Entorno

Un Mundo en Transformación: Australia, vientos favorables para un milagro económico en las Antípodas

Superó la crisis financiera global y la caída del precio de las materias primas y hoy mantiene un crecimiento sólido y el desempleo a la baja. ¿Sus retos? Combatir el boom inmobiliario y la anémica subida salarial.

Iria P. Gestal

5 mar 2019 - 04:57

Un Mundo en Transformación: Australia, vientos favorables para un milagro económico en las Antípodas

 

 

 

El tablero de juego del negocio de la moda ha dado un vuelco. La herencia de una crisis, la inestabilidad, el auge de movimientos populistas, los intentos de dar marcha atrás a la globalización y la amenaza de ralentización de la economía global han hecho fracasar uno a uno casi todos los pronósticos. El mundo está en transformación, y la moda, como actor global, debe adaptarse y transformarse con él. Modaes.es recorrerá, a lo largo de una serie de reportajes, las claves del nuevo orden en los principales mercados para el sector y cómo este puede afectar a uno de los negocios más globalizados del planeta.


 

 

 

Australia sigue aguantando, estoica, todos los vendavales económicos. La decimotercera mayor potencia mundial superó la crisis financiera global y, en los últimos años, ha demostrado su resiliencia de nuevo frente a la bajada de los precios de las materias primas, un pilar de su riqueza económica. Aunque con retos por delante, las perspectivas auguran al menos otro lustro de fortaleza en uno de los países más recónditos del planeta.

 

Desde 1980, Australia sólo ha cerrado tres años en descenso: 1983, cuando su Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo un 0,5%, y 1991, cuando anotó una caída del 1%. Desde entonces, el país ha mantenido ritmos de crecimiento superiores al 2%, llegando incluso a rozar el 5% varios ejercicios.

 

Esta expansión fue posible gracias al crecimiento de los precios de la exportación, que crecieron por encima de los precios a la importación, una bajísima deuda pública y un sistema financiero sólido y estable.

 

 

 

 

En 2017, el Producto Interior Bruto (PIB) australiano avanzó un 2,2%, aupado por el gasto en infraestructuras y la inversión del sector privado, que compensaron la moderación de los precios de las materias primas.

 

Para 2018, las previsiones pasaban por superar el 3%, aunque la economía australiana ha desacelerado en los últimos trimestres. El país pasó de crecer un 3,4% en el segundo trimestre a un 2,8% en el tercero, lo que supuso la subida más moderada en dos años, por la ralentización del consumo.

 

Para los próximos años, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el crecimiento económico australiano se moderará, aunque estima que un aumento del gasto público en infraestructuras compensará la contracción de la inversión en vivienda.

 

 

 

 

 

En este sentido, el organismo proyecta un crecimiento del 2,8% para este año, que se moderará hasta el 2,7% en 2020 y el 2,6% en el trienio siguiente. En su último artículo sobre el país, publicado el pasado febrero, la entidad subrayaba que la subida de los salarios continúa siendo la gran tarea pendiente para estimular la economía del país.

 

“Pese al fuerte crecimiento del empleo y la caída de la tasa de paro, que hoy se encuentra en el 5%, el crecimiento de los salarios fue bajo y el desempleo subyacente continúa por debajo de su media a largo plazo”, apuntaba el FMI.

 

“En ausencia de una presión de los salarios u otros costes, la inflación se mantuvo por debajo del objetivo de entre el 2% y el 3% del Banco Central”, apostillaba el organismo. En 2017, los salarios crecieron un 1,9%, por debajo del 3,5% que se había propuesto el Gobierno.

 

 

 

 

Otro de los desafíos del país es su boom inmobiliario, que ha disparado los precios y la deuda de las familias. En este sentido, los expertos reclaman que, aunque el mercado ha empezado ya a corregirse, son necesarias reformas que aumenten la oferta.

 

Pese a mantener un crecimiento sostenido en las próximas décadas, Australia podría perder una posición en el ránking económico global hasta 2023. Según el FMI, España escalará un puesto en ese periodo, arrebatando a Australia la posición número trece. Con todo, el organismo estima que hacia 2023 la economía española regresará a la posición que tiene actualmente.

 

 

 

A las urnas en 2019

 

Australia celebrará elecciones federales este año en las que elegirá, en mayo, a los miembros del senado, y en noviembre, a los del parlamento. El partido conservador, actualmente en el poder, llega debilitado a los comicios, después de que el hasta entonces primer ministro, Malcolm Turbull, fuera relevado por los miembros del partido.

 

Turbull es el cuarto primer ministro desde 2010 que ha sido despachado por su partido antes de cumplir sus tres años de mandato. Esta inestabilidad en el cargo (aunque los tres últimos han sido del partido liberal) ha impedido el desarrollo de mayores políticas estructurales a largo plazo en el país.

 

Su sucesor, Scott Morrison, se enfrentará en las elecciones al candidato del partido laborista, Bill Shorten, que ha prometido un referéndum para reconocer a los aborígenes australianos en la constitución y un referéndum para romper los lazos constitucionales que el país mantiene con la monarquía británica y convertirse en una república.

 

 

 

 

 

Combatir la ‘diáspora australiana’

Aunque Australia es el séptimo país más extenso del mundo, apenas tiene 23,4 millones de habitantes, lo que le sitúa como uno de los países con menor densidad de población del mundo.

 

Además, una tercera parte del país es desértico, por lo que el 90% de los australianos vive en la costa, principalmente en las cuatro grandes ciudades del país: Sídney, Melbourne, Brisbane y Perth, que suman en total catorce millones de habitantes.

 

En los últimos años, el país ha impulsado varios programas para favorecer la inmigración y compensar así la denominada diáspora australiana: se estima que en torno al 1,3% de la población del país, unos 310.000 australianos, vive fuera de sus fronteras, principalmente en Europa. La inmigración es responsable de dos tercios del crecimiento de la población del país, que sumó casi 400.000 nuevos habitantes en 201.

 

Esta expansión demográfica es, a su vez, el motor económico del país: economistas como Saul Eslake aseguran que al menos la mitad del crecimiento económico australiano ha estado motivado por el aumento de la población.

 

 

Moda: un mercado arriesgado de 17.000 millones

Australia es, sobre el papel, un mercado muy atractivo para el negocio de la moda. Según los últimos datos disponibles, correspondientes a 2017, el sector mueve en torno a 17.000 millones de euros en el país y rozará los 18.000 millones en 2020.

 

Cada familia australiana gasta, de media, 1.915 euros en ropa, mucho más que los 1.535 euros que gastan de media los alemanes, aunque menos que en Reino Unido y Noruega, según datos de Euromonitor recogidos por EAE Business School. 

 

Sin embargo, pese a tratarse de un mercado maduro con un elevado gasto en moda, el país presenta también barreras de entrada que dificultan el desarrollo de las marcas extranjeras, como el cambio de estaciones y la lejanía, lo que complica la logística. A cambio, el país ofrece aranceles muy bajos a la importación de productos y servicios.

 

 

 

 

En el país hay también operadores locales como Billabong (hoy en manos de Quiksilver), Cotton On Clothing, Specialty Fashion Group y Premier Investments, además de cadenas de grandes almacenes como David Jones o Myer.

 

Australia es, además, el principal proveedor de lana del mundo y produce el 90% de la lana merino que se utiliza en la industria de la moda. Con todo, en diciembre el país anticipó un descenso del 5% en la producción por la escasez de lluvias, lo que ha obligado a los ganaderos a sacrificar ovejas después de que los pastos se secasen.

 

Con esta caída, el país estima que su producción se situarán en mínimos de hace 21 años, cuando empezaron a realizarse registros, según la Oficina Australiana de Economía y Ciencias Agrícolas (Abares).