otra de las compañías que sucumbió al concurso de acreedores en los últimos doce meses. La compañía gallega, con sede central en Ordes (A Coruña), solicitó en septiembre concurso voluntario de acreedores, un año después acordar el despido de cuarenta empleados y lograr un préstamo participativo de un millón de euros, que aportó el Gobierno autonómico a través de Xesgalicia. A mediados de noviembre, la empresa anunció su liquidación.

 

Otro concurso de acreedores, aunque este caso no en territorio español, fue el del grupo francés Noyon, uno de los tres grandes fabricantes de encaje. La empresa, con 240 empleados, entró en septiembre en los juzgados, impactando en el negocio de la española Central Encajera, que había comprado a finales de 2015.

 

 

 

 

El ejercicio 2016 presenció la desaparición de algunos nombres de la moda española. El más sonado de ellos fue el de Caramelo. La histórica compañía gallega, controlada por el empresario Manuel Jove a través del fondo Inveravante, solicitó en octubre su liquidación, tras haber superado el concurso de acreedores en 2014.  El textil se despedía así de una firma que llegó a contar con más de mil empleados en los noventa, pero profundamente dañada por los cambios de ritmo del negocio de la moda.

 

Flamenco, especializada en moda femenina y que operaba hasta ahora con las marcas Flamenco y Pepita Pérez, puso fin a su aventura en el sector casi veinte años después de su fundación. El proceso de reestructuración que inició el grupo en 2015 llevó la empresa a liquidar toda su estructura y despedir a todos sus empleados.

 

Incluso compañías del entorno online dijeron adiós a su aventura empresarial. En enero, Fashion Pills, fundada en 2011 por Nuria Nicolás y Maxi Urnezius, decidió cesar su actividad tras entrar en concurso de acreedores en diciembre de 2015. La plataforma online estaba participada por Intelectium e inversores vinculados a la escuela de negocios Iese.

 

 

 

Nysltar

 

Nylstar, una de las grandes crisis

Nylstar protagonizó una de las mayores crisis del año, con varios anuncios de reducciones de plantilla y una fábrica que no conseguía volverse a poner en marcha. La plantilla de Nylstar hizo viral su protesta contra los despidos y lanzó una campaña en Change.org, y creó un hashtag en redes sociales.

 

El parón de la fábrica de Blanes (Girona) acompañó a un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) sobre la totalidad de la plantilla que se alargó hasta junio.

 

A lo largo de la primera mitad del año, abandonaron la compañía algunos de sus principales ejecutivos, como el consejero delegado de Nylstar o su homóloga al frente de la marca de bolsos Lupo, propiedad también de Praedium. Con el fin del Erte, el dueño del grupo comunicó un ERE de extinción, que colocó de nuevo a la empresa al borde del abismo. Nylstar ha ido disminuyendo su cifra de negocio en los últimos años y engrosando su deuda, que asciende a 25 millones de euros.

 

Para salvar esta situación, los representantes sindicales involucraron a la Generalitat de Catalunya en las negociaciones con la dirección y forzaron a Praedium a solicitar preconcurso de acreedores. Los trabajadores pusieron como condición que si la empresa no encontraba financiación para garantizar su continuidad antes del 31 de octubre entrara en concurso el 2 de noviembre.

 

A mediados de septiembre, la empresa comunicó a los trabajadores que regresaran a sus puestos de trabajo a partir del 17 de octubre tras lograr siete millones de euros. La empresa reanudó la actividad con menos plantilla y fabricando un tipo de hilo más técnico y de mayor valor añadido, y presentó para 2017 un nuevo ERE temporal, el cuarto en doce meses, que afectará al 40% de la plantilla durante un año.

 

 

 

 

 

 

Doce meses de entradas en los juzgados

En los nueve primeros meses del año se presentaron un total de 43 concursos de acreedores de empresas textiles en España, según el baremo concursal de PwC. La actividad concursal ha disminuido sensiblemente en el conjunto de la economía española. Y también en el textil, pese a que los nombres hayan sido más destacados.

 

En los nueve primeros meses del ejercicio, un total de 43 empresas del sector textil se acogieron a la antigua suspensión de pagos. Los expedientes se repartieron de forma similar en los tres trimestres, con doce, quince y dieciséis en el primero, segundo y tercero, respectivamente. Las cifras registradas en 2016 son sensiblemente inferiores a las de ejercicios anteriores. En 2015, por ejemplo, 25 empresas textiles entraron en concurso en el primer trimestre, mientras veintidós lo hicieron en el segundo, diez en el tercero  y veintidós en el cuarto.

 

A la espera de conocer el balance definitivo del ejercicio 2016, la evolución en el número de expedientes ha ido a la baja desde 2013. Así, 2013 se cerró con 141 expedientes; 2014 con 93 y 2015 con 79. En el conjunto de la economía española, la actividad concursal registrada hasta el tercer trimestre de 2016 presentó un total de 2.767 procedimientos de empresas, disminuyendo un 21% con respecto a los concursos registrados durante el mismo periodo del año anterior.