Entorno

El textil, ante otro convenio “histórico”: negociación encallada y amenaza de huelga

La negociación del convenio de la industria textil y la confección podría dinamitar la manera en la que se ha estructurado el sector laboralmente durante más de 40 años. Los sindicatos elevan el tono ante el plante de la patronal.

El textil, ante otro convenio “histórico”: negociación encallada y amenaza de huelga
El textil, ante otro convenio “histórico”: negociación encallada y amenaza de huelga

Celia Oliveras / Pilar Riaño

23 oct 2024 - 05:00

Si en 2013 la negociación del convenio textil llevó a la ruptura del Consejo Intertextil Español (CIE), la negociación del convenio en 2024 puede llevar a la ruptura del esquema por el que se organiza el sector desde los años 70. El convenio, vencido en diciembre de 2023, se negocia desde enero, y patronal y sindicatos han llegado a un punto muerto en las negociaciones, que se consideran “históricas” por el impacto que podrían llegar a tener en el sector, según diversas fuentes consultadas por Modaes.

 

A pesar de haber perdido peso en las últimas décadas, el textil todavía es un sector considerado clave a la hora de firmar convenios colectivos, con alrededor de 120.000 trabajadores afectados en España. Los sindicatos, de hecho, han elevado el tono de las negociaciones y CCOO ha puesto a un primer espada a la cabeza de las discusiones: Vicente Canet, responsable de negociación colectiva de Industria.

 

Canet, que también ha participado o participa de otros convenios de tanta envergadura como el del sector químico, personifica la posición sindical en las negociaciones. Los dos principales asuntos en torno a los que han girado las negociaciones hasta ahora son, por un lado, la unificación de las diez tablas de sectores (o anexos) actuales, con siete categorías laborales cada una, a una única tabla de máximos salariales y, por el otro, el cambio del denominado nomenclátor.

 

 

 

Este último se actualizó por última vez en 1998 y define los siete grupos profesionales de cada subsector de la A a la G. En este campo, la patronal asegura estar dispuesta a aceptar gran parte de los cambios propuestos por los sindicatos, lo que conllevaría la unificación de todas las categorías en únicamente siete (eliminando subcategorías), así como la supresión de las “áreas funcionales” que dividen a estas dentro de cada anexo. 

 

El gran choque, sin embargo, se ha dado en el primero de los puntos. El esquema actual data de mediados de los años 70, cuando el sector unificó las condiciones en una única regulación general con diez anexos para cada uno de los segmentos con que reflejara los procesos, realidades y salarios de cada uno. Las actualizaciones del convenio han aumentado progresivamente los salarios y condiciones de las categorías, pero las diferencias entre los trabajadores de la confección y los del ramo del agua, por ejemplo, se han mantenido estables.

 

Fuentes del sector califican esta unificación como un aumento “inasumible e irrevocable” de los gastos salariales, que se elevarían entre un 30% y 35%. Este alza, junto con el aumento adicional del 5% del salario que reclaman desde los sindicatos, elevaría en hasta un 40% el gasto para los empresarios. “Esta subida afectaría también a los pequeños talleres subcontratados por las grandes empresas que ya de por sí operan con márgenes muy ajustados”, alerta un empresario.

 

 

 

 

Mientras que la unificación supondría modificar todos los anexos del convenio, firmado por primera vez hace 40 años, la propuesta de las diferentes patronales de incrementos anuales, de un 3,2% en 2024, y otros 2,5% y 2% en 2025 y 2026, respectivamente. Para las patronales, la demanda de CCOO y UGT, liderada principalmente por el primero de estos, se basa en una discusión ideológica, y sobre las ideas, “no se puede negociar”, aseguran.

 

Más allá del rifi rafe habitual en una negociación, la presencia del representante sindical es relevante en tanto a que, y a pesar de que este es el primer convenio textil que negocia el sindicalista, también es la primera vez que CCOO ha escogido a un miembro de su esquema ejecutivo para sentarse en la negociación textil, cargos que suelen relegarse a los representantes sectoriales. Además, figuras de un nivel de responsabilidad como el de Canet suelen reservarse para momentos en los que las negociaciones se atascan, por lo que su presencia indica la importancia otorgada por CCOO a un convenio con tanta notoriedad pública como el de la industria textil.

 

Durante la última reunión, celebrada el 16 de octubre, la patronal solicitó a las organizaciones sindicales de forma “amistosa” que se replanteara la petición de unificar los anexos en uno solo. La representación empresarial ha considerado la propuesta una “pretensión imposible”, alegando que colisiona directamente con la propia naturaleza de una negociación de incrementos, y alertando que de manera contraria las negociaciones podrían acabar en un “punto muerto”.

 

 

 

 

Por su lado, el plante de la patronal ante la propuesta ya ha empezado a generar un efecto en los sindicatos. La presencia mayoritaria de CCOO en la mesa, que cuenta con más de la mitad de los representantes, da al sindicato la fuerza tanto de negociar un convenio estatutario, como de bloquear las negociaciones. Según fuentes del sector, CCOO ha convocado ya asambleas, siempre internas, por el momento, para valorar una posible convocatoria de huelga para la segunda quincena de noviembre. Si llegara la huelga, la negociación del convenio quedaría previsiblemente paralizada.

 

 

Un convenio con 40 años de historia

El último colectivo general de trabajo de la industria textil y de la confección se firmó en 2021, con una duración de tres años. Desde principios de este año, las diferentes patronales del sector comenzaron las negociaciones con los sindicatos para renovar el texto.

 

En el lado empresarial de las negociaciones está Albert Núñez i Quadrat como asesor jurídico, con el objetivo de aunar a todas las representaciones patronales del sector. En la mesa negociadora, de hecho, están presentes hasta siete organizaciones. Pepe Serna, presidente del Consejo Intertextil Español (CIE) y de Ateval, junto a Manu Díaz, presidente de Texfor, representan al segmento industrial de la moda.

 

A la mesa también acude Joan Canals, presidente de la Agrupación Española del Género de Punto (o David García en su representación); Carmen Torres, secretaria general de Fedecon; Alberto Rocha, secretario general del clúster gallego del textil, Cointega, y Josep Moré, en representación de la Federación Nacional de Acabadores, Estampadores y Tintoreros Textiles.

 

 

 

 

Por el lado de los sindicatos, CCOO ostenta la mayoría de la representación, con quince sindicalistas en la mesa, seguido de UGT, que cuenta con seis miembros presentes en la negociación. Con un único representante sindical, en la mesa también está presente la Confederación Intersindical Galega (CIG).

 

El primer convenio general que se firmó a mediados de los 70, y que ambas partes deben ahora actualizar, estableció diez tablas o anexos divididos por sectores. El primero de estos es el segmento de las fibras de recuperación, mientras que el sector algodonero está dividido en dos sectores. Por un lado el de la obtención de fibras de algodón y por otro, el proceso algodonero. El cuarto segmento hace referencia a la industria del género de punto, calcetería y medias, y el quinto, al de la lana.

 

Los cinco segmentos restantes incluyen la industria auxiliar textil (o ramo de agua), las fibras diversas, la industria de la seda, la de la confección y la fabricación de alfombras, tapices y moquetas.

 

El salario más elevado lo ostenta precisamente el ramo de agua, donde las categorías de titulados superiores o directores financieros pueden llegar a cobrar 2.122,78 euros al mes. En la parte baja del listado, y salvando algunas excepciones como el personal auxiliar o ayudantes de laboratorio, se ubica la confección, con un sueldo de 921,43 euros al mes en el caso de los especialistas, un total de 30,29 euros al día.

 

El compás de espera de la reducción de jornada y otras demandas sindicales

A pesar de que la unificación de estas tablas ha concentrado gran parte del debate, los sindicatos también han presentado otras propuestas paralelas. Las demandas sindicales pasan por una actualización salarial de acuerdo al Índice de Precios al Consumo (IPC), que se garantice que el salario mínimo será superior al Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o la reducción de jornada, que ni se ha comenzado a negociar ante el debate público respecto al mismo asunto.

 

Si sindicatos y patronales consiguieran llegar a un punto común, sin embargo, los acuerdos podrían perder validez ante una posible reducción estatal de la jornada laboral. Actualmente, el Ministerio de Trabajo está trabajando por instaurar una jornada laboral de 37,5 horas, frente a las 40 horas actuales.

 

Según las principales estimaciones, en el caso de que la cartera liderada por Yolanda Díaz consiguiera aprobar la propuesta en el Congreso de los Diputados esta reducción afectaría a más de doce millones de personas, que pasarían de trabajar 1.950 horas a 1.800 horas al año, hasta 150 horas menos. Según fuentes del sector textil, esta medida supondría un incremento del 7% de los costes laborales, aunque, valora un patronal, “esto es un asunto que se escapa de la negociación”.