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Alice Charles (WEF): “Aunque se potencien los barrios, el retail no puede abandonar el centro de las ciudades”

La experta señala que no se puede optar sólo por potenciar los barrios más alejados y crear zonas independientes, sino que hay que aspirar a establecer una comunicación fluida entre ellos para potenciar tanto la actividad económica como la multiculturalidad.

Marta Tamayo

16 dic 2021 - 04:55

Alice Charles

 

 

 

El término smart cities es cosa del pasado y a la teoría de la ciudad de los 15 minutos flaquea. Alice Charles, con veinte años de experiencia en planeamiento urbano y responsable del área de ciudades, infraestructuras y servicios urbanos de World Economic Forum, sostiene que no se puede abandonar el centro de la ciudad para potenciar las afueras, sino que se debe buscar el equilibrio para que los suburbios no se aíslen y el eje principal de la actividad económica no pierda atractivo. Además, la experta señala que las ciudades, el primer bloque de contención contra fenómenos como el cambio climático o las migraciones, han de “empoderarse”, tener una relación más fluida con el Ejecutivo estatal y voz en los eventos internacionales, como ya han hecho en la COP26.

 

Pregunta: Cuenta con 20 años de experiencia en el sector. En este periodo ¿cómo ha cambiado la manera de pensar en las ciudades?


Respuesta: Antes, la innovación en las ciudades estaba muy basada en la implantación de tecnología. Eran empresas que se dedicaban a vender sus nuevos gadgets a ciudades que no los necesitaban. Ahora el discurso está mucho más basado en lo que los ciudadanos o la administración necesita. El Covid-19 ha provocado que se reconozcan muchos de los problemas que ya existían en la ciudad. Además, en este periodo la sostenibilidad ha dado el salto al mainstream. Otro gran cambio que he notado los últimos años es cómo la salud y el bienestar se han puesto en el centro del debate. El siguiente caso que espero ver en las ciudades es que se vuelquen en ser neutras en carbono.

 

 

P.: ¿Los cambios generados por el Covid-19 en las ciudades se van a mantener?


R.: La respuesta es sí y no. La mayoría de las reformas se van a mantener, pero hay muchas que se realizaron de forma rápida que, con el paso del tiempo, se ha visto que se hicieron de forma improvisada y hay que revisar. Hay que hacer el trabajo de revisar la legislación y adaptarla.

 

 

 

 

P.: ¿Qué recorrido tienen algunas políticas que han ganado notoriedad en el último año cómo la Ciudad de los 15 minutos?


R.: La teoría de Carlos Moreno no es nueva, Melbourne lleva tiempo con su proyecto de ciudades de veinte minutos. A grandes rasgos, la teoría busca que en todos los barrios cuenten con las infraestructuras necesarias como comercio, escuelas, negocios o centros de salud. La teoría ha ganado mucha fama, pero también se la puede observar desde una visión crítica. Para empezar, si vives en un barrio de poca densidad y alejado del centro se te aleja y desconecta. Por lo que, si vives en un barrio de bajos servicios la Ciudad de los 15 minutos te segrega más que integra. Por otro lado, no crea un centro financiero. Las ciudades necesitan un centro vibrante que genere actividad económica, desarrollo e intercambio cultural, y el proyecto de Moreno apuesta por diversos diseminados. Al final, si se apuesta por adoptar el modelo de los quince minutos hay que saber balancearlo para que además de distribuir servicios se revitalice el centro de la ciudad en la época post Covid-19.  

 

 

P.: ¿Los barrios especializados forman parte de ese futuro?


R.: Los barrios de oficinas, desde luego. La oficina no está muerta por la regla de las tres C: cultura, compañeros y colaboración. Estos son los principales motores de la innovación, así que no podemos permitirnos prescindir de los barrios de oficinas. Sí que creo que vamos a ir hacia modelos híbridos y flexibles y que ya no pasaremos tanto tiempo en la oficina.

 

 

P.: ¿Cómo serán de las zonas comerciales?


R.: Para mirar el futuro del retail hay que mirar países que ya han evolucionado hacia un consumo más digital, como China o Hong Kong. Aunque hayan explotado el ecommerce, siguen teniendo locales, porque con ellos potencian la parte experiencial de la compra. Cuando compramos online, una gran cantidad de objetos se devuelven, porque no tenemos la oportunidad de probarlos. Quizás cae la afluencia a algunos centros y las compañías optan por cerrar tiendas porque no necesitan tantas, pero lo que realmente va a cambiar es el tipo de retail. Los operadores tienen que optar por hacer tiendas más experienciales, sin embargo, vamos hacia una integración entre el offline y el online.

 

 

P.: Si tuviera que abrir una tienda en una ciudad, ¿dónde lo haría?  


R.: Creo optaría por la zona de la ciudad que tuviera más afluencia. Aunque si el producto que estás vendiendo va dirigido a un núcleo de población muy concreto, entonces puedes afinar más y dirigente donde más lo frecuenten. Sin embargo, las grandes tiendas las ubicaría siempre en el centro de la ciudad.

 

 

 

 

P.: ¿Tienen futuros conceptos como las ciudades dormitorio?


R.: Estos núcleos van a seguir existiendo, aunque requerirán salir de la ciudad para comprar productos especializados. Este tipo de ciudades seguirá contando con tiendas que ofrezcan productos más genéricos. Aunque se potencien las ciudades secundarias o barrios de las afueras no se puede abandonar el centro de la ciudad, tiene que seguir siendo indispensable.

 

 

P.:¿Qué reformas deben emprender las ciudades para alcanzar la neutralidad en carbono?


R.: Un tema que no se puede obviar es reducir las emisiones del sector inmobiliario. Existe una gran oportunidad si optan por construir pensando el largo plazo. Se puede mejorar mucho si se aplica esta máxima a las viviendas sociales, que tradicionalmente están más envejecidas. Además, es algo que se debe trasladar más allá de la vivienda. Los inversores deben que tener en cuenta los criterios de ESG para invertir en activos inmobiliarios, aunque esto es algo que ya está sucediendo.

 

 

P.: ¿Y más allá del inmobiliario?


R.: Un gran factor sobre el que trabajar es el transporte urbano. Durante la pandemia, mucha población le ha cogido miedo al transporte público y tenemos que hacer que todos estos usuarios regresen. Además, se ha de incentivar los transportes eléctricos. Aunque lo más complicado es descarbonizar las fuentes de energía de la ciudad. Sin embargo, nada de esto tiene sentido si no se cuenta con un plan urbano que constituya una estrategia.

 

 

 

 

P.: ¿Es indispensable ser una smart city para cumplir con estos objetivos?


R.: No me gusta este término. Se remonta a cuando el core de las reformas urbanas se basaba en aplicar tecnologías. Ahora el centro es el ciudadano. Claro que podemos usar tecnologías como el big data para analizar algunos espacios o tecnología para requerir menos energía, pero no es el centro de la reforma, así que ese nombre deja de tener sentido. Aun así, la ciudad necesita una estrategia digital, para aprovechar al máximo las herramientas que se le brindan. Por otro parte, no todas las tecnologías son útiles para todas las ciudades. No se puede gestionar igual Estocolmo que Barcelona.

 

 

P.: Para poder realizar todas estas reformas, ¿las ciudades tienen que jugar otro papel en la política con relevancia internacional y más autonomía?


R.: Es verdad que las ciudades están sufriendo las consecuencias de muchos fenómenos globales como el cambio climático o las migraciones, y, a la vez no tienen las herramientas para combatirlos. El sistema internacional, como está ideado, no da cabida a las ciudades. Otra opción en lugar de darle más poder a las ciudades es que haya una colaboración más fluida con el ejecutivo del país y que estos empoderen más a las ciudades.

 

 

P.: ¿Las ciudades tienen la representación que requieren en la toma de decisiones, como en la COP26?


R.: En la COP de París fue la primera vez que las ciudades estuvieron integradas en la agenda y en Glasgow han tenido su propio día, algo que esperemos que se mantenga en la edición del próximo año en Egipto.