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Esprit, compás de espera en España para el que fuera uno de los gigantes de la moda

La empresa alemana, que llegó a ser uno de los mayores grupos de distribución y llegó a operar en Asia, ha encadenado en los últimos años un crecimiento de sus pérdidas, que en 2023 alcanzaron los 226 millones de euros. 

Esprit, compás de espera en España para el que fuera uno de los gigantes de la moda
Esprit, compás de espera en España para el que fuera uno de los gigantes de la moda
la empresa incorporó a José Manuel Martínez Gutiérrez, procedente de Inditex y hoy al frente de Bimba y Lola, como consejero delegado.

Pilar Riaño / Celia Oliveras

22 may 2024 - 05:00

Esprit languidece poco a poco. La empresa alemana, que llegó a ser uno de los diez mayores grupos de gran distribución de moda del mundo, se desangra tras haber quedado descolocado en el mercado, atrapado en un posicionamiento que no le hacen ni el más rápido, ni el más barato, ni el que más moda ofrece. Y, además, con el golpe del Covid a cuestas. Ayer, el grupo llevó a los juzgados a sus sociedades en su mercado de origen, Alemania, mientras otros países, como España, marcan el compás de espera.

 

Durante los últimos meses, la empresa ha comenzado un goteo de concursos de acreedores, o la figura equivalente en cada país. El primero de estos fue Suiza, donde la compañía anunció que llevaba a los juzgados su red de tiendas en el país el 25 de marzo, una decisión que la compañía describió como “inevitable”. Menos de un mes después, el 8 de abril, la empresa anunció el mismo destino para su filial belga de Esprit.

 

“En los últimos años, las filiales han tenido que hacer frente a costes muy elevados a causa de la inflación, los tipos de interés y precios de la energía, las secuelas de la pandemia de coronavirus y las consecuencias de los conflictos internacionales, que han debilitado la situación financiera de las filiales”, asegura la compañía en su último comunicado.

 

Esta situación se ha visto agravada, añade, por la carga de costes elevados derivados de alquileres excesivamente altos y de larga duración, tiendas de tamaño inadecuado o una plantilla demasiado extensa, con los costes laborales que supone.

 

 

 

 

En España, de momento, el concurso de acreedores no ha llegado y el negocio mantiene su actividad habitual. Según consta en su página web, Esprit cuenta con aproximadamente 63 puntos de venta en el mercado español, la mayoría de ellos correspondientes a corners en El Corte Inglés, aunque también existen franquicias en municipios como Santiago de Compostela, Málaga o Palma de Mallorca.

 

Esprit llegó a España en 2008 batiendo todos los récords. El grupo alquiló a precios fuera de mercado el local esquinero en Paseo de Gracia que hoy ocupa Zara Home. Tras la tienda de Barcelona llegarían otras en Madrid y en otras ciudades españolas, en un plan de expansión con el que pretendía posicionarse con fuerza en el país.

 

Sólo tres años después de la apertura en Barcelona, la empresa comenzó una deriva que le llevó a cerrar las tiendas y a replegarse bruscamente en las principales ciudades europeas, entre ellas las españolas, para concentrarse en wholesale.

 

Esprit fue víctima de su propio posicionamiento. La compañía estaba pensada para la gran clase media alemana, con básicos cómodos para el día a día, precio medio y gran peso del multimarca en su distribución. El grupo intentó crecer más allá de Alemania y no supo hacerlo: ¿cómo entrar en un país como España cuando tu vaquero, que compite con el de Zara, tiene menos tendencia y además es más caro? Esto le sucedió a Esprit en todo el mundo.

 

 

 

 

La Gran Recesión, que se llevó por delante el consumo de los principales mercados del mundo, fue la puntilla de Esprit. En 2007, justo antes del estallido de la crisis, la empresa alcanzó su máximo en bolsa, cuando sus títulos llegaron a valer 120 dólares de Hong Kong. Un año después, sus ventas tocaban techo, rozando los 40.000 millones de dólares de Hong Kong (4.664 millones de euros).

 

Con la llegada de la crisis, las ventas comenzaron a caer y la empresa empezó a dar bandazos. En 2011, la compañía canceló su plan de expansión con flagship stores y cerró tiendas en todo el mundo. Se focalizó en su punto fuerte, los básicos, para tratar de generar caja y salir del bache de la crisis, lo que exageró la diferencia con sus competidores.

 

Nada de lo que hacía Esprit parecía funcionar y trató, incluso, de aplicar la receta de Inditex. En 2012, la empresa incorporó a José Manuel Martínez Gutiérrez, procedente del grupo gallego y hoy al frente de Bimba y Lola, como consejero delegado. Con él llegaron a Esprit un grupo de ejecutivos de su confianza: Elena Lazcanotegui (parte del equipo de El Corte Inglés desde 2019), José Antonio Ramos (hoy consejero delegado de Asos), Juan Antonio Chaparro y Rafael Pastor, todos provenientes de Inditex.

 

 

Tampoco funcionó. En 2019, año previo al Covid, la empresa finalizó el ejercicio con ventas de 1.015 millones de euros, una caída de un 21% respecto al año anterior. Durante ese ejercicio la compañía registró pérdidas por valor de 439,9 millones de euros, frente a los 236,2 millones de un año antes. Ese mismo año, Esprit llevó por primera vez a concurso su red de tiendas en Alemania.

 

En 2020, el año del Covid, la compañía se enfrentó a uno de sus años más convulsos. Al impacto de la pandemia, se le sumó además un cambio en su cúpula y el cierre de su negocio en Asia, lo que le llevó a embarcarse en un plan estratégico a dos años vista. Ese año, la compañía cambió la fecha del cierre de su ejercicio del 30 de junio al 31 de diciembre, por lo que cerró el año fiscal con datos únicamente de seis meses. Esprit facturó entonces 96,7 millones de euros, con pérdidas por valor de 45 millones de euros.

 

Ese mismo año, la empresaria hongkonesa Karen Lo Ki-yan se convirtió en accionista mayoritaria con una participación del 12,89%, y convocó una junta extraordinaria para suspender a todo el consejo de administración, incluyendo al consejero delegado del momento, aunque más tarde dio marcha atrás.

 

A pesar de que los efectos de la pandemia cada vez están menos presentes en los resultados de muchas compañías, Esprit ha continuado con la tendencia a la baja, y cerró su último ejercicio (finalizado el 31 de diciembre) triplicando las pérdidas del año anterior, hasta los 226 millones de euros. La facturación de la compañía alemana se contrajo un 16,3% durante ese mismo periodo, hasta los 703 millones de euros.