Turquía: inflación desbocada y tipos disparados en el quinto proveedor de moda de España
El quinto proveedor de moda más importante para España acaba de celebrar sus comicios municipales, con cambio de signo en las cinco ciudades más pobladas y haciendo frente a distintos retos macroeconómicos.
28 may 2024 - 05:00
En un año marcado por procesos electorales en todo el mundo, conflictos geopolíticos y la persistente incertidumbre macroeconómica, ¿a qué retos se enfrentan las principales economías del mundo? La serie Mercados estratégicos hace una radiografía de las principales potencias mundiales y analiza cuál es su relación con España, así como los principales desafíos a los que se enfrentan en los próximos años.
Radiografía de un mundo global
Hititas, griegos jónicos, romanos, bizantinos y otomanos. Esas son todas las civilizaciones que han pasado por Turquía (conocida internacionalmente como Türkiye desde 2022) haciendo de este país uno de los territorios más ricos en cultura. El país, que está dividido entre Europa y Asia, goza de un enclave perfecto para proveer al resto de potencias, lo que la convierte en uno de los principales suministradores del mundo de diferentes industrias. Sin embargo, su ubicación no la salva de verse salpicada por los problemas macroeconómicos que afectan al resto del mundo: el país lleva años anotando una inflación desbocada, lo que le está costando la estabilidad política, entre otros desafíos.
Los 85,3 millones de habitantes de Turquía fueron llamados a las urnas el pasado 31 de marzo para elegir a sus representantes municipales, justo un año después de la celebración de los comicios presidenciales donde arrasó (por tercera legislatura consecutiva) Recep Tayyip Erdogan, el líder del conservador Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Este año, en cambio, los turcos han avisado al Gobierno de la necesidad de un cambio, con una victoria aplastante del partido opositor (el Partido Republicano del Pueblo -CHP-) en las cinco ciudades más pobladas de Turquía, entre las que se encuentran Estambul o Ankara (la capital).
Según los analistas políticos, la escalada general de los precios o la situación de las jubilaciones (cuya edad mínima fue eliminada en 2022) fueron dos de las piedras que obstruyeron el camino de Erdogan. A finales de 2021, una crisis monetaria sumergió a Turquía en una de las peores crisis inflacionarias de su historia. Con la lira desplomada (en 2023 perdió el 32% de su valor frente al dólar), el coste de la vida se ha disparado, lo que ha impactado en los hogares turcos.
A cierre de 2023 la inflación del país subió un 64,8%. Sólo el vestido y el calzado disparó sus precios un 40,7% en el ejercicio, siendo este uno de los sectores menos inflacionistas de la economía turca, por debajo de la alimentación (que se disparó un 72%) o la restauración (con una subida del 93%). Los últimos datos publicados por el Turkish Statistical Institute (Turkistat) muestran que en abril los precios se alzaron un 70%, mientras que sólo los artículos de moda se dispararon un 50%.
Debido a la inflación desbocada del territorio, el Comité de Política Monetaria del Banco Central de Turquía decidió elevar los tipos en 500 puntos básicos el pasado marzo, pasando del 45% al 50%. La decisión contrastó con lo que el banco central turco llevaba defendiendo desde principios de año, cuando señaló que la subida de tipos había terminado porque ya se había logrado el ajuste monetario necesario.
El cambio de postura se justificó con la subida de los precios en los primeres meses del año y la institución señaló que la política monetaria sería “estricta” hasta observar una estabilización de los precios. El pasado abril, el banco central mantuvo los tipos en el 50%, aunque reiteró que continuaba “muy atento” a los riesgos de inflación y descartó la posibilidad a corto plazo de bajarlos.
Pese a que el control de los precios es uno de los principales retos macroeconómicos del país, el crecimiento de la renta de Turquía no está en peligro. El Producto Interior Bruto (PIB) del territorio se alzó un 4,5% en 2023, ligeramente por debajo del alza del 5% que anotó el ejercicio precedente, hasta 1,01 billones de euros. El crecimiento del PIB turco fue positivo en todos los trimestres del año, excepto en los primeros tres meses, cuando cayó un 0,2%, situación que en los posteriores periodos se revirtió.
El país no recortó su crecimiento ni en el año de pandemia (2020), cuando logró elevar su PIB un 0,8%. En 2021 Turquía elevó su renta un 11,4%, hasta 690.246 millones de euros, siendo este el ejercicio que más creció desde 2011. Según las últimas estimaciones del Foro Económico Mundial publicadas el pasado abril, el alza de la renta del país será a partir de ahora más moderada que los últimos años: del 3,1% este año y del 3,2% en 2025.
Sube el salario mínimo
Con el objetivo de paliar los efectos de la inflación en la población, en diciembre de 2023, el ejecutivo de Erdogan anunció un aumento del salario mínimo mensual hasta 17.002 liras turcas (485,9 euros), una medida que se aplicaría este 2024. La subida supuso un incremento del 49% frente al alza que el Gobierno turco hizo en julio y duplica la cifra acordada en enero de 2023. Pese a los esfuerzos del Gobierno, el coste de la vida sigue desbocado porque un tercio de los 86 millones de habitantes de Turquía ganan el salario mínimo.
El ejecutivo turco anunció en su momento otra subida antes de 2025, aunque todavía no se ha desvelado la cantidad ni el momento. El alza del salario mínimo puede afectar a la industria, especialmente en un país cuyo atractivo histórico ha sido sus precios. Diversas compañías del sector llevan meses analizando de cerca la rentabilidad de la producción en Turquía, mientras la industria del país urge a la moda internacional a centrarse en el valor añadido y no en los precios.
Según datos ofrecidos por la patronal turca de la confección, Turkey's TOBB Clothing and the Apparel Industry Assembly, un comprador europeo paga actualmente un 40% más por una camiseta confeccionada en Turquía que por una fabricada en Bangladesh, mientras que hace dos años el gap se situaba entre el 15% y el 20%. El reto de la industria turca pasa, ahora, por mantener la competitividad con los mercados asiáticos.
Por su parte, la situación laboral de Turquía pasa por un buen momento. El desempleo ha ido disminuyendo progresivamente desde hace un año y según los datos de este marzo, el porcentaje de personas desempleadas se situó en un 8,6% de la población activa (3,5 millones de personas), una décima por debajo del mes anterior, según datos del Turkistat. Por otro lado, el número de personas ocupadas ascendió a 32,5 millones en marzo, un 49,5% de la población total, lo que supone un crecimiento de tres décimas en comparación con el mes anterior.
Un comprador europeo paga actualmente un 40% más por una camiseta confeccionada en Turquía que por una fabricada en Bangladesh
Menos moda para Europa
Turquía es uno de los países que más vende a todo el mundo, especialmente en el sector textil. Según los últimos datos publicados por la Asociación de Exportadores de Textiles y Materias Primas de Estambul (Ithib por sus siglas en inglés), las ventas de moda al exterior crecieron un 10,6% en abril. Europa ha sido históricamente el cliente principal para Turquía, aunque la dinámica se ha ido transformando durante los últimos meses.
Italia y Alemania, que son los principales clientes de la moda turca, han reducido sus compras recientemente al país y en abril cayeron las exportaciones de moda a esos dos mercados un 17,9% y un 13,2%, respectivamente. Por su parte, en Reino Unido descendieron un 16,4%. España, en cambio, fue uno de los países que aumentó sus compras de moda al país, con un alza del 6,9% en abril. La dinámica positiva también se ve en otros mercados como Irán, una tendencia que viven también otros países de Oriente Próximo.
Por su parte, el acumulado anual sólo muestra un desplome de las exportaciones hacia Alemania, con una caída del 6,7%. A Italia, sin embargo, Turquía vendió un 10,1% más de moda y a Reino Unido un 4,4% más. Por su parte, la misma fuente apunta que España compró hasta un 19,6% más de prendas a Turquía en los primeros cuatro meses del presente año.
Relación con España
En el conjunto del comercio español, Turquía desempeña un papel importante. El país es el proveedor número once para España con importaciones generales valoradas en 2.176 millones de euros entre enero y marzo, por debajo de Bélgica y por encima de Polonia. Sin embargo, el número es inferior a los primeros cuatro meses de 2023, cuando España compró mercancías al país por valor de 2.330 millones de euros.
Sólo en el sector de la moda, Turquía adquiere más importancia para el territorio español, la quinta posición, pero de nuevo por debajo a 2023 según el Icex España Exportaciones e Inversiones. En el conjunto de 2023, la entidad cifra las compras de moda en 2.504 millones de euros.
Por su parte, España vende moda a Turquía por valor de 975,7 millones de euros, según los últimos datos anuales, ligeramente por encima del ejercicio anterior. El país ocupa la décima posición entre los principales clientes de moda de España, por debajo de Países Bajos y por encima de Bélgica.
La moda española en las calles turcas
Los operadores españoles cuentan con gran presencia en Turquía. El gigante gallego Inditex, el primer grupo de distribución de moda del mundo, cuenta con 201 establecimientos en el país y presencia de todas sus cadenas. El país es uno de los principales mercaos de la compañía por número de establecimientos, sólo por detrás de España, México, Portugal, Francia, Italia y Polonia.
La cadena del grupo gallego con más presencia es Zara, su firma principal, con la que opera a través de 40 establecimientos. Pull&Bear, por su parte, tiene 31 tiendas en el territorio, mientras que Stradivarius cuenta con otros 30 puntos de venta. Zara Home es la cadena con menos presencia en Turquía, con una red comercial de quince tiendas.
La empresa catalana Mango cuenta con 69 tiendas en el país, todos propios. La empresa, cuyo fundador Isak Andic nació en Estambul en 1953, también concentra una gran parte de su red comercial en Turquía, siendo uno de los principales mercados internacionales para la compañía, por detrás de España, Alemania, Francia, Bélgica, Rusia, Suiza e Italia, según los últimos datos proporcionados por la empresa en su memoria de sostenibilidad de 2022.
Por su parte, Tendam (el dueño de marcas como Cortefiel, Pedro del Hierro, Springfield o Women’secret) no cuenta con presencia física en el territorio, aunque sí que distribuye sus productos online.